En el Evangelio, Jesús nos ha dicho que somos sus amigos, por eso Él quiere trabajar en armonía con nosotros, inspirándonos a la santidad
En el Evangelio escuchamos un mensaje único y especial de Nuestro Señor:
"Los he llamado amigos". (Juan 15,15)
Jesús nos dice claramente que no somos esclavos, sino sus amigos. Él no quiere vivir en conflicto con nosotros, luchando para convencernos de que sigamos su Palabra.
Él quiere trabajar con nosotros como un verdadero amigo, inspirándonos a ser mejores personas, más santos cada día, y caminando junto a nosotros.
¿Por qué llamamos amigo a Jesús ?
¿Le damos la bienvenida a su compañía y orientación, nos deleitamos en su presencia y estamos en contacto permanente con Él? ¿O lo ignoramos cuando se ofrece a caminar junto a nosotros?
Probablemente todos hemos tenido la experiencia de querer ser amigo de alguien y ser rechazados por esa persona, o llegar a la conclusión de que esa persona no se siente igual con nosotros. Nadie puede negar que es una situación dolorosa.
Cuando le hacemos eso a Jesús, Él no se rinde, como podríamos hacerlo nosotros, sin embargo a menudo se entristece, no es lo que esperaba de nosotros. Cuando nos llama por nuestro nombre y nos ofrece su mano ¿lo ignoramos o solo la tomamos a medias?
Tómate un momento para reflexionar sobre estos tres consejos que te ayudarán a mejorar tu relación personal con Jesús y a ser un buen amigo también para Él.
1. Respóndele.
¿Odias cuándo alguien no responde tu mensaje o llamada de teléfono, o un mensaje en Facebook? Cuando tratas de mantenerte en contacto con un amigo, se vuelve frustrante si nunca responde.
Obviamente la gente comete errores y honestamente se les olvida responder, pero eso no cambia la forma en la que se siente si llamas a alguien y no te escuchan o te ignoran.
Sé un verdadero amigo de Jesús y respóndele, cuando te llame a través de la Gracia (en los sacramentos, en un encuentro con otra persona, en un necesitado que te pide ayuda o cuando te invite a contemplar la naturaleza y despegarte de tantas distracciones para tener un rato de intimidad con Él), respóndele con una oración.
2. Toma la iniciativa.
Es quizá igualmente frustrante, aparte de no conseguir que un amigo te responda, ser el que toma la iniciativa siempre.
Como nosotros somos imperfectos, después de un tiempo nos damos por vencidos con amigos que nunca vienen a nosotros.
Jesús no se da por vencido con nosotros, pero si realmente queremos llamarlo amigo, debemos tratarlo por lo menos tan bien como nosotros esperamos ser tratados por nuestros amigos.
Tómate un momento para hablar con Jesús, incluso si no has escuchado su llamado a través de la Gracia, Él siempre está esperando y deseando saber de ti.
3. Preséntalo a otros
¿Escondes a tus amigos unos de otros o los presentas con orgullo entre sí? Si realmente amamos y nos deleitamos con nuestros amigos, también queremos que otros disfruten y se deleiten con ellos, queremos compartir su maravillosa compañía con las otras personas que amamos.
¿Es Jesús diferente? Como un buen amigo, quisieras compartir las cosas hermosas de la vida con Él y que los demás aprecien lo bueno que es, si lo mencionas de vez en cuando se produciría la oportunidad de presentárselo a los demás.