En este ensayo nos gustaría ofrecerte 10 consejos para entender la pasión de Nuestro Señor, el sufrimiento y la muerte que Jesús hizo por amor a ti y a mí
10 Consejos para comprender y vivir la Pasión de Cristo.
No hay amor más grande en un hombre que dar la vida por sus amigos. Jesús murió por toda la humanidad, pero también por ti y por mí de manera individual. Habría muerto por ti o por mí si fuéramos la única persona en todo el universo y en todos los tiempos. Qué grande es el amor de Jesús para ti y para mí. Es por ello que la Pasión de Cristo es considerada como una de las más grandes páginas de amor en toda la historia. Hay que saber comprenderla para vivirla.
Dios se encarnó y vino a nosotros por amor.
El pecado de Adán y Eva, que es el pecado original, fue una ofensa infinita contra Dios. Por lo tanto, era necesario, por justicia, un acto de reparación. Así que Dios, en su infinita sabiduría y amor, decidió enviar a su único Hijo, nuestro Señor y Salvador Jesucristo, como el medio para reparar esta ofensa infinita contra la majestad de Dios Santo.
La Encarnación. Jesús, la segunda persona de la Santísima Trinidad, se hizo hombre; a esto le llamamos la Encarnación del Hijo de Dios. Por lo tanto, es a la vez Dios y hombre, y por ello, cualquier acción que llevara a cabo, incluso la más mínima, habría sido suficiente para reparar todos los pecados de la humanidad.
Por ejemplo, que Jesús recogiera un trozo de madera, dar un paso, guiñar un ojo, dar un soplo, cualquiera de estas acciones simples habría sido suficiente para salvar a la humanidad en su totalidad y a cada persona de forma individual, un millón de veces. ¿Por qué? Esto es debido a que cualquier acción del Dios-hombre tiene un valor infinito.
El amor a través del sufrimiento.
Entonces, la siguiente pregunta que lógicamente se deriva es: ¿por qué lo hizo a través de tanto sufrimiento en su vida terrenal? Especialmente bajo todas las torturas crueles y atroces de su pasión, de la sudoración de su preciosa sangre en el huerto de los olivos, del goteo de su preciosa sangre en el suplicio de la cruz, ¿por qué tanto?
San Ignacio de Loyola nos da dos razones básicas. En primer lugar, Jesús sufrió tales torturas insoportables, tanto físicas como emocionales, para mostrar a toda la humanidad la gravedad del pecado. En segundo lugar, y más importante, para mostrarnos las profundidades del amor. En resumen, Jesús murió en la cruz por ti y por mí para reparar nuestros pecados y para mostrarnos a ti y a mí la profundidad de su amor.
"No hay amor más grande que morir por sus amigos"
Cuanto amor mostrado a través de tanto sufrimiento, y es para ti y para mí.
10 claves para comprender la Pasión.
En este ensayo me gustaría ofrecerte diez maneras de entender la pasión, el sufrimiento y la muerte que Jesús hizo por amor a ti y a mí.
1. Lectura de los Evangelios.
Medita en oración los textos de la Pasión en los cuatro Evangelios; cada Evangelio tiene dos capítulos sobre la pasión de Cristo: Mt 26-27, Mc 14-15, Lc. 22-23; y Jn. 18-19.
Bebe de la Fuente Esencial: la Palabra de Dios.
2. Contemplar la cruz.
Pasa algún tiempo en la contemplación silenciosa ante la imagen de un crucifijo. Contempla con amor la cabeza coronada de espinas.
Luego contempla las cinco heridas sagradas de las cuales fluyó sangre para tu salvación eterna. Acércate y besa estas heridas expresando tu sincero agradecimiento.
3. Recorre el camino de la cruz.
Reza el Viacrucis. Camina lentamente y en oración, contemplando las catorce estaciones de la cruz. Acompaña a la Virgen, a Juan y a Magdalena siguiendo a Jesús, el hombre de los dolores, en Su Pasión, que sufrió por ti y por mí.
En oración, pregunta al Espíritu Santo, cuál de las catorce estaciones toca tu corazón más profundamente.
4. Mira la película: La Pasión de Cristo.
Ve la película de la pasión de Cristo. Pero no la veas simplemente como una versión de Hollywood ganadora de un Óscar. No. Más bien contempla la película como si se tratara de una oración.
Entra en el modo ignaciano de la contemplación. Debes estar presente allí y listo para acompañar al Señor Jesús en el cuerpo, la mente y el corazón con la Virgen de los Dolores.
