Que un médico desee que una enfermedad grave desaparezca sólo porque él no cree en ella, no significa que esta no existe
Con la celebración pasada del día de las Brujas (En inglés conocido como Halloween) hace unas pocas semanas, podíamos encontrar toda clase de parafernalia relacionada a las ciencias ocultas regadas en las tiendas. Esta extraña carga parece llegar más que nunca sin advertencia y sin restricciones de edad.
De hecho, hoy en día, parece no haber restricciones de ningún tipo en relación a dichos bienes. Pero es que, ¿por qué habría de haberlas? Después de todo, es una "diversión inofensiva", éste es el punto de vista de una sociedad que ve las cosas sobrenaturales, de cualquier índole, como mera superstición.
Es aleccionador, por lo tanto, que la empresa editorial Sophia Institute of Press haya re-publicado el libro "¿Falsa o Verdadera Posesión: Cómo distinguir lo demoníaco de lo demente?" (True or False Possession: How to distinguish the demoniac from the demented) de Jean Lhermitte. Si nada más, se trata de una oportuna respuesta a estos puntos de vista contemporáneos.
Originalmente publicado en francés en 1956, es el trabajo de un experto neuropsiquiatra, y más aún, el de uno que combina su conocimiento de psiquiatría con un interés en posesiones demoníacas.
Esta combinación inusual indica que Lhermitte es el indicado para hablar del tema. En muchas maneras, este libro es un complemento para otra pieza "resucitada" de la casa editorial Sophia: "¿Quién es el diablo?" (Who is the Devil?).
Este otro libro, también publicado originalmente en francés y de la misma época, explora la naturaleza y las manifestaciones del diablo en la historia; este trabajo más reciente examina casos en los que el diablo y sus legiones toman posesión de un alma.
El libro empieza con un claro reconocimiento de que el mal existe, y no sólo existe sino que opera a través del diablo y sus demonios.
Las ideas, cada vez más frecuentes a mediados del siglo XX, y algunas aún presentes entre nosotros, de que el mal es una perturbación de la mente son tratadas aquí como totalmente erróneas.
Dichas ideas son vistas por lo que son: no solamente falsas sino además peligrosas, algo similar a que un médico deseara que una enfermedad grave desapareciera sólo porque él no cree en ella.
Comenzando con el Nuevo Testamento, el autor inicia a explorar casos de posesiones antes de demostrar que dichas cosas han ocurrido y siguen ocurriendo.
Un libro tanto para lectores especialistas como para laicos maduros, éste no es un trabajo sensacionalista, sino todo lo contrario. El autor hábilmente contrarresta la credulidad ingenua con un escepticismo implacable. El resultado es un trabajo prudente, sobrio y académico, aunque uno que trata con asuntos que son todo menos eso.
Lhermitte no sólo tuvo su práctica médica civil para contribuir con su investigación, sino experiencia lidiando con sobrevivientes de lo que es definido como "histeria" inducida por los estragos de la Primera Guerra Mundial. Su libro es el trabajo de un hombre de ciencia, y, por lo tanto, como es de esperarse, un trabajo teórico ilustrado ampliamente a través de casos históricos.
En su mayoría de origen francés, son una extraña galería de eventos y personas que van desde lo fantástico a lo fraudulento, de lo bizarro a lo desconcertante. Lo único que no son es aburrido. Ya sean monjas de clausura atrapadas en una plaga de aparente posesión sobrenatural o individuos que llaman la atención por su "misticismo", mientras más páginas se lean, más claro se observa lo poco que se sabe con certeza; y, con ello, la comprensión de que en la esfera de la sospechada posesión demoníaca uno debería ser guiado por expertos en los campos respectivos de liberación espiritual y medicina.
Sin embargo, el mundo ha presenciado, y continua presenciando a aquellos que han sido aquejados. Los "desafortunados abandonados de la humanidad" como los denomina el autor. Es una frase bien seleccionada, poniendo en evidencia el vacío del mal, su incapacidad para crear, solamente capaz de destruir y de vaciar a aquellos desafortunados a los que ha atrapado en sus garras.
El autor indica que la situación de éstos se ve empeorada por la naturaleza insidiosa del mal mismo: una que puede mantenerse inmóvil o cambiar en la medida en que la familia y amistades de los afectados permanecen con la incertidumbre sobre cuánto del comportamiento expuesto es de origen demoníaco o, simplemente, una perturbación mental.
Esto es aún más complejo cuando los demonios simulan los síntomas de una enfermedad, con lo que, para el ojo inexperto, el que está verdaderamente enfermo parece poseído. Se dan ejemplos de cuando el rito del Exorcismo se ha aplicado erróneamente, solamente para empeorar las cosas.
Aquí está el problema en el corazón del libro, mismo que este trabajo ha intentado iluminar. Viendo los hechos junto con las diversas historias clínicas, se pueden discernir elementos, argumenta Lhermitte, si se ofrece orientación práctica. Este libro es una ayuda para este propósito, pero no un trabajo definitivo.
¿Quiénes fueron esos desafortunados y cuáles fueron sus historias?
Estas personas fueron hombres y mujeres que manifestaron un comportamiento extraño que parecía venir de una fuente maligna. Quién es verdaderamente aquejado, quién es un impostor, quién es una víctima o un participante voluntario, a veces está lejos de ser claro.
Hay un caso extraordinario de María Teresa Noblet, una historia parecida a una novela gótica y aún así todos sus eventos son tienen testigos y han sido documentados. Y aún más extraño, el caso de la priora del siglo XVII, Sor Juana de los Ángeles, cuyo convento de monjas se desconoce si fue un hervidero de ataques demoníacos o simplemente un caso de histeria colectiva dentro de las paredes del convento.
Adicional a este, hay otros casos incluyendo falsos estigmas, y aún más, falso misticismo, que han engañado a muchos, incluso a sus protagonistas, y uno puede empezar a tener una idea del complicado reino al que uno entra por medio de estas variadas historias. Para el observador laico, es evidente que tales asuntos rara vez son lo que parecen.
El autor hace una distinción en sus investigaciones entre los poseídos por demonios y los poseídos por el diablo. Lo último es más raro y de una naturaleza espiritual más sutil; el primero es más primitivo en sus manifestaciones.
Satanás es una entidad más disfrazada, más oscura en algunos aspectos, y por lo tanto, como resultado, más perniciosa. Para lo que este libro no tiene tiempo, es la noción vigente aún incluso más hoy en día de que los comportamientos modernos que se ven y suenan como las antiguas posesiones demoníacas solamente pueden ser explicadas a través de un diagnóstico médico. Desafortunadamente, este no es siempre el caso.
Mientras me acerco al fin de este corto volumen, mi mente se deja llevar nuevamente hacia el recuerdo de las vitrinas de las tiendas y su oferta de día de brujas. ¿Es aún diversión inofensiva?
Sólo hace unos pocos días atrás, he sido informado que recientemente el número de exorcistas diocesanos en Londres ha tenido que ser aumentado significativamente. A lo mejor, esas vitrinas de las tiendas, con su extraño brebaje iluminado en neón, no es tan inofensivo después de todo.