Conoce al verdadero San Francisco de Asís, para así entender el verdadero espíritu Franciscano. Francisco de Asís, o el pobrecito de Asís, tiene algo que enseñarnos
3 cosas que debes aprender de San Francisco de Asís.
Un santo al que he aprendido a querer recientemente es a San Francisco de Asís. Mi devoción por este santo comenzó cuando me encontraba en una tienda de libros usados y noté un pequeño volumen verde escondido en la sección de religión llamado "Las pequeñas flores de San Francisco". El título del libro realmente no le hace justicia. Contiene episodios de la vida de San Francisco, sus palabras y consejos, y una biografía por San Buenaventura.
Después de conocer a este santo, me limitaré a decir que, el verdadero San Francisco de Asís, no es para nada como el hippie, nueva era, panteísta que muchos pintan.
Él fue un hombre que nació en un hogar rico y privilegiado y que una vez soñó con la gloria en los campos de batalla, pero que, en cambio, terminó enamorándose de Dios.
Cosas que aprender de San Francisco de Asís.
Aunque podría decir mucho acerca de San Francisco de Asís, aquí les dejo unas cuantas lecciones acerca de madurez que él nos puede enseñar a nosotros, hombres del siglo XXI.
1. San Francisco fue una persona ruda.
La concepción moderna de San Francisco es sentimental y hasta cursi. Sí, San Francisco amaba los animales y escribió poesía, pero estos elementos de su personalidad en ninguna manera lo hacían una gallina.
San Francisco de Asís fue más rudo y valiente de lo que la mayoría de nosotros jamás seremos. He aquí algunas cosas que él aguantó es su vida:
- Experimentó frecuentes y debilitantes enfermedades, pero nunca falló a cantar la Liturgia de las Horas sin importar cuán enfermo estuviese.
- Sufrió de una pobre visión, y los doctores de su tiempo decidieron quemarle los ojos con fierros hirvientes para intentar solucionar el problema, así que ellos cauterizaron sus ojos.
- San Francisco de Asís era abusado física y verbalmente a menudo por aquellos que lo tomaban por loco.
- Usualmente, ayunaba por 40 días a la vez a imagen de Cristo.
- Se lanzaba a sí mismo en la nieve para luchar contra la tentación de la impureza.
- Soportó condiciones de congelamiento durante el invierno sin ropa adecuada y la lista sigue.
En otras palabras, San Francisco de Asís conoció el sufrimiento y lo aceptó imitando a Cristo Nuestro Señor.
Y en contradicción a las sensibilidades modernas, San Francisco de Asís fue tanto un predicador como un practicante de la penitencia. Sus hazañas de entereza y fortaleza nos ponen a muchos de nosotros en vergüenza.
San Francisco de Asís nos recuerda que no hay santidad sin sufrimiento. Cuando nos veamos enfrentándonos a pruebas y experiencias penosas, deberíamos aceptarlas animosamente como lo hizo San Francisco, unificándolas a los sufrimientos de Cristo.
2. San Francisco de Asís fue un hombre compasivo.
Desafortunadamente, la mayoría de los hombres no piensan que la compasión sea una cualidad viril. Pero ciertamente lo es. Los verdaderos hombres saben cómo ser fuertes, pero también saben cómo ser gentiles y tener simpatía por el sentimiento de los demás.
San Francisco de Asís sintió compasión por todos, desde leprosos hasta pájaros. Él simplemente reconoció que nuestro Padre en el cielo ama todo lo que creó, y por tal razón nosotros deberíamos hacer lo mismo también.
Si no tenemos compasión, es señal de que no poseemos verdaderamente el amor de Cristo.
Como San Francisco, mostremos compasión a quienes nos encontremos en nuestro camino, tratándolos como si fuese Cristo mismo. Miremos más allá de nosotros mismos y busquemos la comodidad de aquellos que sufren, ya sea física o emocionalmente.
3. San Francisco de Asís encontró libertad en la pobreza.
En América, la filosofía que prevalece entre los hombres es: "El que muere con más juguetes, gana".
Los hombres compran botes, casas rodantes, motocicletas, carros deportivos, aparatos electrónicos y herramientas de poder en una búsqueda para tener lo más grande y lo mejor de todo. El problema es que tener un garaje repleto de juguetes caros no trae la felicidad.
La verdadera felicidad se encuentra solamente en Dios. San Francisco sabía eso y aceptó la pobreza radical para comprobarlo.
Mientras la mayoría de nosotros no podemos renunciar a todas nuestras posesiones como San Francisco de Asís (sería tonto de nosotros hacerlo en la mayoría de los casos), podemos aún vivir de tal manera que no nos obsesionemos con las posesiones materiales.
San Francisco de Asís muestra que la clave para liberarnos del materialismo es la gratitud y la alabanza.
Deberíamos agradecer por las cosas buenas que Dios nos da, usándolas y disfrutándolas por lo que son, manteniendo nuestros corazones libres para amar y servir a Dios antes que cualquier cosa.
El verdadero San Francisco de Asís.
La gente habla de San Francisco de Asís más que nunca, ya que nuestro Santo Padre ha tomado su nombre y busca traer sus virtudes a la Iglesia. Yo te animaría a conocer al verdadero San Francisco y a entender el verdadero espíritu Franciscano.
Si no sabes dónde empezar, échale un vistazo al libro "San Francisco de Asís" de G. K. Chesterton o a "Las pequeñas flores de San Francisco" que mencioné anteriormente. En estos libros encontrarás a un hombre que hace añicos los estereotipos y que es tanto sorprendente como inspirador.
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