El hombre en el desierto nos enseña que en nuestra vida habrá momentos en los que necesitaremos fe y confianza, aunque alrededor no veamos un buen panorama
El hombre en el desierto.
Era un día caluroso y las arenas brillaban como el oro en un desierto. Andrés, que recorría el lugar, se había perdido en el desierto. No podía encontrar el camino de vuelta, y el agua de su botella se secó.
Andrés buscaba agua en todos los lugares de forma desesperada. Si no encontraba el agua pronto, moriría deshidratado.
Mientras caminaba con dificultad por el desierto, Andrés vio a lo lejos una pequeña cabaña. Al principio, pensó que era solo una ilusión. Pero siguió caminando hacia ella y, al acercarse, se dio cuenta de que era una cabaña de verdad.
Abrió la puerta y no encontró a nadie. Parecía que el lugar llevaba mucho tiempo abandonado.
Se sorprendió al ver una bomba de agua manual, que tenía todas las conexiones intactas y una tubería hasta el suelo. Entonces empezó a bombear y no había ni rastro de agua. Siguió esforzándose una y otra vez, pero luego desistió por agotamiento ¡No había agua!
Empezó a buscar en la cabaña cualquier otra fuente de agua. Entonces encontró una botella de agua escondida en un rincón de la cabaña. Estaba contento, y cuando se disponía a beber el agua, encontró un trozo de papel pegado a la botella.
En el papel estaba escrito: "Por favor, usa esta agua para poner en marcha la bomba. ¡Te garantizo que sí funciona! Cuando lo hayas hecho, no te olvides de volver a llenar la botella con agua".
Tras leer el mensaje del papel, se planteó un dilema:
- "¿Funcionará la bomba si utilizo esta agua?
- ¿Estará la bomba en buen estado?
- ¿Puedo fiarme de lo que dice esta pequeña nota?
- Si esto no funciona y es una trampa, mi última fuente de agua que salvaría mi vida se perderá por esas tuberías".
Andrés hizo una pausa de un minuto, cerró los ojos y rezó para que esto funcionara.
Luego, con un poco de temor, pero decidido, vertió el agua de la botella en la bomba y la bombeó con todas sus fuerzas, una y otra vez.
Paso el rato y Andrés se quedaba ya sin fuerzas otra vez, no sucedía nada, no salía agua; pero siguió insistiendo.
Su rostro ya pintaba en la desesperación, pero no se rindió, siguió bombeando aún con mucha más fuerza.
Pronto, Andrés escuchó un burbujeo constante por las tuberías y ocurrió el milagro: ¡Empezó a salir agua!
- "¡Qué maravilla!", exclamó con un grito.
En su rostro se reflejó un gran alivio y alegría.
Bebió el agua que quiso, llenó su cantimplora para el camino, se refrescó la cabeza, y luego volvió a llenar la botella, como indicaba la nota.
Andrés se quedó en la cabaña por un rato más, descansando en el suelo, y miró a su alrededor.
Entonces, en una esquina, vio un lápiz y un mapa que explicaba la dirección a la aldea más cercana, desde la ubicación de la cabaña. Se alegró de que su fe en la bomba de agua funcionara. Del mismo modo, creyó que el mapa le guiaría en la dirección correcta.
Entonces, Andrés escribió en el papel esto:
"Ten fe. Te garantizo que esto sí funciona".
Esto lo escribió para el próximo viajero perdido. Y guardó tanto la botella como el papel en el lugar exacto de donde había partido.
Felizmente, Andrés salió de la cabaña.
¿Qué nos enseña la historia del hombre en el desierto?
En nuestra vida, habrá momentos en los que necesitaremos fe y confianza, aunque a nuestro alrededor parezca que no hay salida, y todo se mire vacío y desolado.
En el momento en que comencemos a creer, y a depositar nuestra confianza en Aquel que TODO lo puede, "todo nos será dado por añadidura" (Mt 6,33), a veces sin explicación, y así, seremos "testigos de la Providencia maravillosa de Dios, que obra prodigios en nuestras vidas". (2 Co 12,12)
Todo será ordenado según el plan de Dios. Recordemos que "Dios dispone de todas las cosas para el bien de los que le aman" (Cfr. Romanos 8,28)
Una vez que tenemos fe, independientemente del resultado, debemos seguir perseverando por conseguirlo, poniendo todo de nuestra parte, pues es "Dios quien completará nuestras fuerzas". (Isaías 40,29)
¡Ánimo! Persevera y ten fe, al final, como aquel hombre en el desierto, conseguirás una gran recompensa ¡Y seguro que conseguirás más de lo que has pedido! Paz y bien para tu vida.