Antes de juzgar a los demás, debes seguir estos consejos para no condenar a las personas. Usualmente, todos necesitamos más amor en momentos que menos lo merecemos
Antes de juzgar a las personas considera estos sabios consejos.
Considera estos consejos antes de juzgar a los demás. Todas las personas nos merecemos un poco de consideración. Es común juzgar a las personas basándonos solo en lo que vemos, pero nunca es correcto hacerlo. Pero, antes de dar ese paso del juicio, debes tener presentes muchas cosas y aquí queremos darte algunos consejos al respecto.
Tal como Jesús nos enseñó, somos tan rápidos para ver los defectos en los demás, que nos cegamos a ver los propios. Juzgar sin conocer no está bien. Antes de juzgar a los demás, debemos hacer un ejercicio de revisión interior y exterior.
No es nuestro trabajar juzgar a las personas.
No podemos andar por la vida señalando a los otros, viendo el más mínimo error en los demás para inmediatamente atacarles y echarle por los suelos. No es nuestro trabajo el juzgar a las personas, juzgar los motivos o el corazón de cualquier persona; porque incluso cuando lo hacemos, no podemos hacerlo bien porque no conocemos lo que pasa en la vida de la persona.
["Es fácil juzgar a los otros, pero se va adelante por el camino cristiano, solo si se tiene la sabiduría de acusarse a sí mismo", Papa Francisco, homilía en la Casa de Santa Marta, el 2 de marzo, 2015]
Antes de juzgar a los demás, debemos comprender la naturaleza de ciertas actitudes que pueden ser consecuencias de heridas de la infancia no sanadas. Te nombro algunas, por ejemplo:
1. El niño indefenso.
Detrás de un hombre engreído con actitud a la defensiva, usualmente se encuentra un niño indefenso que fue hostigado, quien se prometió a sí mismo no volver a permitirlo cuando fuera grande, ni volver a ser una víctima otra vez.
2. La niña abusada.
Detrás de una mujer que exhibe sus atributos físicos y su sexualidad, usualmente se encuentra una niña que fue ignorada, abusada o con falta de amor en su vida, a la que le atormentan pensamientos de quedar sola o no ser deseada.
3. El niño que vivió la extrema pobreza.
Detrás de un empresario avaricioso, usualmente se encuentra un niño que creció pobre y experimento la impotencia que la pobreza implica y que se prometió a sí mismo no volver a sentirlo o vivirlo otra vez.
4. El niño al que hicieron sentir tonto.
Detrás de un intelectual arrogante que se cree sabelotodo, se encuentra un niño o niña que se sintió todo o estúpido en la escuela, o impotente en otras áreas, que ahora quiere esconderse detrás de una careta de intelecto o grados académicos para retomar el control de su vida.
5. El niño miedoso.
Detrás de un criminal rudo, usualmente se encuentra un niño miedoso que creció rodeado de crimen, con una vida rota de la que no encontró salida para escapar esa suerte.
Obviamente, el dolor del pasado de una persona no justifica el pecado presente. Pero, antes de juzgar a esa persona, el hecho de conocer un poco más de su historia nos permite tener compasión y evita la tentación de hacer un juicio duro o injusto.
Consejos para antes de juzgar a los demás.
Para ahondar un poco más sobre cómo frenar este mal hábito de juzgar a las demás personas, quiero comentarte un ejemplo real y poderoso para dar ejemplo a lo que quiero decir:
Mi tía Laura es una de las personas más amables que puedes conocer. Tiene una alegría contagiosa y su risa inunda la habitación desde el momento que llega. Yo siempre sonrío al pensar en ella. Ella se da a querer a cualquiera que puede conocerla, pero no siempre fue así.
De hecho, hubo un momento muy duro en su vida, en donde nadie hubiera podido conocerla como la persona alegre y cariñosa que hoy es. Hace algunas décadas, ella fue adicta a la heroína, estuvo presa y tuvo relaciones disfuncionales con varios hombres muy peligrosos. Antes de juzgar sus actos, te sugiero comprendas la situación.
Si alguien la hubiera conocido en ese momento de su vida, probablemente le habría sacado la vuelta en la calle. Nadie hubiera querido acercársele. La hubieran juzgado como "adicta" y "criminal", y en la superficie, el juicio hubiera sido correcto, pero hay algo más en su historia de lo que se podía apreciar a simple vista.
Estoy seguro de que, antes de juzgar sus decisiones, su perspectiva cambiaría si conocieran más sobre ella. No siempre fue una adicta, de hecho, el tiempo oscuro en su vida quedó determinado por un momento decisivo, un día que cambió su vida para siempre. Yo solo tenía cinco años, pero lo recuerdo como si fuera ayer. Lo recuerdo porque fue el primer día en que vi a mi padre llorar.
