Debemos seguir estos consejos para vencer y superar el mal hábito del chisme. El chisme destruye, el chisme mata, es basura
El chisme destruye. 3 consejos para superar el mal hábito del chisme.
El chisme destruye. Debemos aprender a seguir consejos para superar el mal hábito del chisme puesto que las palabras que salen de la boca pueden hacer un bien o causar daños permanentes.
Jesús dice que de la abundancia del corazón es de lo que la boca habla. Por lo tanto, lo que debemos esforzarnos por transformar y convertir es el centro de nuestra persona, nuestro corazón.
El corazón humano debe estar en un estado constante de purificación, libre de chismes y habladurías. Jesús también dice que nuestro hablar debe ser un "si" o un "no", lo demás viene del enemigo.
En una nota más seria, Jesús dice que cada palabra que sale de nuestra boca estará sujeta a juicio. Cada vez que abrimos nuestra boca Dios está grabando nuestras palabras e incluso nuestras intenciones, y todas serán juzgadas algún día, así que debemos poner en práctica estos consejos para superar el hábito del chisme.
El Apóstol Santiago nos exhorta a controlar nuestras palabras y nuestro hablar. Él dice que debemos ser lentos para hablar y rápidos para escuchar.
El capítulo tres de Santiago dice que todos debemos hacer un examen de conciencia acerca de las palabras que pronunciamos, así como los efectos que tienen en los demás:
"La lengua es un miembro pequeño, y sin embargo, puede jactarse de hacer grandes cosas. Miren cómo una pequeña llama basta para incendiar un gran bosque". (Santiago 3,5)
"Animales salvajes y pájaros, reptiles y peces de toda clase, han sido y son dominados por el hombre. Por el contrario, nadie puede dominar la lengua, que es un flagelo siempre activo y lleno de veneno mortal. Con ella bendecimos al Señor, nuestro Padre, y con ella maldecimos a los hombres, hechos a imagen de Dios. De la misma boca salen la bendición y la maldición. Pero no debe ser así, hermanos" (Santiago 3,7-10)
De gran ayuda para controlar nuestra lengua es recordar que recibimos la Sagrada Comunión. El Cuerpo, La Sangre, El alma, y La Divinidad de Jesús, en nuestra lengua.
El chisme destruye. Controla la lengua.
No al chisme. Debemos evitar a toda costa el chisme La persona que habitualmente habla de los demás o se presta para escuchar chismes desagrada a Dios de muchas maneras.
Primero, el chismoso daña a la persona de la cual está hablando. Esto es en realidad en contra del quinto mandamiento: ¡No mataras! La razón por la cual esto está en contra del quinto mandamiento es porque chismoseando dañamos el buen nombre y la reputación de otra persona. De hecho todos tenemos derecho a nuestro buen nombre, a nuestra reputación. Debemos aplicar la regla de oro a nuestro hablar.
"No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti; y di a los demás lo que te gustaría que te dijeran a ti y lo que te gustaría que dijeran de ti".
Todos deseamos que los demás sean buenos con nosotros y que hablen positivamente de nosotros; por lo tanto debemos aplicar esta regla a los demás. El hablar negativamente es venenoso y debemos evadirlo a toda costa, criticar, juzgar, condenar, ridiculizar, burlarse, menospreciar y denigrar a otros. San Pablo en su carta a los Gálatas afirma:
"Porque toda la Ley está resumida plenamente en este precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo". (Gálatas 5,14)
El chisme también daña al que escucha.
Segundo, el chismoso daña a la persona o personas que lo están escuchando. Hablando mal o enlodando el buen nombre de otro con el chisme, nosotros también estamos dañando a la persona que nos está escuchando.
Adrian Rogers, un conocido predicador bautista de Memphis, Tennessee, una vez dijo en un sermón en contra del chisme que nuestros oídos no fueron creados para ser basureros.
