La ira es una respuesta natural a posibles amenazas. Pero las personas iracundas, se hacen mucho daño y alejan a las personas que aman ¿Cómo canalizarla?
¡No te enfades tanto! Cómo canalizar la ira y la agresividad.
Hay días en los que uno amanece más propenso a enfadarse y eso conlleva dificultades. Dice Aristóteles: "Cualquiera puede enfadarse, eso es muy fácil. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y de la forma correcta, eso ciertamente no resulta tan fácil".
Canalizar la ira
Creo que a veces la mayoría de las personas pasamos demasiado tiempo enfadados por tonterías. La ira que provoca el enfado, es una emoción humana normal, si se sabe controlar y se utiliza adecuadamente.
Los niños a veces tienen auténticas explosiones de ira y tenemos, desde el mismo momento en que tengan la primera rabieta, que ayudarles a manejarlas, para evitar que vaya a más y se convierta en un hábito. La ira es una respuesta natural a posibles amenazas, creando comportamientos y sentimientos agresivos que son necesarios para sobrevivir en caso de ataque.
Cuando nos enfadamos nos llenamos de ira, se estimula nuestro sistema nervioso, se aumenta nuestro ritmo cardiaco y por consiguiente la presión sanguínea se alza y aumenta la cantidad de flujo sanguíneo en los músculos, los niveles de azúcar en la sangre y se produce fuerte transpiración. Aumentamos la producción de adrenalina, que es la hormona que se produce en los momentos de estrés ante una amenaza, y lo peligroso es que el enfadarse por cualquier cosa, se va cambiando nuestra manera de pensar.
En momentos graves en los que peligra nuestra vida, la ira tiene como único objetivo darnos fuerza para protegernos y poder sobrevivir, simplifica mucho nuestro pensamiento porque solo tenemos que saber sí algo es bueno o malo para actuar, ya que el tiempo es oro en esos momentos de peligro.
La ira daña y nos hace daño
Podemos sentirnos tristes, frustrados, celosos, enfadados, apenados, pero sí solamente elegimos la ira y la cólera, conseguiremos matar zancudos a cañonazos, dejando en el camino gritos, malas palabras, amenazas. No se razona y se actúa como sí en ello se fuera la vida, y probablemente la situación que provocó el enfado, tiene muchísimos matices y puede tener sentido en el campo de otras emociones.
Las personas iracundas se hacen mucho daño y alejan a las personas con las que vive. Es bueno hablar con alguien para buscar el camino adecuado para canalizar la agresividad, y poder ver las cosas bajo otro punto de vista. A veces lo podríamos solucionar pidiendo al Espíritu Santo nos dé dominio de nosotros mismos o, podremos desahogarnos orando, llorando un rato, hablando con un buen amigo, confesor o Terapista.