Puede ser fácil pasar de una devoción legítima a una superstición. El Escapulario de la Virgen del Carmen te protege del mal, pero hay que tener cuidado
¿El Escapulario de la Virgen del Carmen protege contra el mal?.
Un día, leyendo sobre el Santo Cura de Ars, leí un testimonio de este Santo sobre la Virgen María que me impresionó mucho. En ella narraba que, una joven se confesó con el Cura de Ars, (San Juan Vianney). Antes de siquiera comenzar su confesión, San Juan María Vianney le interrumpió y le dijo: "¿Recuerdas hace algunos días en el salón de baile a un joven guapo que bailaba con todas las chicas menos contigo? ¿Y se sentía como avergonzado cuando te veía? ¿Y recuerdas que viste algunas chispas saliendo de sus pies cuando se fue? Tienes que saber que ese era el demonio en forma humana, y la única razón por la que no bailó contigo es porque llevabas el escapulario. Agradece a la Virgen por eso".
El Escapulario marrón de Nuestra Señora del Carmen.
Uno de los signos en la tradición de la Iglesia, desde hace muchos siglos, es el Escapulario Marrón de Nuestra Señora del Monte Carmelo. Es un signo aprobado por la Iglesia y aceptado por la Orden del Carmelo como un signo externo de amor a María, de la confianza que sus hijos tienen en ella y del compromiso de vivir como ella.
La palabra escapulario indica una forma de ropa que los monjes usaban cuando trabajaban. Con el paso del tiempo, las personas comenzaron a
darle un significado simbólico: "la cruz que debe ser llevada cada día como discípulos y seguidores de Cristo".
En algunas órdenes religiosas, como las Carmelitas, el Escapulario se convirtió en un signo de su forma de vida. El Escapulario llegó a simbolizar la especial dedicación de los carmelitas a María, la Madre de Dios, y a expresar la confianza en su protección maternal, así como el deseo de ser como ella en su compromiso con Cristo y con los demás. Así, el Escapulario marrón se convirtió en un signo de María. Pero tengamos cuidado de no pasar de una hermosa devoción como esta a un signo de superstición. Así nos lo cuenta el Padre Sergio Román en su experiencia:
El otro día fui a la Basílica de Guadalupe y se me ocurrió pasar entre los puestos que invaden la calle frente a la Basílica. En varios puestos vi en venta escapularios en gran cantidad. Escapularios de la Virgen, de Juan Diego, de san Judas y de san Charbel, que son los más populares; escapularios rojos, verdes, azules, blancos, amarillo y de todos los colores habidos y por haber.
Me llamó la atención un collar hecho con escapularios de varios colores bellamente trenzados formando un cordón multicolor para lucirse en el cuello. No cabe duda: los escapularios están de moda, una moda impuesta por el ingenio y la creatividad de los comerciantes en artículos religiosos para incrementar sus ventas.
Los recuerdos religiosos en los santuarios de todo el mundo son parte importante en el peregrinar. Son recuerdo de una visita al santuario que se lleva a casa para recordarla siempre. Es como llevar al hogar un pedacito de cielo.
¿Los Escapularios me protegen?
Yo veo a muchos fieles de mi comunidad lucir al cuello no uno, sino muchos escapularios que cuelgan allí hasta que se caen de viejos y de sucios. ¿Por qué usas tantos escapularios?: "¡Porque me dan protección, son poderosos!"
¡Qué fácil es pasar de una devoción legítima a la superstición, sustituto de la fe en las personas que no están ilustradas en su religión! Y yo, sacerdote, me sentí culpable por no haber explicado suficientemente a mis fieles el uso de los escapularios, antigua tradición de la Iglesia convertida ahora en práctica de magia y brujería.
Si mis fieles supieran lo que significa un escapulario no usarían tantos y, si aceptaran usar uno solo, lo llevarían con más devoción y respeto.
¿Qué es un Escapulario?
Literalmente, un Escapulario es una prenda que se lleva sobre los hombros colgando por delante y por detrás. Se usa a través de la historia en diferentes tipos de vestiduras y de uniformes, pero es, sobre todo, un hábito religioso.
Es la ropa que usan los monjes y las monjas. Consiste en una tira de tela que se lleva sobre el hábito y en la que se borda el escudo de la comunidad a la que se pertenece. El que lleva un escapulario es porque quiere pertenecer a esa orden o comunidad religiosa.
