En el Jueves Santo, en el lavatorio de los pies contemplamos la hermosa manifestación del amor Trinitario en Jesús que se humilla para servir a los demás
El Lavatorio de los Pies: manifestación de amor y servicio.
El lavatorio de los pies, también llamado el lavado de pies, es un rito religioso practicado por toda la jerarquía de la Iglesia Católica Romana el Jueves Santo de la Semana Santa (antes de la Pascua) el cual representa la actitud de servicio que deben tener los siervos de Dios para con todos los fieles y seguidores de Jesús.
Las referencias del Antiguo Testamento (Génesis 18,4; Jueces 19,21; 1 Samuel 25,41; 2; Cantares 5:3; Salmos 58:10) muestran que el lavatorio de los pies era el primer acto al entrar en la tienda o casa después de un viaje. Los orientales solo usaban sandalias, y este lavado era tan refrescante como limpio. En el caso de la gente común, el anfitrión proporcionaba el agua, y los huéspedes se lavaban los pies, pero en las casas más ricas, el lavatorio de los pues era hecho por un esclavo.
El Lavatorio de los pies también era considerado como el más bajo de todos los servicios (1 Samuel 25,41).
En la última noche de su vida, Jesús lavó los pies de los discípulos (Juan 13,1-16). Jesús, consciente de su dignidad divina y en contra de la protesta de Pedro, realizó para ellos este humilde servicio. Su acto de humildad en realidad limpió sus corazones de ambición egoísta, mató su orgullo, y les enseñó la lección de amor.
El Lavatorio de los pies, el gesto de Jesús de lavarle los pies a sus discípulos, (Juan 13,1-15), contiene una catequesis bautismal y al mismo tiempo una enseñanza sobre la humildad, una ilustración eficaz del mandamiento del amor fraterno a la manera de Jesús: el amor que acepta morir para ser fecundo.
El signo del lavatorio de los pies de los discípulos encierra profundamente el mismo significado: la vida que se entrega en sacrificio redentor. Tres momentos son notorios en la escena: cada uno de ellos tiene un profundo significado eucarístico:
1. El lavatorio de los pies
Según se indica en el versículo 1, el lavatorio de los pies es la manifestación de amor más grande del Maestro hacia sus discípulos. Pero ello ocurre cuando Él, el Cordero de Dios, debe pasar de este mundo al Padre (v.1), Por ello Cristo realiza el lavatorio de los pies como servicio supremo, como gesto de amor supremo simbolizado en el quitarse la túnica y servir como un esclavo.
Notemos en el versículo 4 los movimientos de Jesús. Para demostrar su amor:
- Se levanta de la mesa,
- Se quita los vestidos (el manto),
- Se amarra una toalla alrededor de la cintura,
- Echa agua en un recipiente,
- Le lava los pies a los discípulos y
- Se los seca con la toalla que lleva ceñida en la cintura.
El lavatorio de los pies está enmarcado por el "quitarse" y "volver a ponerse" los vestidos. Este movimiento nos reenvía al gesto del Buen Pastor de las ovejas, quien se despoja de su propia vida para dársela a sus ovejas.
De hecho, se puede notar que los verbos que se usan en el texto son los mismos verbos que se utilizan en el capítulo del Buen Pastor, cuando se dice que "ofrece su propia vida" y "la retoma" (ver Juan 10,18)
¿Qué podemos contemplar en el Lavatorio de Pies?
El despojo del manto y del amarrarse la toalla es, por lo tanto, una evocación del misterio de la Pasión y de la Resurrección, que el lavatorio de los pies hace presente de manera simbólica.
Jesús se comporta como un servidor (a la manera de un esclavo) de la mesa, ya que su muerte es precisamente eso: un acto de servicio por la humanidad.
En el lavatorio de los pies contemplamos la manifestación del Amor Trinitario en Jesús que se humilla, que se pone al alcance y a disposición de todo hombre, revelándonos así que Dios es humilde y manifiesta su omnipotencia y su suprema libertad en la aparente debilidad.
