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Categoría: Caminando en la fe

Si Dios es tan poderoso y tan bueno ¿Por qué muchas personas no están experimentando la salvación del Señor en sus vidas?

Si Dios es tan poderoso y tan bueno ¿Por qué muchas personas no están experimentando la salvación del Señor en sus vidas? ¿En dónde se atasca el río de la Salvación que parte del costado de Cristo en la cruz?

Lo que sucede es que para experimentar la salvación, se necesita seguir una serie de pasos, pero además existen una serie de resistencias que todos tenemos. Y son esas resistencias la que están evitando que Cristo obre en nosotros.

Una persona que no tiene resistencias es como una playa limpia y clara, donde solo habita la luz, la única persona que se sabe que ha sido así es María. El resto de nosotros, tenemos el corazón lleno de resistencias y nuestro objetivo es aprender a identificarlas, para así poder dejarlas ir.

¿Qué es realmente la salvación y cómo podemos entenderla?

Podemos describir la salvación a través de una frase que está tomada de diversos sitios, en la Biblia se encuentra sobre todo en las cartas de San Pablo (especialmente en las dirigidas a los Gálatas y a los Romanos), así como también en el Catecismo de la Iglesia. La primera parte de la salvación consiste en que: Hay una necesidad profunda, esencial en mi vida, que yo reconozco pero que no puedo resolver; sin embargo sé que Dios, como un regalo de su amor, si puede solucionar, por Cristo y el Espíritu Santo tal como lo predica y lo vive la Santa Iglesia católica por siempre.

Esta frase nos revela 16 pasos para experimentar la salvación, los cuales van acompañados cada uno de resistencias propias de cada uno de nosotros para llevarlos a cabo. Para tener una vida cristiana en serio todas las resistencias deben ir siendo vencidas.

1.- Reconocer que hay una necesidad

La salvación siempre empieza con una necesidad, con un vacio, una pregunta. El primer requisito para experimentar la salvación es descubrir la necesidad, aquellos que no se sienten necesitados consideran que no les hace falta la salvación.

 

La primera resistencia para aceptar esa necesidad es que las personas se consideran ricas, en dinero, en salud, en años, en experiencia, en conocimiento, en amigos, en placeres, en poder, en belleza etc. Quienes se sienten abundantes en estas cosas, tienen una dificultad para aceptar la necesidad ya que se consideran autosuficientes, y muchas veces no son capaces de arrodillarse ante Dios. Dios en su misericordia, de tal manera anhela que alcancemos los verdaderos tesoros que, a veces nos quita falsos tesoros. Muchas veces los fracasos vienen de Dios, porque son una forma inesperada pero real de su misericordia para enseñarnos humildad, es uno de los grandes instrumentos del amor de Dios.

La segunda resistencia es que nos creemos parte del grupo de los salvados por su éxito o sus propias fuerzas, bien sea por la universidad de la que venimos, el club al que asistimos, el grupo de amigos que tenemos, nuestra raza, la familia a la que pertenecemos o el cargo en el trabajo que ocupamos. Tenemos la falsa creencia de que si somos partes del grupo de los exitosos, no necesitamos nada más, si pertenecemos a una élite elegida ya estamos salvados. La masonería es uno de los ejemplos que mejor compendia esta idea de que nos podemos salvar por nuestra propia cuenta, voluntad y propósito, por ello es que la Iglesia la ha señalado claramente como contraria a la fe. También debemos tener cuidado con ver la Iglesia Católica como el grupo de los salvados.

El Papa Francisco nos ha advertido mucho acerca de evitas las “élites” dentro de la Iglesia, pensando que porque estoy en “aquel grupo con aquel sacerdote” o en “aquel movimiento”, entonces ya somos del grupo de los especiales que nos las sabemos todas.

2.- La necesidad es profunda

Para anhelar la salvación debemos hacernos las preguntas realmente dramáticas de la vida humana, lo que en filosofía equivale a: ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Para qué todos mis esfuerzos? ¿Qué es lo que yo realmente quiero en esta tierra? ¿Qué me va a hacer falta en mi lecho de muerte? Las personas que no llegan a un profundo nivel de cuestionamiento, no sienten que necesitan salvación, porque viven perpetuamente distraídos en trivialidades.

