Squanto fue capturado y vendido como esclavo, fue rescatado por los frailes e instruido en la fe católica. Es el héroe católico del día de Acción de Gracias
El gran héroe católico del día de Acción de Gracias: Squanto.
El día de acción de gracias en un día muy conocido en América. Es una muy bonita celebración en la que muchas familias se reúnen en torno a la mesa para dar gracias a Dios por los favores recibidos, con una gran cena en la que comparten con alegría. Pero detrás de esta hermosa fiesta se encierran aún muchas cosas que parece que el mundo moderno ha olvidado y que vale el esfuerzo traerlo al recuerdo. Hay un héroe católico del día de Acción de Gracias que muy pocos conocen.
Squanto: el héroe católico del día de Acción de Gracias.
¿Se acuerda usted de Squanto, el nativo americano que ayudó a los peregrinos puritanos en la "primera acción de gracias"? Bueno, Squanto, nuestro querido héroe de acción de gracias, era un católico muy devoto.
Su verdadero nombre era Tisquantum, sin embargo, es cariñosamente conocido por todos nosotros como "Squanto."
En 1614, Squanto fue capturado por un teniente de John Smith (¿lo recuerda?, apareció en Pocahontas). Este vergonzoso teniente intentó vender como esclavos a Squanto y a otros nativos americanos a través de España.
Sin embargo, algunos frailes franciscanos descubrieron lo que él tramaba y de inmediato "adquirieron a los nativos americanos capturados", incluyendo a Squanto.
Durante ese tiempo que Squanto permaneció con los frailes, él recibido instrucción en la fe católica y además de recibir también el santo bautismo. Siendo un hombre libre, Squanto viajó a Londres, donde se convirtió en un trabajador en los astilleros. Allí, aprendió el inglés con mucha fluidez.
Finalmente, después de un tiempo, Squanto fue capaz de regresar a su tierra natal, Nueva Inglaterra, en 1619, cinco años después que aquel horroroso suceso en el que había sido secuestrado y casi vendido como esclavo. Él Regresó solo para descubrir que su pueblo estaba siendo azotado por las numerosas enfermedades europeas recientemente importadas.
Puesto que Squanto había aprendido el inglés y lo hablaba de una forma muy fluida, de inmediato se hizo muy conocido y valioso para los nuevos peregrinos ingleses que se establecieron en Plymouth. Como un orador Inglés, Squanto enseñó a los peregrinos tareas muy útiles, él les enseño cómo fertilizar el suelo, cómo hacer crecer el maíz, y cómo ubicar los mejores lugares para pescar.
Squanto, con el tiempo, contrajo una de las enfermedades europeas. El Gobernador William Bradford describió la muerte de Squanto como sigue a continuación: "Squanto cayó enfermo de fiebre india, sangrando mucho en la nariz, la cual, los indios tomaron como un síntoma de la muerte, y en unos pocos días él murió. Él rogó al gobernador para que rezara por él, para que pudiera irse con el Dios de los ingleses al cielo, y él dejó como legado, varias de sus cosas a sus amigos ingleses, como recuerdos. Su muerte fue una gran pérdida".
Así que, recuerden hoy a Squanto y tal vez compartan esta pequeña historia durante la fiesta del día de Acción de Gracias. Oremos por Squanto, y que él pueda orar por todos nosotros.
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