¿Sabes qué es la Misa? ¿Es aburrida la misa y todo lo que sucede en ella? ¿O somos nosotros quienes llevamos el aburrimiento puesto?
¿Que es la Misa para ti? ¿Crees que la Misa es aburrida? La misa es un acto central precioso de adoración en la vida de todo católico. Cuando participas de la Santa Misa, estás participando de una comunión universal con todos los ángeles del Cielo junto a todos los Santos de Dios y todas las creaturas divinas, potestades que existen en el firmamento, para pasar un tiempo maravilloso y glorioso con Dios Creador, y al mismo tiempo, recibir las fuerza, sus gracias, bendiciones y toda la fortaleza interior que necesitamos para avanzar en nuestro camino cristiano
¿Qué es la Misa?
Antes que nada, debes saber que el nombre "Misa" viene de la bendición final (palabra en Latin) pronunciada por el sacerdote: "Ite missa es" que significa: "enviar" como Jesucristo envió a sus discípulos al mundo a predicar la buena nueva.
La Misa es nuestra manera de mostrarle a Jesús que lo amamos y cómo le expresamos nuestro agradecimiento por el Don de la salvación que derramó sobre toda la humanidad.
A través de la Iglesia queJesús fundó en San Pedro, Dios nos pide que obedezcamos el tercer mandamiento participando de la Fiesta de la Misa.
En su Carta a los Corintios, San Pablo nos habla de la Misa de una forma que busca exhortar a todos a participar de ella de forma que la adoración sea agradable a Dios
"Que cada uno se examine a sí mismo antes de comer este pan y beber esta copa; porque si come y bebe sin discernir el Cuerpo del Señor, come y bebe su propia condenación... Así, hermanos, cuando se reúnan para participar de la Cena, espérense unos a otros". (1 Corintios 11, 28-29.33)
La celebración de la Santa Misa no ha cambiado mucho desde el comienzo de los 2.000 años de historia de la Iglesia (CIC 1345). La Misa es un SACRIFICIO perfecto de adoración, un SACRAMENTO y una COMUNIÓN donde Jesús, nuestro Señor, está presente en su Palabra, en su sacerdote, en la reunión de su pueblo, y muy especialmente en las especies eucarísticas.
La Misa como Sacrificio.
Antes de cualquier fiesta o celebración tiene que haber algo de dar, algo de sacrificio. El elemento sacrificial de la Misa ocurre dentro del sonido de 4 campanas.
Primera campana: es una llamado. El Espíritu Santo está siendo invocado sobre los dones del Pan y del Vino. La Iglesia nos pide que estemos de rodillas en este momento porque es a Dios a quien estamos adorando y esperando.
Segunda campana: suena después de las primeras palabras de consagración: "Este es mi Cuerpo".
Estas palabras hacen exactamente lo que Jesús hizo en la Última Cena. Esa noche antes de morir, Jesús se sostuvo a sí mismo en sus manos, sacrificó Su Cuerpo al Padre por todos nosotros.
En este punto de la Santa Misa, el sacerdote muestra la muerte de Jesús en el Calvario de una manera incruenta, tal como Cristo lo hizo en la Última Cena.
El sacerdote, por el poder de Cristo, actúa en la persona de Cristo, y por las palabras de consagración, transforma el pan en el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo.
Tercera campana: suena después de que el sacerdote dice las segundas palabras de consagración: "Esta es mi Sangre...".
Jesús transformó el vino en Su Sangre al final de la Última Cena. Él mostró su muerte, su sacrificio de amor. Mostró su CUERPO y su SANGRE separados y los ofreció a Dios Padre.
El sacerdote en la Misa hace lo mismo: transforma el pan en el Cuerpo de Cristo y luego el vino en la Sangre de Cristo.
En la Última Cena, Jesús llamó al pan consagrado SÓLO SU CUERPO, y al vino consagrado SÓLO SU SANGRE. Esto fue hecho para mostrar Su sacrificio eterno (la separación de la Sangre del Cuerpo, que siempre significa muerte) bajo las formas de pan y vino hasta que Él regresa con toda su Gloria.