La primera resistencia que encontramos es que se deja cautivar por la frivolidad, la superficialidad, y vivir sólo el presente: Tenemos una perpetua distracción (siempre hay una fiesta, un evento, una moda, una reunión, un concierto, siempre hay otro ruido) Nos perdemos en la distracción y nos volvemos vanos, no vamos más allá y olvidamos los cuestionamientos profundos, huimos de la inconformidad y de la trascendencia al buscar la distracción. La sociedad actual parece diseñada para frenar todo intento de reflexión profunda, siempre hay una novedad que nos distrae. En esa banalidad se nos va la vida.

La segunda resistencia es el Optimismo light: Pensar que siempre encontraremos cómo salir de  apuros, que siempre tendremos suerte y encontraremos una forma fácil de salir de los problemas, centrándonos en la superficialidad. Si de alguna forma todo se resolverá, entonces ¿Para qué hacerme preguntas profundas? Puedo pensar “yo sí creo en Dios pero no quiero ser fanático ni darme golpes de pecho, la vida me funciona así”. Cuando vivimos de esta forma y se nos presenta una tragedia entonces aparece Dios como el responsable de la desgracia, en esos momentos siempre Dios tiene la culpa. Podemos continuar en esta banalidad viviendo una fe infantil y light: no te preocupes, no le pongas tanta trascendencia, la vida continúa.

3.- Descubrir que la necesidad es esencial

Lo esencial es aquello que si se le quita a algo, ese algo deja de existir, deja de ser. Reconocer que tenemos una necesidad esencial es ver más allá de las circunstancias y problemas cotidianos, para darnos cuenta que estamos necesitando algo esencial y que es más importante que esos problemas. Darnos cuenta que hay algo que si lo perdemos, lo perdemos todo.

La resistencia que encontramos es "Creer que puedo reinventarme": Pensar que podemos cambiar por nosotros mismos lo que no nos gusta de nuestra vida, “resetearnos” e iniciar de cero, sin necesidad de Dios. Creer que podemos cambiar nuestro ser a voluntad es totalmente contrario a la salvación, ya que es tratar al ser humano como que fuese creador, no creatura. Pensar que con soluciones triviales “reprogramando nuestra mente y nuestros pensamientos” (por ejemplo la PNL) podremos cambiar nuestra vida, que podemos lograr por nosotros mismos lo que queremos, sin necesidad de Dios. La realidad es que nuestras heridas, vicios y dolores profundos, no cambiarán simplemente “reprogramándonos”

4.- Entender que esa necesidad profunda y esencial está en mi vida.

Una cosa es reconocer que hay problemas en el mundo y otra es reconocer que los problemas entran en nuestra vida, debemos entender que así como hay males en la historia, nosotros también hemos hecho mal.

La primera resistencia a esto es la "Tendencia a teorizar": ponemos el sufrimiento del mundo en un marco teórico y lo convertimos en un dato, entonces nos acostumbramos a vivir con el mal como algo presente en nuestra vida, en lugar de hacer algo para cambiarlo.

La segunda resistencia es "Creer que lo que sucede es asunto del destino, del horóscopo o de las vidas pasadas": nos convencemos de que ese es motivo del mal, y así evitamos creer que nosotros mismos podemos estar haciendo mal. Solo en el momento en que aceptemos que nosotros también tenemos algo de culpa en la mal que hay en el mundo, nos acercaremos más a Dios. La gente está convencida que ser bueno es lo mismo que no ser malo, pero son dos cosas distintas. Debemos evitar hacer el mal y sobre todo debemos intentar hacer el bien.

5.- Es una necesidad que yo reconozco.

Debemos reconocer que tenemos esa necesidad, y una de las resistencias para hacerlo es que nos embriagamos, en cosas como el licor, las drogas, el sexo, el juego, la adrenalina etc. Y si estamos embriagados entonces sentimos que tenemos momento de euforia, y por eso convertimos estas cosas en nuestros salvavidas e ignoramos el reconocimiento de la necesidad. También otra resistencia es el no conocernos, el no saber donde nos equivocamos, o muchas veces sí sabemos pero nos volvemos cínicos y no lo reconocemos.

6.- Entender que no puedo resolverlo todo.

No entendemos que hay cosas que no podemos hacer por nosotros mismos, pues nuestro ego no nos permite ver que a veces solos no somos suficiente. La resistencia es el "pensar que podemos resolver las cosas solos", y nos enfrascamos en la autosuperación. Solo en el momento en el que aceptamos y comprendemos que no podemos hacerlo solos, que no podemos tener éxito solos, que no podemos salir hacia adelante solos, es que nos acercamos más a Cristo.