5. Mira la película: Marcelino Pan y Vino.
Ve esta encantadora película. Céntrate en este pequeño niño llamado Marcelino y en su íntima y creciente amistad con Jesús que cuelga en la cruz. Transfórmate en el mismo Marcelino: contempla a Jesús colgado en la cruz.
Pero ve más allá, convertido en amigo cariñoso de Jesús, habla con Jesús; comparte tus sentimientos, tus dolores, tus luchas, tus miedos, tus dudas, tus inseguridades, ansiedades, tus tentaciones e incluso tus pecados.
Dile a Jesús, el cual cuelga en la cruz, lo mucho que lo amas, lo mucho que deseas renunciar a tu pecado y cómo deseas estar con Él en el cielo por toda la eternidad.
6. Confesión.
¿Por qué no arrodillarte ante Jesús colgado en la cruz y con la contrición más profunda de tu corazón le expresas tu tristeza por haber sido responsable de su pasión terrible y desgarradora?
Y después de esto, termina el acto de contrición haciendo una buena, o mejor aún, la mejor confesión en toda tu vida. El Salvador sufriente te espera en este Sacramento de la Misericordia con los brazos abiertos y el corazón dispuesto a amarte y perdonarte... Y te dice:
"Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré" (Mateo 11,28)
7. Medita las siete últimas palabras de Jesús.
Estas son las 7 últimas palabras que Jesús pronunció mientras estaba clavado en la Cruz:
- "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen."
- "Tengo sed."
- "Mujer, ahí tienes a tu hijo; hijo he ahí a tu madre."
- "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?".
- "En verdad os digo, hoy estarás conmigo en el paraíso."
- "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu".
- "¡Todo está cumplido!"
8. La Santa Misa.
La Misa es, por mucho, el acto más grande realizado en la tierra; es el santo sacrificio celebrado en el altar. En una forma invisible, pero real, en cada misa se ??renuevan los frutos de la pasión y muerte de Jesús en el Calvario (desde aquel primer Viernes Santo).
Asiste al Santo Sacrificio de la Misa; participa plena, activa y conscientemente en ella. Y lo más importante, recibe la Eucaristía (por supuesto, estando en gracia) con el mayor impulso de amor desde el fondo de tu corazón.
No hay mejor manera, debajo de los cielos, en esta tierra, de penetrar en la vida, la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, que por medio del Santo Sacrificio de la Misa.
9. Contempla la Preciosa Sangre de Jesús.
Jesús derramó su Preciosa Sangre varias veces por la salvación de la raza humana y también por tu alma, de manera que puedas estar con él en el cielo por toda la eternidad.
Contempla con paciencia y oración los diversos momentos en que derramó su sangre preciosa, empezando desde la circuncisión siendo un pequeño niño. Luego, penetra en las diversas escenas de su vida, específicamente su pasión, en la que ha infundido su preciosa sangre por amor a ti y a mí:
- La oración en el huerto. Enormes gotas de sangre que fueron sudadas a través de sus poros.
- La flagelación. Jesús fue brutalmente azotado por el flagelo romano, lacerando su carne y dejando todo su cuerpo como una sola herida abierta. Él sufrió esta pena como reparación por los pecados contra la virtud de la pureza.
- La coronación de espinas. Su Sagrada Cabeza penetrada desde la raíz hasta su mismo cerebro con, agudas, afiladas y punzantes espinas.
- El hombro abierto en el calvario. San Bernardo y otros santos han comentado el dolor insoportable, Él debió haber experimentado cuando las astillas, y el mismo peso de la cruz, perforaron y penetraron su hombro.
- Arrancando sus vestiduras. Al llegar al calvario, los soldados le desprendieron brutalmente la ropa, reabriendo de ese modo las heridas causadas en la Flagelación del Señor; sangrando una vez más para reparar por los pecados de impureza.
- La Crucifixión. Clavos martillados y penetrando a través de sus Sagradas manos y pies. Su Sangre Sagrada va brotando. A medida que se eleva en la cruz, su Sagrada sangre va goteando y cae a la tierra.
- Abierto en el corazón. Incluso después de su muerte, todavía nos da de su preciosa sangre. Con la lanza, el soldado atraviesa el costado penetrando su Sagrado Corazón y brota Sangre y agua.
10. La Virgen de los Dolores.
Al igual que en la película de Mel Gibson: "La Pasión de Cristo", ¿por qué no tratar de vivir cada momento de la pasión de Jesús, el sufrimiento y la muerte de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo a través de los ojos y el Doloroso e Inmaculado Corazón de María, la Madre de Dios, Madre de la Iglesia y Madre nuestra? Ella, más que nadie, nos ayudará a comprender y vivir de una forma más plena esta vivencia extrema del amor.