Hay 3 formas de abrir el corazón y estar en oración para celebrar la Fiesta de la Navidad y así contemplar el rostro de Dios que por amor se acercó a nosotros
3 formas de abrir el corazón y estar en Oración para Navidad.
¿Quieres crecer con verdadero espíritu de oración mientras esperas la llegada del Niño Jesús? Considera estas 3 formas de abrir el corazón y estar en oración para Navidad para así contemplar el Rostro de ese dulce y Divino Niño Jesús que ha querido venir a nuestro encuentro y que se quiere quedar para siempre con nosotros.
El tiempo de Adviento es similar al de Cuaresma, ya que es un tiempo de espera y preparación. Es un tiempo en el que estamos llamados a practicar un buen examen de conciencia y a preparar nuestros corazones para recibir al Señor en la Navidad.
El Adviento es la estación de la santa espera, caracterizada no por la ociosidad ni por la paz, sino por una actitud de humilde rendición al Señor y por la esperanza viva y activa. Es una tiempo para los que meditan las enseñanzas de Dios, un tiempo para los soñadores, para los poetas.
Estar en oración en Navidad.
Dentro de todo el ruido exterior que se nos avecina en estos días cercanos a la Navidad, debemos encontrar un tiempo para alimentar nuestro espíritu, fortalecer nuestro interior con la oración y permanecer en estado de vigilia silenciosa y de recogimiento esperando la Navidad, la llegada de El Salvador a nuestros hogares y a nuestras vidas.
No es sencillo buscar momentos de silencio en esta fecha, pero de seguro que, hasta una corta y sencilla oración que hagas en tu hora de almuerzo, en la cocina, mientras haces la cola para pagar en el supermercado, si que te ayudarán a mantener esa conexión con Dios y estar en oración en Navidad.
El Adviento es especialmente un tiempo en que debemos pasar más tiempo en la oración si queremos abrir el corazón para Navidad, anticipando pacíficamente la venida de Jesucristo. Queremos ayudarte a hacer eso en este momento y que puedas despertar tu alma con alegría a este encuentro con la Divinidad absoluta que ha bajado para colmarnos de grandes bendiciones en nuestra vida.
3 formas de abrir el corazón en Navidad.
Te traemos a continuación, un artículo del Padre Evaristo Sada, L.C, que te invita a hacer oración de una forma profunda, interiorizando los misterios de amor que Dios ha querido regalarnos.
1. Contemplar el misterio de la encarnación.
La encarnación del Verbo es la entrada de la presencia de Dios en el mundo y en la historia. El mundo de la carne busca a su Creador. El mundo de la Gracia busca al hombre. El Verbo encarnado es el lugar de encuentro de las dos búsquedas. La divinidad habita corporalmente en Jesús de Nazaret y así encuentra descanso la doble búsqueda.
"Se anonadó a sí mismo, tomando la forma de siervo y haciéndose semejante a un hombre." (Filipenses 2,7)
Nuestra fe se pone a prueba: "esto no puede ser", el Trascendente no puede ser tan cercano, no puede ser que se vuelva tangible, de carne y hueso, un bebé indefenso; es demasiado que Dios llegue al extremo de hacerse siervo. Tenemos aquí la prueba más convincente del gran amor con que Dios nos ama, de su incomprensible predilección por el hombre. Dios prueba su amor, el hombre debe probar su fe.
En Adviento y Navidad contemplamos el rostro de Dios que por amor se acercó a nosotros y vive en medio de nosotros. Más cercano está de quien más se acerque a contemplarle. Estar allí contemplándolo con mucho amor es acercarse; eso es lo que obra el amor: una creciente cercanía.
2. Dar posada al Redentor que ha venido.
La Redención la ha realizado Cristo con su encarnación, muerte y resurrección, pero aún debe verificarse en cada uno y eso depende de la acogida personal.
Dios nunca se impone al hombre, siempre pregunta. Dios es mendigo de la acogida por parte del hombre; se toma muy en serio su libertad. La respeta hasta el grado de verse humillado. Con paciencia, nuestro Dios sigue tocando la puerta.
La plenitud de los tiempos ya ha llegado con la venida de Cristo, pero no se ha cumplido del todo: se realiza o no en cada persona, que libremente lo acepta o lo rechaza. Lo acepta cuando permite que el amor de Dios le impregne del todo, cuando su persona se cubre con la sombra luminosa del Espíritu Santo y Él obra su transformación en Cristo, a través de una sinergia de donaciones repitiendo la historia de la Madre de Dios.
El Redentor es acogido cuando cada uno vive una vida cristiana, una vida en Cristo, no una doble vida, donde aún se reserva algo para sí, sin tomar completamente en serio la búsqueda de la santidad.
"Cuando venga Él, el Espíritu de la Verdad, los guiará hacia la verdad completa". (Juan 16,13)
La radicalidad de la irrupción de Dios en la historia por la encarnación del Verbo es la que Jesucristo pide hoy de cada uno de sus hijos por la aceptación libre e incondicional del Espíritu Santo, la ley del amor, en la propia vida. En ese sentido, Adviento es tiempo de conversión, por eso el ornamento morado en la misa:
"El Padre celestial, que en el nacimiento de su Hijo unigénito nos manifestó su amor misericordioso, nos llama a seguir sus pasos convirtiendo, como él, nuestra existencia en un don de amor. Y los frutos del amor son los «frutos dignos de conversión» a los que hacía referencia san Juan Bautista cuando, con palabras tajantes, se dirigía a los fariseos y a los saduceos que acudían entre la multitud a su bautismo." (Benedicto XVI, 9 de diciembre de 2007)
3. Adorarlo con corazón de pastor y de ángel.
"Si no te haces como niños, no entrarás en el Reino de los cielos". (Mateo 18,3)
Para entrar a la cueva de Belén hay que hacerse pequeño, como niño. Los pastores y los ángeles tienen corazón de niño. El niño tiene una mirada pura, se maravilla de todo, todo lo disfruta, es capaz de dar amor y de recibir amor con humildad y corazón de pobre.
Los pastores y los ángeles se dieron el tiempo para centrarse en lo esencial: la contemplación del hijo de Dios que habita en medio de nosotros. Los pastores dejaron sus ganados, los ángeles dejaron el cielo; todos se juntaron para adorar a Dios en los brazos de María.
Así entonces, Adviento y Navidad deben ser tiempos de más calma para pasar más tiempo junto a Cristo Eucaristía. Sí, hay que tener el valor de romper esquemas y centrarse en lo esencial. Que esta Navidad, Cristo sea el mejor atendido y el más amado. Prepara el Corazón para Navidad en Oración y enfócate en recibir al Niño Jesús con un corazón abierto y sincero.