Devoción para el día 27 de mayo, mes de María: Así como la Virgen ayudó a los Apóstoles con sus oraciones, también puede guiarnos en nuestro camino de fe
Mayo, mes de María, Día 27: Un sólo instante con María.
El Evangelio nos cuenta que la Virgen María fue acogida por el discípulo Juan cuando Jesús se la entregó colgado en la cruz. Ella ofrecería a los discípulos sus oraciones, cuidados maternales y testimonio. En el día 27 de mayo, mes de María, te mostramos que hay que apreciar nuestra relación persona con Ella, pues como Madre, ella tiene mucho que darnos y hacernos crecer en espiritualidad y confianza en Dios. Tener un solo instante con la Virgen nos ayuda a seguir los pasos de Cristo.
Mayo, mes de María.
Nuestra Virgen Madre continúa ofreciéndonos su amor maternal e intercesión a todo el pueblo cristiano.
Durante este mes de mayo, tengamos la tarea de redescubrir el papel maternal de María en cada una de nuestras vidas.
Ofrezcamos a nuestra madre espiritual nuestras oraciones sinceras, que así como María ayudó a los primeros Apóstoles con sus oraciones, también puede guiar e interceder por nosotros en nuestro camino de fe.
Día 27 del mes de mayo, mes de María.
Para el día 27 de mayo, mes de María, recurrimos a nuestra madre para que podamos tener instantes a sola con ella. Aprendamos de María cómo amar y confiar completamente en Dios y cómo ser testigos fieles del Señor resucitado. Procurar tener un solo instante con María cada día, nos asegura tener un mayor amor a Cristo.
1. Oraciones iniciales.
Para el día 26 de la devoción del mes de María, se presenta a María como la mujer más guapa que nos acompaña en este mundo.
Señal de la Cruz.
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición.
Jesús, mi Señor y Redentor: Yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos, ofendí a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confió en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén
Pida aquí la gracia que desea alcanzar.
2. Oración a Jesús por María.
Jesús mío, me gusta orar a María, tu Santa Madre, ella me enseña con su manera de vivir, a ser dócil a tu Palabra, a tomarla en serio, y a dejarse guiar por ella; pero también María se presenta como una servidora, como una que sale a ayudar a su prima Isabel, cuando esta la necesita. Así quiero ser yo, mi Señor y mi Dios, quiero ser uno que es dócil a tu Palabra y que sale de sí a servir a los hermanos que tanto necesitan de Ti. Gracias por darme la oportunidad de ver a María y de aprender de ella, gracias por su amor de Madre y por todas las bendiciones que a través de ella, nos has dado a nosotros que la amamos y la descubrimos como modelo de discípulo que Tú nos has llamado a seguir. Confío en tu compañía y en tu Bendición Señor, gracias por todo lo bueno que me das por ayudarme a ser cada día un mejor ser humanos. Cómo mi madre María, me uno a sus eternas palabras de entrega que hacen y harán eco en nuestra historia de salvación: Hágase en mí según tu Palabra. Amén.
3. Oración de petición a María.
Santa María, Madre de Dios y Madre mía. Eres más madre que todas las madres juntas: cuídame como Tú sabes. Grábame, por favor, estas tres cosas que dijiste:
- "No tienen vino". Oh María, como madre, te ruego que presentes siempre a tu Hijo, mis necesidades y las de todos tus hijos.
- "Hagan lo que Él les diga". Santa Madre de Dios, dame luz para saber lo que Jesús me dice, y amor grande para hacerlo fielmente.
- "He aquí la esclava del Señor". Te pido, María, que eres Madre de amor, que yo no tenga otra respuesta más que esta, ante todo lo que Cristo me insinúe.
4. Reflexión para el día 27.
Meditamos sobre: Tener un solo instante con María (Por el Padre José Pedro Manglano)
En cierta ocasión, cuando estaban rezando por un chaval endemoniado, ocurrió lo siguiente, según cuenta un testigo presencial: que "el demonio multiplicaba sus gritos con más fuerza y confusión, diciendo: "¿Por qué he de salir?", entonces, una religiosa allí presente exclamó con fervor: "¡Santa Madre de Dios, rogad por nosotros! ¡María, Madre de Jesús, venid en ayuda nuestra!".
Al oír estas palabras, el espíritu infernal redobló sus horribles alaridos: "¡María! ¡María! ¡Para mí no hay María! No pronunciéis ese nombre, que me hace estremecer. ¡Si hubiese una María para mí, como la hay para ustedes, yo no sería un demonio! Pero para mí no hay María".
Todos los presentes lloraban. Y entonces, el demonio repitió "¡Si yo tuviese un solo instante de los muchos que ustedes pierden! ¡Un solo instante y una María y yo no sería un demonio!".
¡Qué fuerte! Satanás es un ángel que se separó de Dios; y dice que si tuviera a María no sería demonio. Esto es, porque no contó con Ella, ha caído tan bajo. Con qué alegría puedo gritar, en momentos de bajón, de dificultad, de vacas flacas: "¡Tengo a María!" Eso es lo importante; lo demás cambia.
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.
5. Oración final.
Amado Jesús, al igual que María, tu Santa Madre, quiero estar abierto siempre a la acción del Espíritu Santo, configurarme completamente a tu amor y tu misericordia. Como ella, acepto también ser tu esclavo, tu siervo, atento siempre a escuchar tu Palabra y hacerla una acción de vida. Deseo responderte siempre con generosidad y sencillez, como lo hizo María, quien supo escucharte y obedecerte desde siempre. Y a ti, Oh María, amada universal del Verbo, la nueva Eva escogida, auxilio de los pecadores y de los que buscan tu intercesión, acógeme siempre bajo tu manto protector, soy también tu hijo y sé que te preocupas por mí. Te ruego que poses tu mano sobre mis hombros y me guíes por el camino de tu hijo Jesús. Como tú, quiero poder decir y sentir con toda la pasión de mi alma: "Mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador". Amén.
Intenciones de oración.
Tener a María como aliada en nuestras batallas espirituales del día a día, es una gracia que Dios concedió a todos los cristianos. En ella podemos encontrar refugio en la dificultad y podemos estar seguro de que, caminando con ella, nos dirigimos hacia el amor de Jesús ¿Cómo no acudir a ella? ¿Cómo no amarla? Hoy, 27 de mayo, vamos a orar por las personas que predican el evangelio de Cristo, para que nunca les falten las fuerzas en cumplir esa misión tan desprendida que nació desde el fuego de Dios y que incendió sus corazones. En este mes mayo, mes de María, rezamos por peticiones distintas cada día. Reza junto a nosotros el rezo del Santo Rosario diario. Pon tus intenciones de oración en los comentarios y pídele a María por eso que necesitas. Ella te escucha y quiere alcanzarte la gracia de esa bendición.