No menosprecies el poder de Dios, su amor y la fuerza de su gracia contra el mal, es la armadura de Dios para proteger a tus hijos de todo peligro y mal
¿Amas a tus hijos? Cúbrelos con la armadura de Dios y protégelos.
¿Amas a tus hijos? Todo padre y madre ama a sus hijos y debe buscar protegerlos, pero ¿Quieres protegerlos en verdad? Cúbrelos con la armadura de Dios, con la poderosa presencia de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. La Armadura de Dios es para todos los cristianos, incluso para nuestros hijos pequeños.
Los Padres que ama sus hijos debe buscar, no solo su bien físico y personal, sino también su bien espiritual. Debe buscar protegerlos de este mundo que busca hacerlos perder entre tantos caminos de sombras y de confusiones.
El demonio quiere a tus hijos, está sediento de ellos. Él sabe que si ustedes como padres se descuidan, meterá sus garras para desviarlos del propósito de vida que Dios ha planeado para ellos.
Cubre a tus hijos con la armadura de Dios.
Extraído del Blog personal de Luis Enrique Ascoy, te invitamos a que hagas de esta información una perla preciosa que guardes siempre a la vista para aplicarlo en todo momento de tu vida y el de tus hijos.
Este año cumplimos con mi esposa Lida, 23 años de matrimonio y desde que nacieron nuestros hijos no recuerdo un solo día que haya pasado sin que ella los bendiga a ambos, ya sea antes de salir de casa o al momento de enfrentar algún reto, tarea o emprendimiento.
En persona, por teléfono y hasta por Skype la he visto o escuchado repetir las palabras de San Pablo una y otra vez con el mismo fervor y sinceridad: "Revístelo Señor con tu armadura, con el casco de la salvación, el cinturón de la verdad, el escudo de la fe, la coraza de la justicia, el calzado por el celo del Evangelio y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios, amén" (Efesios 6, 10-18).
Simultáneamente, al pronunciar estas palabras, les hace la señal de la cruz en la frente con la cruz de San Benito que tenemos en casa.
Mi formación pastoral racionalista me llevó inicialmente a menospreciar este gesto de mi esposa, viéndolo como una simple costumbre religiosa que yo debía aceptar por amor a ella, pero nada más.
Sin embargo, una y otra vez he sido testigo de la amorosa protección de Dios en mi familia y resulta imposible asociar ello a esta persistente plegaria de amor de mi esposa para con nuestros hijos.
Hay muchas formas de bendecir a los hijos y de hecho la única condición es que la plegaria sea sincera.
La bendición hacia los hijos.
Sin embargo, me permito sugerir a los padres de familia que usen este texto de Efesios para bendecirlos, ya que resulta bastante completo.
- Cuando invocamos al casco de la salvación, le pedimos que los proteja de toda tentación que venga por el intelecto (ideas, conceptos, pensamientos, recuerdos, etc.).
- Si pedimos el cinturón de la verdad para ellos, pedimos que tengan la firmeza de mantenerse en sus convicciones, ante quienes siembran la duda con el chisme, la presión social, la mentira, el bullying y la confusión.
- Invocando al escudo de la fe, pedimos que los proteja de los "dardos incendiarios" del maligno, vale decir aquellas maledicencias, rencores, odios, y todo ocultismo dirigido contra ellos.
- Cuando invocamos la protección de la coraza de la justicia, estamos pidiendo que sea preservado su corazón y sus sentimientos.
- Cuando pedimos que sean calzados con el celo del Evangelio, pedimos que no retrocedan en su FE, sino que avancen en ella. En la época de Jesús, los soldados romanos usaban zapatos con púas para afirmar los pies del combatiente al suelo y nunca retroceder.
- Finalmente, cuando invocamos a la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios, pedimos que nuestros hijos se alimenten de ella y que esto se refleje en su forma de ser, de hablar, de conducirse en la vida, de tal manera que sean siempre vencedores ante la tentación y el mal. Nótese que la espada es la única arma de ataque de la armadura de Dios. No es casualidad que el laicismo busque antes que nada, quitarnos la posibilidad de usarla para defender nuestras opiniones.
Una madre de familia desesperada conversó con nosotros en nuestra Librería Tenax. Nos contó el drama que vivía con sus dos hijos adolescentes y nos preguntó ¿Qué puedo hacer por ellos? Nosotros le dijimos: "Lo primero es orar fervientemente por ellos y bendecirlos todos los días".
Ella puso cara de incredulidad y nos dijo: "Si, si claro, pero no conocen a un psicólogo".
Si seguimos menospreciando el poder de Dios, su incondicional amor y la fuerza de su gracia que vence todo mal, difícilmente veremos su providencia reflejada en nuestra familia. Si amas a tus hijos (y sabemos que sí) y quieres protegerlos de verdad, no dudes en entregarlos al poder celestial, encomiéndalos en las manos de María y cúbrelos con la armadura de Dios.
Oración de protección por los hijos.
Padre amado, te agradezco por habernos dado la oportunidad de compartir el Don de tu Presencia en nuestras vidas.
Sabemos que, cuando te invitamos a que formes parte de nosotros, Tú gentilmente irrumpes en nuestro hogar y nos das tu protección y consuelo. Tú has prometido que, si te buscamos con todo el corazón y te hacemos nuestro único Señor, ordenarás a tus ángeles que nos vigilen (Salmo 91,9-12) Conociendo esto, te invito a que vengas a mi casa, que le des protección a mi familia, sobre todo, ruego para que protejas a mis hijos a lo largo de sus días. Cúbrelos con la armadura de la salvación, por detrás y por delante y deja caer tu mano que todo lo alivia sobre ellos.
Señor, no permitas que les pase nada malo. Aléjalos de todo mal. Mantén a cada uno de mis hijos a salvo bajo Tus alas y protégelos de cualquier circunstancia, amistad o malos deseos, que pretendan hacerles daño o conducirlos la ruina. Quédate cerca de cada uno de mis hijos, cúbrelos con Tu favor. Te pido que ablandes sus corazones y los hagas mansos para que puedan hacer de ellos una morada preciosa para Ti.
Protege a mis hijos en todos los caminos; en sus salidas y en sus entradas, a su derecha y a su izquierda. Protégelos de las enfermedades de la mente, del cuerpo, de los accidentes, de los depredadores y de los malhechores. Unge a cada uno de mis hijos con Tu favor y protección, dejándolos descansar seguros en tus manos.
O Señor de misericordia, dales a mis hijos sabiduría, para que tomen una dirección clara en hacer tu voluntad, para que puedan permanecer bajo tu protección. Dales la sabiduría para saber cuándo deben huir de un posible daño, tanto físico como espiritual.
Que la sangre de Jesús sea derramada sobre cada uno de mis hijos, cubriéndolos mientras caminan a través de este día y cada día de sus vidas. Trinidad Santa, un solo Dios, por la Inmaculada Concepción y en el Nombre de Jesús, que está sobre todo nombre, te lo pido. Amén.
Sobre los hijos.
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