Los estándares de éxito de Dios son diferentes de los estándares del mundo y es éxito verdadero ¿Cuáles son los estándares de éxito de Dios?
¿Qué significa tener éxito? Cuando hablamos de tener éxito o sobre una persona "exitosa", generalmente el mundo te habla sobre grandes logros materiales o de alguien que tiene miles de millones en su cuenta bancaria, alguien que es autor de varios bestsellers, o tal vez alguien que está a cargo de toda una nación.
Pero si abordas a las personas y les preguntas sobre una definición convencional sobre lo qué es el éxito en su entorno, muchos te dirán que esos logros materiales no son lo que los hace sentirse realizados.
Estas 7 cosas que te mencionará a continuación se asocian generalmente con la visión del éxito del mundo:
- Prosperidad financiera: tener suficiente dinero para poseer todo lo que deseas y cuidar de los demás. Para muchas personas, este es el único estándar de éxito.
- Popularidad y favor: Esto puede venir a través del atractivo físico, la personalidad, el talento o algo más. La gente venderá sus almas para que les guste.
- Poder e influencia: esta es la autoridad social, financiera o espiritual para hacer lo que quieres o proteger a las personas que te importan. El éxito viene de rango.
- Felicidad relacional: Amar a los demás y ser amado, en una relación segura y significativa, es algo que todos desean.
- Intelecto y educación: para muchas personas, su definición de éxito personal es tener un alto coeficiente intelectual y alcanzar un nivel de educación impresionante.
- Dotación: Esto significa tener dones artísticos, deportivos, musicales u otros dones creativos que reúnan el aprecio de los demás. Estos regalos hacen que la gente se dé cuenta.
- Fuerza y seguridad: Esto significa vivir en un ambiente seguro y pacífico y tener la capacidad de preservarlo y mantenerlo.
Cuando observe estos 7 estándares de éxito mundanos, tenga en cuenta que cualquiera de ellos se puede usar con rectitud. Todos ellos pueden ser buenos. Pero también puedes tenerlos y ser un fracaso total.
Él éxito verdadero
Considera a Jesús. Él no era popular. Él no era rico. Para los ojos del mundo, fue un fracaso. Pero nunca habrá nadie en la tierra tan exitoso como el Señor Jesucristo.
Los estándares de éxito de Dios son diferentes de los estándares del mundo. ¿Cuáles son los estándares de éxito de Dios?
1.- Una relación personal con Jesús.
Si conoces a Jesús, entonces ¡ya alcanzaste el éxito! Estás en camino al cielo. Lo has logrado por toda la eternidad.
Si no conoces a Jesús, no me digas que eres exitoso. No me importa la cantidad de títulos que tengas ni la fama o riqueza que tengas. Esas cosas no importan eternamente. Lo único que necesitas para tener éxito es tener una relación persona con Jesús, aceptarlo como Dios y Señor y vivir sus mandatos.
2.- Tu verdadero propósito
El segundo estándar involucra el propósito de tu vida. ¿Estoy viviendo para Dios o para mí? El propósito es más valioso que el ingreso.
Las personas más satisfechas y felices no siempre son aquellas cuyas carreras les ganan un montón de dinero.
El mundo te dice que debes elegir una carrera basada en lo que hace para tu cuenta bancaria. Pero algunas personas eligen una carrera que les encanta, o una carrera que Dios les ha llamado a los oficiales de policía, bomberos, maestros o ministros. Pueden estar ayudando a las personas o viviendo de otra manera sus vidas para Dios. Eso es tener éxito.
3.- El trato hacia los demás
El tercer estándar de éxito es cómo tratamos a las personas.
En Mateo 25,40, Jesús dice que cada vez que ayudamos a algunas de estas personas: (los enfermos, los hambrientos, los encarcelados, los desnudos, los sedientos o los marginados), estamos ayudando al Señor mismo.
A los ojos de Dios, el éxito significa tratar a las personas con compasión, misericordia y amor. Este tipo de trabajo no se hace para ganar riqueza o popularidad, sino para servir a un Rey y un reino. El éxito dentro de ese reino no es lo mismo que el éxito en este mundo.
Muchos de nosotros necesitamos cambiar nuestra opinión acerca del éxito verdadero.
¿Estamos persiguiendo el éxito mundano, o estamos tratando de lograr el éxito a los ojos de Dios?