Dios te enviará muchas sorpresas durante el transcurso de tu vida, muchas de ellas intervienen para alterar tus planes por los de Dios
¿Te ha sucedido que tenías todo planeado para el día, todo organizado, hasta el más mínimo detalle, y luego, de la nada, algo o alguien viene a alterarlo todo?
Puede que alguien, alguna persona haya aparecido en escena y nunca te lo habrías esperado. ¿Cuál ha sido tu reacción estos casos? ¿Te molestaste, te irritaste y se lo dejaste saber a esa persona con tus palabras y gestos?
Tal vez pienses así: tengo mis planes, mis metas y mis objetivos a cumplir y deben ser llevados a cabo tal cual y punto.
No hay nada malo con el orden, el tener una metodología, el planear a largo plazo o incluso a corto plazo. De no ser por ello, el mundo sería un completo desastre, ¡de eso no hay duda! Incluso San Ignacio de Loyola dijo que uno de los propósitos primarios de asistir a los Ejercicios Espirituales es el de ordenar el desorden.
Sin embargo, para vivir nuestro viaje espiritual con el Señor debemos acostumbrarnos a esperar sorpresas, contradicciones, alteraciones en los planes, y digámoslo, la realidad de la cruz no hacer nuestra voluntad, sino la voluntad de Dios.
¿Hacia dónde nos dirigimos con esta pequeña reflexión? Muy sencillo: nuestro Dios es un Dios misterioso y un Dios de sorpresas. Dios te enviará muchas sorpresas durante el transcurso de tu vida. Muchas de estas sorpresas consisten en la intervención de Dios para alterar tus bien ordenados planes.
Por lo tanto, ¿cómo podemos reaccionar a estas intervenciones y a la aparente alteración de nuestos bien ordenados planes y proyectos? Deberíamos tener una estrategia ante esto, y aquí te la dejo.
1.- ¡Prepárate!
Prepárate ahora para las sorpresas y la contradicción de tus bien pensados y prearados planes.
Si eres vigilante y estás preparado para lo inevitable la sorpresa de la contradicción de tus planes , entonces no perderás la paz cuando esto suceda.
2.- La Divina Providencia de Dios
Aún cuando nuestros planes parecen brillantes y bien pensados, la mente de Dios y Su voluntad trascienden nuestras proyecciones mentales.
¡Confía en su divina providencia! ¡Él no falla!
3.- ¿Aparece la contradicción?
En lugar de ceder a tu impulsividad normal e inherente y a tu naturaleza impetuosa, ¡detente! ora y reflexiona sobre la realidad de Dios interviniendo con otro plan mucho mejor que el tuyo.
4.- Mira y contempla la Cruz
Cuando la contradicción de tus planes, los planes alterados pesen sobre ti, mira hacia arriba a Jesús en la cruz y recuerda Sus últimas palabras poco antes de entregar Su espíritu:
"Padre en tus manos encomiendo mi espíritu".
Jesús colgado en la cruz, derramando cada gota de Su Preciosísima Sangre: parece contradictorio que Dios decidiera optar por este medio para salvar a todo el universo creado.
Él termina entregando su espíritu en las manos del Padre.
5.- Tener Humildad
Nuestro orgullo puede tomar lo mejor de nosotros. Una manifestación del orgullo es que puede convencernos a nosotros mismos de que nuestras personas, proyectos y formas de hacer las cosas son superiores a las otras que nos rodean.
Dios puede intervenir para contradecir nuestros planes por la simple razón de apacigüar nuestro orgullo y ayudarnos a crecer en las virtudes que agradan a Jesús mansedumbre y humildad. Jesús una vez describió Su personalidad, la disposición de Su Corazón con estas palabras:
"Yo soy manso y humilde de corazón".
En conclusión, a ninguno de nosotros nos agrada ver nuestros planes, metas y propósitos alterados y volteados patas arriba, pero debemos detenernos la próxima vez y reflexionar: tal vez esa contradicción viene de Dios mismo.
Entonces, sin duda, Sus planes exceden grandemente los nuestros. Que ésta sea nuestra oración:
"Que se haga Tu voluntad, en la tierra como en el cielo..."