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Categoría: Defiende tu fe

Cuando alguien aplica lectura de manos para adivinación, afirma que hay un destino marcado, esto es incompatible con el plan de Dios ¡No se deben creer en esto!

Los cristianos no deben creer en la adivinación, tarot y lectura de manos.

La adivinación o la práctica de la lectura de manos es, por así decirlo, el intento de la búsqueda del conocimiento de cosas futuras u ocultas por medios inadecuados para nuestra alma. Detrás de eso hay un poder procedente de los espíritus malignos. Como católicos, recordamos que el primer mandamiento dice: "Yo soy el Señor, tu Dios. No tendrás ningún dios antes que yo". Consultar médiums, la práctica del tarot o recurrir a un adivino, es contrario a los planes de Dios.

Cuando se le preguntó cuál era el mayor mandamiento, nuestro Señor Jesucristo, repitiendo el precepto que se encuentra en el Deuteronomio, dijo: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas" (Mateo 22,37).

Aunque Dios puede elegir revelar el futuro a sus profetas o santos, nosotros como individuos debemos tener siempre confianza en su divina providencia. San Pablo nos recuerda:

 

"Sabemos que Dios hace que todas las cosas funcionen juntas para el bien de los que le aman, que han sido llamados según sus designios" (Romanos 8,28).

 

Aunque tengamos esa curiosidad pasajera de lo que sucederá en el futuro, anclamos nuestras vidas en el Señor, confiando en su amor y cuidado. No podemos desviarnos por rutas que parecen fáciles como la adivinación, tarot, lectura de manos, solo porque sentimos una curiosidad.

 

Papa Francisco: ¡No sigan supuestos videntes ni a los que leen las cartas!
Papa Francisco: Jesús nos ha avisado: Vendrán otros que dirán: el camino del Mesías es esto, esto ¡No lo escuchen! No los escuchen ¡No sigan supuestos videntes!

¿Por qué es malo recurrir a la adivinación?

En cierta ocasión hablaba con una amiga sobre la lectura de la mano y la adivinación del futuro. Yo decía que eso no estaba bien porque la Biblia lo dice, que nadie sabe el futuro, sino solo Dios. Y ella me dejó sin palabras porque me preguntó entonces qué pasaba con los profetas. Yo le dije que se llamaban Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel y que en ese tiempo eran especiales, pero nada más, la verdad no supe qué responder, porque si nadie sabe el futuro cómo es que la misma Biblia tiene profetas. Entonces mis preguntas son:

 

  • ¿Por qué es malo ir a sesiones de lectura de mano, adivinación, etc.?
  • ¿Por qué, si es malo, la misma Biblia nos cuenta de los profetas?
  • Las profecías que la Virgen les ha contado a algunos de sus videntes, ¿qué son?

El lugar de Dios.

Tus tres preguntas están todas relacionadas con el conocimiento del futuro. Dijiste a tu amiga que la Biblia decía que el futuro solo lo conoce Dios. Creo que esa frase requiere cierta clarificación. Lo malo de los que leen la mano no es que conozcan o que pretendan conocer el futuro. El problema es cual es el lugar de Dios en el desarrollo de los acontecimientos que implican la voluntad humana. Voy a tratar de explicarme.

Destino fijo o plan de Dios.

Cuando una persona lee la mano, afirma que sucederán ciertas cosas, es decir, dice que hay un "destino" marcado, y esta idea es incompatible con la libertad de Dios. Ese destino inmutable a la gente le interesa porque así quiere salir de dudas en cosas como si va a casarse, si vivirá mucho tiempo, si la pareja lo está engañando, y similares.

Si uno cree que hay un destino y que ese destino está así escrito, no queda lugar alguno para el plan que el amor de Dios tenga para uno. Tampoco queda lugar para la propia libertad. Si ya sé que mi destino es que mi pareja me va a abandonar, ¿para qué luchar?

La idea de un destino "escrito," o sea, implacable e impersonal, es muy fuerte en el mundo pagano. "Edipo Rey," por ejemplo, es un homenaje impresionante a esa idea. Edipo termina matando al papá y casándose con la mamá, y todos los intentos de evitar ese destino fracasan, de modo que la desgracia se consuma sobre la vida del pobre hombre. ¿Qué tiene eso que ver con la Biblia?

Si uno cree en esa idea de destino, uno no cree en Dios. El que me lee la mano me está diciendo: "No hay Dios que cambie tu vida" Por supuesto, eso es del todo opuesto a la revelación que encontramos en la Biblia.

Y hay más riesgos. En el mundo de los adivinadores siempre hay una carta en la manga. Se supone que tu destino está "marcado," pero la misma persona que te dice: "Yo veo que su pareja le está siendo infiel" de seguro tiene algo que ofrecerte: un bebedizo, un sortilegio, un encantamiento.

La adivinación es abrirle la puerta al demonio.

Adivinación y brujería van de la mano. Y cuando hablamos de brujería, hablamos de abrirle las puertas al enemigo del alma. Quizá nada es tan eficaz para darle poder al demonio que decirle que queremos lograr un objetivo "como sea."

La brujería es la idolatría de la propia voluntad; es el imperio de lo que YO quiero, o sea, exactamente lo opuesto de nuestra fe, que siempre consiste en acoger con amor lo que DIOS quiere. Entrar a las cartas y lecturas de mano es entrar en ese juego sucio, que no puede dejar limpia el alma.