7.- Comprendemos que Hay una necesidad profunda, esencial en mi vida, que yo reconozco pero que no puedo resolver

Viene la segunda etapa que es acercarnos a Jesucristo. Comienza entonces el sin embargo sé, muchas veces las personas nunca han conocido a Dios, la religión les parece aburrida, no son personas religiosa, o tal vez todas las religiones les parecen iguales. Esa actitud les impide que escuchen la voz de Dios, todas las personas tienen el deber de buscar la verdad, solía decir San Juan Pablo II, y que mayor verdad que Dios.

8.- Darse cuenta de que Dios no es parte de la vida, sino que Él es la vida.

Junto a Dios encontramos en fundamento de todo en nuestra vida, y de lo fundamental que es, que como Él no hay nadie, y allí comienza la conversión. Cuando descubrimos que Dios lleva la D mayúscula no solo en el papel, sino en la vida, amaremos de verdad. Las resistencias para aceptar a Dios están en pensar, que es contradictorio, que somos ateos o agnósticos, o que las religiones son corruptas, o violentas, o irrelevantes, o que si Dios existe no le intereso.

9.- Un regalo.

Es tan grande la necesidad nuestra y es tan grande el don que Dios nos quiere dar, que es como un regalo. Un regalo que ya esta pago, que fue la vida de Cristo sacrificada por nosotros. Las resistencias son pensar que si hay un Dios hay que sobornarlo, o que hay que estar a la altura de su perfección, o que es para unos pocos, o que nuestro pasado nos descalifica para que Dios nos atienda. Pero tenemos que entender que la salvación es un regalo.

10.- Saber que ese es un regalo de su amor.

Que no los da porque nos ama, y las resistencias en ese caso son creer que el Dios Cristiano es solamente castigo y exigencia, que nunca estaremos al nivel que pide para darnos su ayuda, y que pensamos que la vida funciona por ciclos, y que vamos a lograr salir de todo.

11.- Entender que Él sí puede solucionar nuestra necesidad.

Dios puede solucionar nuestro necesidad, nuestro vacio, el puede con nosotros, nuestro dolor no es imposible para Él, que nuestras cualidades no les impactan, pero Su solución no es necesariamente la que nosotros esperamos, Su plan es mejor que Él nuestro. La resistencia en ese caso es pensar que al universo lo rigen sus propias leyes, o la sociedad, y que Dios no tiene que ver que con nuestro problema.

12.- Cristo y el Espíritu Santo.

Entender que nuestra salvación es gracias ellos, y las resistencias allí son, pensar que si es cierto o no que Cristo de verdad existió, que no sabemos cómo es ni que dijo, y que todos los profetas son lo mismo, es el demonio hablando. Además de pensar que no necesitamos al Espíritu Santo porque la fuerza solo vendrá de nuestra voluntad y nuestro merito, así como de nuestro propio propósito y de la limpieza que hay en nosotros.

13.- La predicación.

Debemos entender que tenemos que buscar la predicación, para formarnos y aprender quien es Cristo, no podemos apartarnos de la predicación, la resistencia es entonces la pereza de ir a las reuniones de la Iglesia, el no estar interesados en formarnos, el que no nos gusta tal o cual sacerdote, catequista o predicador, pero ese es el demonio hablando.

14.- Vivir a Dios.

Necesitamos vivir a Dios, entonces allí las resistencias son pensar que la Iglesia es incoherente, hipócrita y que predica pero no aplica, por lo tanto no merece nuestra atención.

15.- La Santa Iglesia Católica.

Pensamos entonces que es mejor ser protestante y quedarse sólo con la Palabra de Dios; y no tener un pasado ni ningún humano que me pida cuentas. Claro que hay errores en la Iglesia pero no se puede negar todo el bien que ha hecho la iglesia católica, es muy fácil convertirnos a otra religión que no te pide un ajuste de cuentas moral, pero esa no es una verdadera conversión hacia Dios.

16.- Entender que todo esto es para siempre.

Y la resistencia es  que el demonio intentará volverte inconstante, pensando que me pueden convencer muchas cosas y he tenido buenos momentos pero perseverante no soy.

Debemos darnos cuenta que Dios se ha dado el lujo de buscar nuestra salvación, y que debemos abrirnos al amor de Cristo y llegar así a nuestra nueva vida.

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Transcripción y adaptación de PildorasdeFe.net, del video-reflexión realizado por Fray Nelson Medina, O.P. publicado en su Blog

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