Por lo tanto, son las consagraciones SEPARADAS de pan y vino las que explican la naturaleza sacrificial de la Misa. Es el mismo sacrificio ofrecido en la Cruz sólo en el Calvario, como en la Última Cena, de manera incruenta.
Cuarta campana
Esta campana suena en la Comunión del sacerdote. Anuncia el fin del elemento sacrificial de la Misa.
Se hace sonar cuando el sacerdote consume la preciosa Sangre. Como cuando Cristo dijo en la Última Cena:
"He deseado ardientemente comer esta Pascua con ustedes antes de mi Pasión, porque les aseguro que ya no la comeré más hasta que llegue a su pleno cumplimiento en el Reino de Dios". Y tomando una copa, dio gracias y dijo: "Tomen y compártanla entre ustedes. Porque les aseguro que desde ahora no beberé más del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios". (Lucas 22,15-18)
Cristo no bebió la última copa habitual de la celebración pascual de la Última Cena hasta que, al día siguiente, en Su crucifixión, se le dio vino agrio mientras padecía en la Cruz, y entonces Cristo dijo: "Todo está consumado", (Juan 19,30), y murió por nosotros en un perfecto sacrificio de amor.
La Misa: Sacramento de la Eucaristía.
La Misa es la Fiesta que Dios escogió para traer a Cristo REALMENTE vivo y presente bajo las apariencias del pan y del vino.
Después de la consagración, el pan y el vino ya no son pan y vino, sino que son, en realidad, Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. No estamos hablando en sentido figurado o un sentido metafórico como lo creen algunos.
En el Evangelio de San Juan, Jesús habla LITERALMENTE acerca de darnos de comer su Carne y su Sangre. Muchos de sus seguidores lo dejaron solo cuando dijo esto, pero no por eso, Cristo echó atrás este regalo milagroso.
En la Eucaristía ocurre la TRANSUBSTANCIACIÓN (el pan y el vino se transforman en el Cuerpo y la Sangre del Señor), y creemos esto por la Fe, porque Jesús lo dijo LITERALMENTE y Su Palabra es verdadera. Su Cuerpo y Sangre es alimento para nuestras almas:
"Si no comemos y bebemos la Carne y la Sangre del Señor, no tenemos vida en nosotros". (Juan 6,53).
No estamos adorando un pedazo de pan o vino, estamos adorando LA REAL PRESENCIA VIVA del Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor.
En el Sacramento de la Eucaristía, Jesús permanece presente aquí en la Tierra con nosotros de una manera muy real, visible y tangible.
La Misa es comunión.
Celebrar la Santa Misa es también celebrar una COMUNIÓN completa con Cristo y su pueblo santo, debido a que en la Última Cena (cuando se instituyó la Eucaristía) Jesús oró para que todos seamos uno:
"Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste". (Juan 17,21).
Este deseo de unidad de Nuestro Señor tiene su expresión más plena en la Comunión Eucarística. En cierto modo, nos convertimos en lo que comemos. Sin esta perspectiva, las palabras del Padre Nuestro, "danos hoy nuestro pan de cada día", carecen de todo su significado.
En la comunión, Dios quiere que tengamos una relación íntima, profunda y estrecha con su amor, que nos convirtamos en miembros eucarísticos de su Cuerpo y seamos multiplicadores de su esperanza.
¿Que es la Misa? Una adoración preciosa.
En la Misa, el sacerdote hace realmente presente el Sacrificio de la Cruz, y trae en Cuerpo, alma, Sangre y Divinidad a nuestro Señor en las especies del Pan y del Vino. Un Milagro tan maravilloso como esto solo se le pudo haber ocurrido a Dios, un regalo precioso para nuestros corazones
Entonces, ¿Crees que la misa es aburrida? Tantas cosas que pasan en ella y que muchos pasan desapercibidos.
"Señor, danos un corazón puro para amarte siempre y como te lo mereces".