De hecho, el chisme es basura que pasa desde el corazón, a los labios y a la boca del chismoso a los oídos, mente y corazón de quien lo escucha. Y todos sabemos por experiencia que una vez que escuchamos algo negativo de una persona, es muy difícil borrarlo de nuestra memoria. Si no está presente en nuestra mente consiente, por lo menos permanece en nuestro subconsciente y puede llegar a la superficie fácilmente.
San Juan Bosco, el gran amante y educador de la juventud, se quejó alguna vez que cuando él era joven, escuchó a un adulto decir un chiste subido de tono y décadas más tarde, como sacerdote, Don Bosco no podía aun sacárselo de la cabeza.
Para ser franco y directo, el chismoso está dañándose y también a los demás porque peca en contra de la caridad.
Santo Tomas de Aquino declara que la caridad es la reina de todas las virtudes. ¿Qué es la caridad para Santo Tomas? Muy simple: querer el bien de los demás.
El chismoso daña el buen nombre de otro y envenena el corazón y la mente del que lo escucha con su hablar negativo y su falta de caridad.
El chisme hiere a Dios.
Tercero, el chismoso está hiriendo a Dios con su hablar. Dios es amor. Dios quiere el bien de todos. Dios creo al mundo como una gran familia.
Dios quiere que todos nos ayudemos unos a otros a llegar al cielo. Dios ve todas las cosas; Dios escucha todo lo que se dice, lo bueno y lo malo. Dios incluso lee las intenciones de nuestros corazones. El último mandamiento que dejó Jesús en la Ultima Cena fue el siguiente:
"Ámense los unos a los otros como yo los he amado".
El amor debe expresarse con acciones y gestos, así como en la manera de hablar.
3 consejos para vencer el chisme.
Puede ser superado, de hecho, DEBE ser superado, con la ayuda de la Gracia de Dios y nuestro esfuerzo y buena voluntad.
1. Comunicarnos con el Espíritu Santo.
Así como el Espíritu Santo transformÓ a los apóstoles en el primer Pentecostés, transformando incluso su lengua, Él puede ayudarnos a controlar nuestra lengua y evitar cualquier forma de negativismo o chisme en contra de nuestro prójimo.
Una plegaria corta pero muy eficaz, fácil de memorizar:
"Ven Espíritu Santo, ven a través del Corazón de María".
2. Imagina a la Sagrada Familia.
Cuando hables, imagina que estás en la presencia de la Sagrada Familia
Imagina que Jesús, María y San José, están escuchando tu conversación. ¿Lo que estoy diciendo de esta persona o la otra complace a los tres miembros de la Sagrada Familia? Si no es así, debo controlar mi lengua.
Lo que realmente importa es lo que Jesús, María y San José piensen de nuestra manera de hablar.
En resumen, no podemos complacer a todos, pero por lo menos siempre debemos tratar de complacer a Jesús, María y San José.
3. Llenarse de silencio, reflexión y oración.
Nuestra vida debe estar llena de estas cualidades importantes que se adquieren a través de la práctica constante: silencio, reflexión y oración.
Nuestra Señora es nuestro modelo. María atesoró el silencio donde podía encontrar a Dios. María reflexionó y consideró en su Sagrado Corazón, inmortalizado en dos ocasiones en las Escrituras: cuando los pastores visitaron al Niño Jesús y cuando Jesús, a los doce años, fue hallado en el templo después de tres días de búsqueda angustiosa.
Finalmente, Nuestra Señora oraba constante y profundamente. La oración verdadera nos transforma, transforma nuestro proceso de pensamiento, transforma los movimientos de nuestro corazón y las expresiones de nuestro lenguaje.
Que Nuestra Señora nos enseñe a glorificar a Dios con nuestras palabras de manera que edifiquemos y santifiquemos a nuestros hermanos con nuestras palabras. Ella fue la verdadera contemplativa en acción. Que nos convirtamos en verdaderos hijos e hijas de Nuestra Madre Celestial para así poder vencer ese terrible mal hábito del chisme que destruye hasta comunidades enteras.
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