La adivinación en la Biblia.

La Sagrada Escritura tiene muchas condenas a estas actividades sobre la adivinación y consultas del futuro. En el Antiguo Testamento encontramos:

 

"No dejarás vivir a una hechicera" (Éxodo 22,17).

 

"El que sacrifique a cualquier dios, excepto al Señor, será condenado" (Éxodo 22,19).

 

"El hombre o la mujer que actúe como médium o adivino será condenado a muerte por lapidación": no tienen a nadie más que a sí mismos para culpar de su muerte" (Levítico 20,27).

 

"Cuando entres en la tierra que el Señor, tu Dios, te dará, no aprendas a practicar las abominaciones que cometen esas naciones. Que no haya entre ustedes nadie que inmole en el fuego a su hijo o a su hija, ni practique la adivinación, la astrología, la magia o la hechicería. Tampoco habrá ningún encantador, ni consultor de espectros o de espíritus, ni evocador de muertos. Porque todo el que practica estas cosas es abominable al Señor, tu Dios, y por causa de estas abominaciones, él desposeerá a esos pueblos delante de ti". (Deuteronomio 18,9-12)

 

El profeta Samuel compara la rebelión con el "pecado de adivinación", diciendo:

 

"Porque la rebelión es como el pecado de adivinación, y la presunción es como la iniquidad y la idolatría". Porque has rechazado la palabra del Señor, él también te ha rechazado para que no seas rey". (1 Samuel 15,23)

 

San Pablo condenó la brujería:

 

"Se sabe muy bien cuáles son las obras de la carne: fornicación, impureza y libertinaje, idolatría y superstición, enemistades y peleas, rivalidades y violencias, ambiciones y discordias, sectarismos, disensiones". (Gálatas 5,19).

 

En los Hechos de los Apóstoles, observamos también a San Pablo condenando estos actos a través de la reprimenda que le hizo a Elimas el mago, llamándolo "hijo de Satanás y enemigo de todo lo que es justo" (Hechos 13:8), y San Pedro reprendió a Simón el hechicero, que quería comprar los poderes del Espíritu Santo para hacerse más poderoso (Leer Hechos 8,9).

Profetas vs. adivinos.

¿Y los profetas, qué? Los profetas nunca hablan de un destino marcado. Los profetas (se entiende, los verdaderos) más bien nos ayudan a comprender el querer de Dios.

Los profetas son gente de oración, o sea, gente que ha buscado con ardor y amor el querer del Señor, antes que su propio querer o incluso su propia vida. Un profeta, o un genuino vidente, son exactamente lo opuesto de un adivinador o un brujo.

Además, las profecías de los verdaderos profetas o videntes son SIEMPRE llamados a la conversión. Por supuesto, esta palabra no interesa a los brujos. Los profetas quieren que nuestras vidas sean como Dios las ha pensado y amado, y por eso el lema no es "Esto se tiene que cumplir," como si la Historia humana fuera una película de la que ellos ya vieron los "cortos." El lema de los profetas es lo que dijo uno de ellos, Ezequiel, de parte de Dios:

 

"No quiero la muerte del pecador, sino que se convierta y viva" (Ezequiel 33, 11)

La adivinación te apartará de la gracia de Dios.

La adivinación en cualquier forma es pecado, como una búsqueda corrupta de conocimiento espiritual. La práctica de la adivinación te engañará y te separará de la sabiduría de Dios. Los cristianos deben evitar todos los esfuerzos relacionados con la adivinación, incluyendo la adivinación, la astrología, la brujería, las cartas del tarot y la hechicería. El reino de los espíritus es real, y no es para nada inofensivo. Como enseñan las Escrituras, los espíritus que no son el Espíritu Santo o seres angelicales son espíritus malévolos que buscan tu destrucción.

Los cristianos no deben temer a los espíritus relacionados con la adivinación, brujería, lectura de manos; tampoco deben inquirir conocimiento de ellos. Es cierto que la sabiduría benévola viene de Dios, como dice en Santiago 1,5:

 

"Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, que da generosamente a todos sin reproche, y le será dada".

 

Recurrir a la adivinación, tratar de descubrir el futuro a través de la lectura de la palma de la mano, las cartas del tarot, o alguna otra forma de adivinación, o tratar de controlar el futuro a través de la magia negra, la brujería o la hechicería viola el primer mandamiento. En el Libro del Apocalipsis, Jesús declaró: "En cuanto a los cobardes y traidores a la fe, los depravados y asesinos, los fornicarios y hechiceros, los adoradores de ídolos y los engañadores de toda clase, su suerte es el estanque ardiente de azufre ardiente, la segunda muerte" (Apocalipsis 21,8). Tengamos cuidado entonces en donde ponemos nuestra confianza y nuestro corazón.

Adaptación y contenido agregado: Qriswell Quero, PildorasdeFe.net | Con información de extraída de: Fraynelson.com

pildorasdefe qriswell quero firma autorQriswell Quero, Venezolano, esposo y padre de familia, servidor, ingeniero y misionero de la fe. Comprometido con el anuncio del Evangelio. Creyente sólido de que siempre existen nuevos comienzos. Quien a Dios tiene nada lo detiene.

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