En la celebración de la Misa, algunas personas, ayudan al sacerdote a repartir la comunión. Ministros extraordinario de la Sagrada Comunión
¿Qué es un Ministro extraordinario de la Sagrada Comunión?.
Los Ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión son aquellos hombres y mujeres comisionados por el Obispo para compartir el trabajo apostólico de la Iglesia cuando una necesidad pastoral real exista, según determine el párroco, administrador o capellán de una parroquia u otra comunidad de fe.
Según el Código de Derecho Canónico de 1983, un ministro extraordinario de la Sagrada Comunión en la Iglesia Católica es, "un acólito, u otro de los fieles suplentes de la Iglesia", ( #910) designado en ciertas circunstancias, para distribuir la Sagrada Comunión. El término "extraordinario" distingue a tal persona del ministro ordinario de la Sagrada Comunión, es decir, un obispo, un sacerdote o un diácono.
El derecho canónico permite que "cuando las necesidades de la Iglesia lo exijan y no se disponga de ministros, los laicos, aunque no sean lectores o acólitos, puedan cumplir algunas de sus funciones, es decir, ejercer el ministerio de la palabra, presidir las oraciones litúrgicas, conferir el bautismo y distribuir la sagrada comunión, según las disposiciones del derecho".
Los ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión asisten a los sacerdotes y diáconos en la administración de la Santa Comunión. No pueden reemplazarlos, excepto en aquellas ocasiones en que el ordinario el ministro está impedido de administrar la Santa Comunión debido a la mala salud, la edad avanzada, u otros problemas pastorales urgentes obligaciones.
¿Qué significa "Ministro extraordinario"?
"Ministro Extraordinario de la Sagrada Comunión" es el término correcto. Las frases ministro "de la Eucaristía" o "de la Comunión" obscurecen la distinción entre los ordenados y los no ordenados. Ellos son miembros del laicado quienes han recibido una misión del Obispo, para asistir en la distribución de la Sagrada Comunión cuando una necesidad pastoral real lo requiere.
Las responsabilidades de los Ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión incluyen la distribución reverente y segura de la Sagrada Comunión, si el ministro ordinario así lo solicita. Un acólito instituido no necesita ser comisionado para servir como ministro extraordinario.
¿Cuándo servir como ministro?
Los Ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión no distribuyen la comunión cuando haya un número suficiente de celebrantes o que estén asistiendo como diáconos. Es responsabilidad del sacerdote celebrante atender a esta consideración (Instrucción Immensae Caritas, 1973).
Una necesidad pastoral real puede surgir cuando el número de fieles deseando recibir la Sagrada Comunión es tan grande que la liturgia sería innecesariamente prolongada.
Otra necesidad puede surgir cuando los ministros ordinarios estén incapacitados para distribuir la Sagrada Comunión de manera apropiada por su estado de salud o edad avanzada, o cuando no estén disponibles por estar cumpliendo con otros deberes.
Además, fundada en la caridad y las obras corporales de misericordia, ha surgido la necesidad de que, los Ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión, comisionados y bien formados, puedan llevar la Eucaristía a los enfermos que no pueden salir de su casa.
Ellos son comisionados por el Obispo, a quien el párroco, administrador o capellán de una institución envía una petición por escrito, describiendo las necesidades de la situación parroquial (o de la institución), los nombres de los candidatos, una garantía de que estos han sido iniciados completamente en la Iglesia con los sacramentos del Bautismo, Confirmación, y Eucaristía, de que tienen la suficiente madurez Cristiana y una relación definida con la parroquia o institución a servir, y cuyo carácter y estilo de vida reflejen una fe seria y bien formada, y un compromiso moral. Todos los candidatos deben tener un mínimo de 18 años, y deben afirmar públicamente el Magisterio de la Iglesia, y estar en comunión con la Iglesia.
Los Ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión son personas seleccionadas por sus párrocos o administradores, que desean servir a su parroquia asumiendo la responsabilidad que acompaña este ministerio.
Aquellos que sirven como Ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión deben asegurarse que su vida esté en conformidad con las enseñanzas de la Iglesia, incluyendo la enseñanza sobre la vida matrimonial.
Requisitos para ser ministros extraordinarios.
Se puede solicitar una excepción al requisito de la edad mínima, como en el caso de una escuela secundaria católica que quiera comisionar estudiantes. Tal petición debe ser presentada a los Obispos. Aunque se pueda hacer una excepción en el caso de la edad, la iniciación completa en la fe sigue siendo un requisito firme.
Servir como ministro extraordinario de la Santa La comunión, las personas deben:
- Ser católicos practicantes, distinguidos en su La vida cristiana, la fe y la moral.
