Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás, son palabras que nos anuncian en el Miércoles de Ceniza que encierra un mensaje profundo de Cuaresma
Miércoles de Ceniza: polvo eres y en polvo te convertirás.
Hace algunos años, cuando participé de la celebración del Miércoles de Ceniza y recibí mis cenizas, quede un poco sorprendido al escuchar las palabras del sacerdote: "Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás". Tuve una reacción visceral inmediatamente por estas palabras. ¡Espera! ¿Qué? ¡No! Supongo que había venido a Misa ese día para entrar en el sombrío y penitencial espíritu de la Cuaresma del Miércoles de Ceniza. Pero recibir una proclamación en mi cara de mi mortalidad fue más de lo que yo había esperado.
En esa época, yo era relativamente nuevo en la Iglesia, así es que había escuchado estas palabras pocas veces. Todavía tenían una fresca punzada para los Católicos. Pero he conocido durante toda mi vida a Católicos que se sienten inseguros por estas palabras. Aparentemente, que te digan que un día vas a regresar a la tierra, no es algo a lo que uno está acostumbrado.
El mensaje del Miércoles de Ceniza.
Y eso parece por diseño: La Cuaresma nos detiene abruptamente de una manera que los otros tiempos litúrgicos no lo hacen. Porque nada atrae tanto tu atención como alguien dibujando con cenizas en tu frente, como un símbolo de tu muerte, no menos, en la figura de un instrumento de tortura letal. ¿Entonces cuál es el mensaje?
Las palabras que acompañan el rito de las cenizas deberían sonar familiares a los católicos que conocen sus biblias. Ellas están contenidas en el castigo de Génesis 3,19 que nos fue impuesto después de que Adán comió de la fruta prohibida. Estas palabras aluden incluso en la creación del hombre en el Génesis:
"Entonces el señor Dios formo al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente". (Génesis 2,7)
Entonces, antes de que tomemos en cuenta la Caída (Pecado Original), las cenizas en nuestra frente nos recuerdan algo acerca de la condición humana.
Génesis 1,26-27 nos enseña que estamos hechos a la imagen de Dios. Esto significa que todo lo que tenemos viene de Él. Sin Dios somos polvo. Entonces las cenizas nos recuerdan que somos creaturas compuestas: llamadas del mismo polvo para fijar nuestra vista en el cielo. Hay una noble humildad en la condición humana original.
Por supuesto, con el Pecado Original, todo esto se volvió horriblemente malo. En lugar de buscar lo que es eterno e invisible, Adán y Eva se encontraron cautivados por lo temporal y visible. Ellos cedieron a las tentaciones del demonio que andaba suelto en el paraíso. En lugar de seguir su llamado divino, el primer hombre y la primera mujer se hundieron de vuelta en el polvo. Entonces fueron castigados por medio de su propio pecado, condenados a descansar en el polvo, eso significa a morir y ser sepultados en la tierra.
8 hechos interesantes sobre Miércoles de Ceniza.
El Miércoles de Ceniza nos recuerda nuestra fragilidad humana, nuestra dependencia de Dios y la necesidad de arrepentimiento y conversión. Descubre 8 datos Fascinantes sobre el Miércoles de Ceniza en este interesante video.
Las cenizas nos recuerdan que somos pecadores.
Entonces las cenizas que se imparten en el Miércoles de Ceniza, también nos recuerdan que somos pecadores y enfrentaremos el castigo de una eventual muerte.
Pero incluso en este mensaje existe una luz de esperanza. En la sentencia de muerte, los comentadores de la Iglesia primitiva vieron tres aspectos de la misericordia de Dios en práctica.
- Primero, en limitar el término de la vida en la tierra, el alcance del pecado del hombre fue correspondientemente acortado.
- Segundo, esto quiere decir que también existía un límite hacia su sufrimiento. Pero la muerte no era inmediata. Fue pospuesta, esto le dio a Adán, Eva y sus descendientes tiempo para arrepentirse.
- Tercero: Entonces las cenizas se tornaron en algo que también simboliza arrepentimiento. Esto es como Job describió su arrepentimiento después de cuestionar la justicia de Dios.
"Por esto, retiro mis palabras y hago penitencia sobre el polvo y la ceniza". (Job 42,6).
De la misma manera, Nínive después de la predicación de Jonás:
"La noticia llegó hasta el rey de Nínive, el que se levantó de su trono, se quitó el manto, se vistió de sayal y se sentó sobre cenizas". (Jonás 3,6).
En el Salmo 22, un motivo similar aplica a los humildes justos suplicando a Dios por la salvación:
"¡Oh Dios, mi Dios!, ¿por qué me has abandonado? ¿Por qué estás lejos de mi clamor y mis gemidos?". (Salmo 22,1)
"Mi garganta está seca como teja, y al paladar mi lengua está pegada. Me reduces al polvo de la muerte". (Salmo 22,16)
"Se agacharán al verlo los que al sepulcro van. Para Dios será solo mi existencia". (Salmo 22,30)
Este Salmo nos dirige hacia el Nuevo Testamento, donde los relatos del Evangelio de la Crucifixión aluden repetidamente a ella. En particular, la súplica por agua de arriba se recapitula en la sed de Cristo en la cruz (En Juan 19,28).
Las cenizas nos llevan a la cruz.
Por último, las cenizas nos llevan al pie de la cruz. Como un sacramental, las cenizas que recibimos abarcan toda la extensión de la escritura, desde Génesis hasta Jesús.
En Jesús, el significado de las cenizas está recapitulado y revertido. Adán y Eva fueron condenados al polvo cuando salieron del árbol de la vida. Pero ahora, por medio de Jesús, quien asume el polvo de nuestra naturaleza humana mortal, somos capaces, una vez más, de acercarnos al árbol de la vida.
Es difícil imaginar una mejor manera de empezar la Cuaresma que este rito del Miércoles de Ceniza, que nos recuerda nuestros orígenes y destino, nos recuerda nuestra naturaleza pecadora y la esperanza de la salvación, y nos señala hacia la crucifixión, la cual es la culminación de la Cuaresma. Así que, cuando vayamos este Miércoles de Ceniza a la Misa y nos acerquemos al altar a recibir nuestras cenizas y a escuchar esas solemnes palabras: "Polvo eres y en polvo te convertirás", podremos responder en nuestros corazones: ¡SÍ!