La tía Laura y su familia estaban disfrutando de un hermoso día de verano en un lago. Su hija, Tina, se asomó a un lado de la barca en que se encontraban para observar el agua, cuando se resbaló y cayó al agua.
Su padre, mi tío Dean, escuchó cuando ella cayó y por instinto hizo lo que cualquier padre hubiera hecho: sacó el valor de dónde no tenía, se aventó detrás de ella. Ninguno de ellos sabía nadar, por lo que ambos se ahogaron ese día.
Unos días después se realizó el funeral, tan desgarrador, que quisiera que ninguna familia tuviera que pasar por ello. El tío Dean y Tina fueron colocados en el mismo ataúd, y cuando mi tía vio el cuerpo de su esposo sosteniendo al de su hija, algo dentro de ella se quebró. Era el tipo de dolor que ningún corazón humano puede resistir.
Después, cuando ella decidió insertar la aguja de la droga por primera vez, no lo hizo para sentirse drogada, sino que lo hizo para adormecer su dolor. Ahora, ¿Su tragedia justifica su pecado? No. Pero conocer su historia cambia la perspectiva, ¿No es cierto? Por eso, antes de juzgar la vida de una persona, debemos conocer, comprender, amar.
Las personas que más sufren merecen nuestra comprensión.
Siempre es un error pecar y nunca debemos justificar nuestros pecados ni los de cualquier otra persona, pero, historias como las de mi tía Laura, nos recuerdan que las personas que más sufren en este mundo merecen nuestro amor y comprensión, no nuestro juicio. Necesitan nuestro apoyo, no nuestra condena.
Fue la Madre Teresa de Calcuta quien conmovedoramente dijo: "Es imposible juzgar a alguien y al mismo tiempo amarlo".
Ten compasión para no juzgar a las personas.
Por lo tanto, la próxima vez que veas que alguien se comporta de la peor manera en que resulta imposible amarlo o amarla (Y todos lo hemos sido alguna vez en nuestra vida), trátalo con compasión. Antes de juzgar a las personas, piensa, medita y ten compasión primero.
"Las personas usualmente necesitan más amor en los momentos en que menos lo merecen".
Oración para no juzgar.
Quiero dejarte ahora esta pequeña oración para que se aplique antes de juzgar a las personas, no juzgar ni condenar a los demás, que también sirve de meditación. Haz un pequeño espacio en este momento y date la oportunidad de escucharla.
Señor mío y Dios mío, quiero que, en este momento, me llenes de toda tu fuerza y de todo tu amor, para que así, ayudes a mi corazón a que sea más misericordioso, más compasivo, más piadoso.
Ayúdame, querido Dios, a frenar esos pensamientos volátiles de juicio que a veces nublan mi mente. Ayúdame a tener sabiduría para no juzgar a los demás a la ligera.
Que antes de juzgar a alguien, primero ayúdame a tomar conciencia de que, todos, somos preciosos a tus ojos y que, todos podemos resbalar en algún momento.
Ayúdame mi Dios, a mantener un corazón misericordioso, abierto y piadoso, un corazón noble, rápido para la empatía, lento para el juicio. No quiero asumir razones por los demás. No quiero darle peso a suposiciones.
Libérame, Señor, libérame de la tentación de juzgar a los demás sin siquiera darles una oportunidad de justificación. Todos cometemos errores, todos caemos. No puedo juzgar por lo que veo, por lo que puedo suponer, o por cómo creo como fueron las cosas.
Ayúdame, querido Señor, ayúdame a tener un corazón manso y humilde como el tuyo, un corazón lleno de bondad, de misericordia, apacible. Que vea siempre el bien en los demás, sin juzgar, sin condenar. Amén.
Cómo hacer para no juzgar a las personas.
Antes de juzgar a los demás, lo que hay que hacer es amar, amar y amar. Pedir a Dios la gracia de un corazón humilde, un corazón piadoso. Llenarse de empatía, ponerse en el lugar del otro.
No nos corresponde juzgar a los demás, arreglarlas o cambiarlas. Solo podemos amarlos y confiar en que Dios obrará en ellos para hacer el resto. Antes de juzgar a las personas, ámelas y tenga mucha compasión. Concédeles el beneficio de la duda acerca de su situación y, considere los consejos que acaba de recibir.
Recursos sobre juzgar a los demás.
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Oración para liberarse de la tentación de juzgar y condenar a los demás
Juzgar, es una cosa que hacemos con mayor frecuencia. No debemos hacerlo. Oración para no juzgar a los demás, jamás señalar ni condenar
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Nunca juzgar a una persona antes de tiempo
A veces somos rápidos en opinar y juzgar sin conocer la realidad. Cultivemos la prudencia y misericordia. No juzgues a nadie antes de tiempo