Cuarto Domingo de Cuaresma, Domingo de Laetare: Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo Único para salvarnos, Oración Del cuarto Domingo de Cuaresma
Oración del Cuarto Domingo de Cuaresma: Amor de Dios al mundo.
Todos juntos vamos a meditar y rezar la Oración familiar para el cuarto Domingo de Cuaresma, en dónde pedimos comprensión por ese amor ofrecido por Dios Padre a nosotros, a través de su Hijo único Jesucristo. Estamos llamados al amor porque Dios es amor. Y ese amor puro debe traducirse en palabras y acciones que glorifiquen a nuestro Señor. La oración para el cuarto Domingo de Cuaresma nos revela cómo debemos aceptar el amor de Cristo y vivirlo cada día de nuestras vidas.
Tiempo de Cuaresma.
La Cuaresma te prepara para algo grande, para un encuentro maravilloso desde un corazón purificado para qué. Comienza el Miércoles de Ceniza, un día para recordarnos nuestras carencias humanas y la necesidad de un salvador, la necesidad de volver el rostro al Señor que nos llama a la conversión. Luego, termina el día antes de la Pascua, cuando celebramos el día en que Jesús volvió a la vida después de entregar su vida por nosotros.
En realidad, el Tiempo de Cuaresma comenzó como una forma de preparar el bautismo, que es la forma en que hacemos pública nuestra fe. Así, la Cuaresma prepara a los seguidores de Jesús para que acepten su debilidad humana y declaren públicamente la perfecta salvación de Cristo. Son los mejores 40 días que podemos invertir en nuestra vida espiritual.
Cuarto Domingo de Cuaresma.
En este cuarto Domingo de Cuaresma, la Iglesia nos llama a reflexionar sobre el amor de Dios. Escuchamos el discurso, según el Evangelio de Juan, de que Jesús es el Dios que da la vida a los que creen en Él. Este domingo tiene muchos nombres en la historia: Domingo del Avituallamiento, Domingo de los Cinco Panes, Domingo de las Madres, y el conocido Domingo de Laetare. Por todos estos nombres, podemos intuir que este domingo trata de la celebración de la vida y la alegría que Dios nos ha dado.
A través de la oración del cuarto Domingo de Cuaresma meditamos entonces sobre ese Amor misericordioso de Dios Padre que es capaz de hacer todo por nosotros para que volvamos a Él, incluso entregar a su Hijo Unigénito. Amor extremo de un Dios cercano.
Dios amó tanto al mundo.
Dios es "rico en misericordia" (Efesios 2,4). Su amor adquiere un significado de ilimitada incomprensión para nosotros. San Juan lo revela en detalle cuando dice: "Porque tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna". (Juan 3,16).
Dios nos prepara para algo nuevo, más allá de la simple justicia. Dios extiende la misericordia a su pueblo por medio de su hijo Jesucristo. Este Dios misericordioso es aquel que en el antiguo testamento se notaba como airada. Pero lejos de eso, el Dios del que leemos en el Antiguo Testamento nos prepara para entender a Jesucristo en su contexto.
Dios salva a su propio pueblo a través de su misericordia, llamándolo una vez más a la luz. ¿Y por qué quiere Dios esto para nosotros? Porque somos mejores cuando le damos a Dios lo que le corresponde. Somos más felices cuando rechazamos los falsos ídolos y, en cambio, vivimos en la gracia que nos ha sido concedida. Somos más nosotros mismos cuando alabamos y agradecemos a Dios. Y esto es lo que quiere revelarnos el cuarto Domingo de Cuaresma.
Oración para el Cuarto Domingo de Cuaresma.
Es el momento de aceptar a Cristo y su sacrificio de amor por toda la humanidad. Debemos dar cuenta de ese sacrificio con nuestros actos de amor. Al rezar en familia con la oración del cuarto Domingo de Cuaresma, miramos nuestro interior, reconocemos fallas y buscamos amar al Señor con todas nuestras fuerzas. A continuación, la oración para rezar en familia.
Señor mío, si yo creo verdaderamente en Ti, mi vida debe girar en torno a tu Palabra. Debo estar cargado de fe, de amor, de esperanzas alegres aún en medio de mis situaciones más difíciles. Entendiendo tu sacrificio de amor manifestado en la Cruz, seré capaz de comprender todo tu poder sanador y la grandeza que encierran tus promesas.
Oh, mi Dios, te pido que abras mis ojos a tu luz, a tu Verdad y tu justicia. Abre mis oídos a tu Palabra. Abre mis brazos a la caridad y mi boca para alabarte siempre. No quiero jamás apartarme de Ti, pues Tú eres el dador de cosas buenas. Cuando veo tu grandeza, solo veo mi pequeñez, y además, también veo el inmenso fuego con el que me quemas por dentro y pones a funcionar mi corazón.
Hoy muchos te dan la espalda, Señor, prefieren las tinieblas a la luz, muchos te rechazan y te condenan, pero Tú nos sigues amando, nos sigues esperando. Oh Padre, tanto has amado a este mundo que quisiste entregar a tu único Hijo para darnos el regalo inmerecido de la Vida Eterna. Te pido que me des sabiduría para dar solo buenos consejos con palabras de esperanza y consuelo. Que los demás puedan ser irradiados con tu luz a través de mí.
Señor, acepto tu invitación a seguirte. Dame fuerzas para luchar y dejar de lado las distracciones del mundo y volver la mirada hacia tu amor que todo lo completa. Te entrego todo de mí. Confío en tu amor que me guía. Que la fuerza de tu voz resuene en mis adentros y nunca pierda la luz de tu estrella. Amén.
Reflexión cuarto Domingo de Cuaresma.
El cuarto domingo de Cuaresma se llama Domingo Laetare. "Laetare" en latín significa "¡alégrate!". En medio de este cuarto Domingo de Cuaresma, la Iglesia nos invita a alegrarnos: "¡Alégrate, Jerusalén! Alégrate por ella, tú que la amas; alégrate con ella, tú que te lamentas por ella" (Antífona de entrada - Isaías 66,10-11). Esto se debe precisamente a esta Buena Noticia: Dios es amor, y su amor por nosotros, la humanidad pecadora, es constante, generoso y abnegado: "Porque tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo unigénito" (Juan 3,16). La compasión es la expresión más precisa del amor. Esto es lo que escuchamos en el Evangelio de hoy.
A continuación puedes meditar cada una de las reflexiones de los Domingos de Cuaresma.
Mientras seguimos nuestro camino de Cuaresma, a través de la oración para el cuarto Domingo de Cuaresma, se nos pide que consideremos lo que es esencial para nosotros en nuestra vida diaria con los demás. Recapacitemos sobre ese hermoso regalo que nos ha dado el Papa a través de su Hijo Jesucristo. Su amor es infinito, quiere que volvamos nuestros ojos a su Corazón. Al rezar en familia con esta, hacemos un llamado urgente a nuestro interior para buscar el amor de Dios en nosotros. Feliz cuarto Domingo de Cuaresma.