- Tener al menos 18 años de edad.
- Haber recibido los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación, y la Eucaristía.
- Demostrar una profunda reverencia y devoción por la Sagrada Eucaristía.
- Poseer las habilidades y el temperamento necesarios para llevar a cabo las tareas que se les asignen.
Los individuos deberán recibir suficiente formación y preparación para desempeñar su papel. Instrucción sobre la teología de la Eucaristía, la naturaleza propia de este ministerio extraordinario, y una espiritualidad Eucarística centrada en la oración deben ser parte de la formación requerida para todos los Ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión. Ellos deben recibir regularmente una formación teológica y espiritual para esta santa e importante misión. Esta formación debe ocurrir por lo menos una vez a cada tres años al nivel diocesano; pero es altamente recomendado que se dé anualmente.
Obligaciones de los ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión.
Se debe tener especial cuidado en la elección de aquellos candidatos que tomarán la Santa Comunión a los enfermos. En además de cumplir con las calificaciones enumeradas anteriormente, ellos deben ser personas que se ocupen de los enfermos y los ancianos de una manera compasiva y comprensiva, siempre consciente de la seria obligación de respetar la confianza de aquellos a quienes ministran.
Los Ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión son nombrados para servir solamente a una parroquia o institución particular, y no deben servir fuera de los parámetros de su nombramiento.
El mandato recibido para servir en este ministerio es por un periodo máximo de tres años y no se debe presumir de la continuación del servicio, sino que esto será determinado específicamente por el párroco o administrador antes de la renovación. Sin embargo, en casos de emergencia y para una ocasión específica, cualquier sacerdote puede designar a una persona como Ministro Extraordinario de la Sagrada Comunión para servir solamente en dicha ocasión.
Es responsabilidad de los pastores, capellanes y religiosos superiores, dentro de sus respectivas jurisdicciones, para evaluar la necesidad de ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión.
Llevar la Sagrada Comunión a los enfermos.
Los ministros extraordinarios que deben transportar la Sagrada Comunión a los enfermos y a los inválidos deben ser entrenados para los requisitos especiales de este ministerio.
Al administrar la Sagrada Comunión a los enfermos, los ministros extraordinarios deben seguir exactamente el rito de administración de la Sagrada Comunión a los enfermos por un ministro extraordinario que se encuentra en la Sagrada Comunión y el culto de la Eucaristía fuera de la Misa.
La Eucaristía que se lleva al enfermo debe ser llevada en un píxide litúrgico, la cual debe ser colocada en una bolsa, si es posible, y llevada en la persona del ministro con la mayor reverencia. Este Píxide litúrgico debe ser siempre bendecido antes de ser usada por primera vez. Después de cada uso, debe ser purificado y luego lavado y secado, según la costumbre de los vasos sagrados de la Santa Misa.
[Píxide litúrgico para llevar la Sagrada Eucaristía]
Cuidados especiales mientras se transporta la Eucaristía.
Los ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión, mientras llevan la Eucaristía, deben como norma guardar silencio, rezar y ser especialmente conscientes de la sagrada responsabilidad que se les ha confiado.
Los ministros extraordinarios no deben hacer compras mientras llevan el Santísimo Sacramento. Tampoco se debe reservar la Eucaristía en la casa del ministro para distribuirla más tarde. La Eucaristía debe ser llevada directamente de la Iglesia a la casa de los enfermos sin interrupción.
Solo los enfermos que no pueden comulgar bajo la forma de pan pueden hacerlo bajo la forma de vino, a discreción del sacerdote. Si no se consagra en una misa en presencia del enfermo, la Preciosa Sangre se guarda en un recipiente debidamente tapado y se coloca en el sagrario después de la Comunión. La Preciosa Sangre debe ser llevada al enfermo en un recipiente cerrado de manera que se elimine todo peligro de derrame. Si queda algo de la Preciosísima Sangre después de que el enfermo haya recibido la Comunión, el ministro extraordinario debe consumirla inmediatamente y en esta situación purificar el vaso.
La visita a los enfermos debe ser planeada de tal manera que, aun cuando un ministro extraordinario tome la Sagrada Comunión con mayor frecuencia, un sacerdote visite al enfermo por lo menos una vez al mes y esté disponible para el Sacramento de la Reconciliación (la confesión).
Los sacerdotes deben estar disponibles en todo momento para la administración del Sacramento de la Unción de los Enfermos a los enfermos graves. Los Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión deben comunicar al sacerdote el deseo de los enfermos de recibir el Sacramento de la Reconciliación (Confesión) y plantearle los casos de los enfermos que recibirán la Unción. (Aportes adicionales de la Arquidiócesis de Washington)