Muchos nos preguntamos cuál es el secreto para calmar un corazón inquieto y lograr la paz a nuestra mente y alma ¡Aquí te lo tenemos!
Para calmar un corazón inquieto primero debemos preguntarnos dónde podemos encontrar la fuente de la paz. Como cristianos debemos saber esta respuesta para lograr la paz.
Esa primera noche de Pascua Jesús se le apareció a los apóstoles, escondidos en el cuarto más alto, sopló sobre ellos el Espíritu Santo y les dijo:
"Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan". (Juan 20,21-23)
En este preciso momento Jesús estaba instituyendo el Sacramento de la Confesión, dando a los sacerdotes ordenados el poder de perdonar los pecados en Su nombre. Cuan agradecidos debemos estar por el Regalo Pascual que el Señor Jesús le dio a la Iglesia y a sus miembros.
Nos gustaría animarlos a todos a aprovechar este océano infinito de la Gracia de Dios, frecuentando lo más posible este Sacramento, con una excelente preparación y con una confianza sin límites en Su infinita misericordia.
Ofreceremos cinco efectos maravillosos que el Sacramento de la Confesión puede ofrecer a tu alma cansada y fatigada. Jesús te invita.
"Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana". (Mateo 11, 28-30)
1. Gracia santificadora.
Haciendo una buena confesión sacramental, Jesús perdona los pecados mortales, a través de la persona del sacerdote, y el estado de Gracia Santificadora se reestablece en el alma. Nuestra alma vive nuevamente.
2. Un corazón humilde.
Para examinar la conciencia propia, reconocer su miseria y su oscuridad, arrepentirse y después acercarse al sacerdote y abrirse sinceramente, el corazón requiere valentía y mucha humildad.
Dios ama a los humildes de corazón.
3. Conocimiento propio.
Al acercarnos al sacramento de la misericordia de Dios, después de un examen de conciencia profundo, y una expresión humilde de nuestros pecados al sacerdote, llegamos a un mejor conocimiento de nosotros mismos.
Sabemos que hace mover nuestro reloj interno, conocemos nuestras fortalezas, pero también conocemos nuestra "criptonita"- o mejor dicho nuestras debilidades. Con este conocimiento de nosotros mismos, podemos evitar caídas morales futuras.
Los historiadores están muy conscientes de esta máxima:
"El que no conoce su historia está condenado a repetirla".
Con respecto a nuestra vida espiritual, si no sabemos por qué o cuándo, las razones detrás de nuestros pecados, es más probable que caigamos en ellos nuevamente.
Este es el círculo vicioso de repetir el mismo pecado una y otra vez infinitamente.
4. Recibir mejor la Sagrada Comunión.
San Ignacio de Loyola, quien promovía hacer la Confesión General, también hace esta observación. Después de hacer una buena confesión general, la persona está más inclinada a recibir la Sagrada Comunión con una mejor disposición.
¡Una analogía! Limpiamos las ventanas con Windex. Nota ahora como la luz del sol entra con más claridad por la ventana. ¿Por qué? La razón es simple: Los vidrios de la ventana están limpios.
El sol no tiene ninguna barrera que le permita entrar e inunda con su luz al máximo de su potencia. Por lo tanto, entre más pura el alma, ¡más abundante es la luz de la Gracia de Dios!
5. Paz de corazón mente y alma.
En la tragedia de Shakespeare, Lady Macbeth no estaba en paz y tenía que lavar sus manos constantemente. Este era un símbolo de la limpieza de su conciencia.
Mucha gente vive nerviosa, estresada, tensa, desanimada y deprimida, peor aún, no saben por qué su alma se encuentra en este estado de angustia. La razón es simple y una sola palabra: ¡PECADO!
El pecado sin confesar que se anida en la profundidad del corazón y atormenta nuestra conciencia se lleva nuestra paz interior. ¿Por qué no perseguimos esta paz interior haciendo una buena Confesión Sacramental?
Las palabras de despedida del sacerdote son las más animadoras:
"Tus pecados te quedan perdonados. ¡Puedes ir en paz!"