2- El diálogo con Pedro.
La resistencia del Apóstol San Pedro a dejarse lavar los pies interesa especialmente a los discípulos de Cristo.
Pedro representa al discípulo que tiene dificultad para entender la lógica de amor de su Maestro y para dejarse conducir con docilidad por la voluntad de su Señor. En un primer momento, Jesús no intenta explicarle a su discípulo un gesto tan sorprendente ("lo entenderás luego" en v.7b)
En la cultura antigua, los pies representan el extremo de la impureza, por eso lavar los pies era una acción que solo podían realizar los esclavos.
En el Lavatorio de los pies, el apóstol Pedro se escandaliza de lo que Jesús está haciendo y dicho escándalo pone en evidencia la distancia entre su modo de ver las cosas y el modo como Jesús las ve. Ante la segunda negativa de Pedro, Cristo señala la necesidad de tener parte con Él, es decir, de participar en su Misterio Pascual (v.8).
Pedro acepta y pide un baño general, y Jesús declara que "ya hay una limpieza" en él y en otros discípulos: es la limpieza de la fe que crece en sus corazones.
3. El mandato nuevo de Cristo.
Los versículos 12 al 15 hacen la aplicación del lavatorio de los pies a la vida de los discípulos, para sugerir el estilo de la comunidad de los verdaderos discípulos: cómo debemos comportarnos los unos con los otros.
Dicho mandamiento nuevo se refiere a la misma actitud amorosa del Señor. Recordando su condición de Señor y Maestro, Él instituye el mandamiento nuevo cuyo cumplimiento consiste en imitar al Señor en su amor "como yo los he amado".
El Señor y el Maestro se ha hecho siervo por nosotros y, por tanto, la comunidad de los discípulos está llamada a continuar este ejemplo de humillación en los servicios, a veces despreciables a los ojos del mundo, para dar vida en abundancia a los humillados de la tierra.
Este estilo de vida estará marcado por la reciprocidad, irá siempre en doble dirección, ya que se trata de estar disponibles para hacerse siervos de los hermanos por amor, pero también para saber acoger con sencillez, gratitud y alegría los servicios que otros hacen por nosotros.
Juan subraya que tal servicio será un lavarse los pies unos a otros, en otras palabras consistirá en aceptar los límites, los defectos, las ofensas del hermano, al mismo tiempo que se reconocen los propios límites y las ofensas a los hermanos.
Lección del Lavatorio de los pies.
Solo del reconocimiento del gran amor con el cual hemos sido amados podremos madurar nuevas actitudes de perdón y de servicio con todos los que nos rodean. Por lo tanto, dejémonos aferrar por el amor de Cristo para que nazca de nuestro corazón una caridad y una alabanza sincera.
Jesús pide que lo imitemos para que a través de los servicios humildes de amor a los hermanos podamos transformar el mundo y ofrecerlo al Padre en unión con su ofrenda en la Cruz. Esa es la raíz de Sacerdocio El Lavatorio de los pies nos enseña esta gran lección de amor y servicio. Jesús distinguió claramente entre aquella limpieza que limpia toda la persona, y el lavatorio de una parte del cuerpo como signo de amor y servicio.
Recordemos que el bautismo es el nuevo nacimiento, lo que significa una limpieza completa. Pero después del bautismo seguimos cometiendo pecados y necesitamos la limpieza parcial simbolizada por el lavatorio de pies: una manifestación de amor y servicio. "El lavatorio de los pies es la limpieza de las ofensas diarias que parecen inevitables para aquellos que caminan en el polvo del mundo". (San Bernardo de Claraval)
Sobre el Jueves Santo.
-
Oración para el Jueves Santo - Oración para la Semana Santa
Oración del Jueves Santo: Jesús, siendo Rey, lavó los pies a sus discípulos, y debemos imitarlo. Oración para el Jueves Santo de las oraciones de Semana Santa
![pildorasdefe qriswell quero firma autor](https://www.pildorasdefe.net/img/colaboradores/pildorasdefe-qriswell-quero-firma-autor.jpg)