Una de las habilidades que debemos desarrollar en nuestra vida espiritual es la de discernir quién nos habla al alma: Dios o el demonio
Una de las habilidades que debemos desarrollar en nuestra vida espiritual es la de discernir quién nos habla en la profundidad de nuestra alma. Sin esta habilidad corremos el riesgo de seguir una voz que nos guía lejos de Dios a un lugar de eterna soledad y desesperación.
Aquí hay tres aspectos que nos ayudarán a seguir la voz del Buen Pastor (Dios) en lugar de la del lobo con piel de ovejas (el Demonio). En particular los mensajes de Satanás siempre tienen estas tres características:
1.- Están en contra de los mandamientos de Dios
Justo como con Adán y Eva en el jardín del Edén, Satanás trata de guiarnos lejos de los mandamientos de Dios.
El demonio tratará de convencernos que no necesitamos ir a Misa o que la pornografía no es tan mala o que el chisme realmente no le hace daño a nadie.
Por ello es que necesitamos formar nuestra consciencia alrededor de los 10 mandamientos y no solo pensar que basta con el que no dañemos a nadie.
Hay mucho más en los mandamientos que no solo no matar a nadie. Debemos buscar hacer un buen examen de conciencia.
2.- Nos crean ansiedad en vez de paz
El demonio busca dividirnos y conquistar, y en el proceso crea una gran confusión en nuestras vidas.
"En efecto una de las estrategias más comunes del diablo es su esfuerzo en alejarnos de Dios y disminuir nuestro progreso espiritual, intentar que perdamos nuestra paz interior. Así lo decía Don Lorenzo Scupoli, quien era muy querido por San Francisco de Sales. El demonio hace todo lo posible por quitar la paz de nuestro corazón, porque él sabe que Dios habita en la paz y es en la paz donde Él completa grandes cosas". (Buscando y manteniendo la Paz: Un pequeño Tratado sobre la Paz Interior, por el Padre Jacques Philippe)
La clave aquí es siempre probar si la voz o decisión que vamos tomar nos da paz o ansiedad en nuestros corazones.
Esta parte es vital para discernir la voluntad de Dios cada día, especialmente cuando se refiere a discernir nuestra vocación en la vida. Dios es un Dios de paz.
3.- El demonio nos acusa y nos deprime
Otro aspecto clave de la voz de Dios es que Él siempre busca reafirmarnos y nos dice que somos hermosos a sus ojos como hijos suyos que somos.
El Demonio trata de convencernos que somos terribles, despreciables, horribles seres humanos. Él hará todo por decirnos que no valemos nada, que somos pecadores, miserables hombres y mujeres.
Luego que cometemos un pecado, el Demonio siempre nos dirá que Dios no nos ama y que no somos dignos del Cielo. Satanás es el Acusador.
El Demonio odia el Sacramento de la Confesión con toda su fuerza y hará lo que pueda para decirnos lo miserable que somos y que nunca deberíamos ser sujetos de la Misericordia de Dios.
Por el contrario, Dios siempre nos dirá lo hermosos que somos a Sus ojos y que no debemos nunca tener temor de volver a Su presencia. Él es el Padre del Hijo Pródigo, siempre listo para recibirnos después que hemos caído y levantarnos.
Dios desea hacer para nosotros un banquete y sacrificar el becerro gordo. Dios es nuestro Defensor.
La batalla espiritual por nuestra alma no es fácil, pero al tomar estos tres principios estaremos mejor, siguiendo la voz de Dios en lugar de la del Enemigo que busca destruirnos.