Cuando surgieron las órdenes religiosas, a finales de la Edad Antigua y principios de la Edad Media, se fundaron la "primera orden" para varones, la "segunda orden" para mujeres y la "tercera orden" para laicos de ambos sexos que anhelaba pertenecer a la orden religiosa, pero que querían hacerlo desde su estado de vida propio.
Las terceras órdenes agruparon a muchos fieles laicos que se comprometían en un tipo especial de vida, en la pobreza, en la castidad dentro del matrimonio y en la obediencia a Dios y a sus ministros.
Mediante la oración, la mortificación y las obras buenas, aunadas a ciertas prácticas características de la orden, buscaban su santificación en medio del mundo. Se organizaban bajo la dependencia de la orden religiosa e incluso hacían una especie de votos que renovaban año con año.
Estas terceras órdenes, bendecidas y propiciadas por la Iglesia, hicieron y hacen mucho bien entre los fieles laicos, de los cuales muchos han llegado a los altares, como santa Rosa de Lima, que era terciaria dominica.
Estos fieles no podían usar el hábito completo de la orden, pero se les concedía usar un "mini hábito", es decir, el escapulario reducido a su mínima expresión.
Hay escapularios de los dominicos, mercedarios, franciscanos, agustinos, carmelitas y demás órdenes y comunidades religiosas. El más conocido y usado, sin duda, es el escapulario de la Virgen del Carmen.
El Monte Carmelo y el Escapulario.
En las costas de Palestina, hacia el mar Mediterráneo, hay una montaña escarpada que domina sobre el mar. Es el Monte Carmelo. En el Antiguo Testamento vivió allí el profeta Elías y desde allí hacía oración para que lloviera sobre aquella tierra que padecía sequía desde hacía varios años.
Dios le hizo caso y un día vio en el horizonte una nubecita, del tamaño de una mano, que se acercaba hacia la tierra firme. Aquella nubecita trajo la lluvia esperada. Elías, desde entonces, meditó en el Mesías que era esperado como una lluvia salvadora para su pueblo, y en la Madre del Mesías, que sería como aquella nube que trajo la lluvia. Muchos siglos después nació Jesús de María, la Virgen.
Sobre ese monte hubo, después de Elías, una comunidad de profetas que adoraban a Dios y pedían la venida del Mesías. Esa comunidad reconoció en Cristo al esperado y desde entonces en ese monte se veneró a la Madre del Mesías, a María, a la que llamaron cariñosamente "Estrella del mar", Stella Maris.
Escapulario de la Virgen del Carmen.
Un 16 de julio, en el S. XI, la Virgen María se apareció al superior de la Orden Carmelitana, San Simón Stock, y le dio las reglas de su Orden. Según la tradición le entregó al santo un escapulario de color café con el escudo de la Orden y prometió a los que lo llevaran el salir del purgatorio al siguiente sábado de su muerte. A esto se le llama el "privilegio sabatino.
La Virgen pudo prometer esto, porque llevar el escapulario de la Virgen del Carmen es un compromiso de vivir en oración, en mortificación y en obras buenas, medios clásicos que la Iglesia ofrece a sus fieles para hacer penitencia por sus pecados.
El escapulario de la Virgen del Carmen debe ser impuesto por un sacerdote a los que acepten santificarse en el amor e imitación de María y en la recepción frecuente de la Eucaristía. No es tan fácil usar un escapulario. ¿O sí?
Forma corta para dar el Escapulario.
"Recibe este escapulario, signo de tu especial relación con María la Madre de Jesús, a quien te comprometes a imitar. Que te recuerde tu dignidad como cristiano, sirviendo a los demás e imitando a María. Llévalo como un signo de su protección y de pertenecer a la familia del Carmelo, haciendo voluntariamente la voluntad de Dios y dedicándote a construir un mundo fiel a su plan de comunidad, justicia y paz".
Oración a Nuestra Señora del Monte Carmelo.
Con el Escapulario en la mano y, preferiblemente de rodillas, rezar la siguiente oración invocando a María su protección contra el mal.
Oh hermosa Flor del Monte Carmelo, vid fecunda, esplendor del Cielo, Bendita Madre del Hijo de Dios, Virgen Inmaculada, ayúdame en esta mi necesidad. Oh Estrella del Mar, ayúdame y muéstrame aquí que eres mi Madre. Oh Santa María, Madre de Dios, Reina del Cielo y de la Tierra, te suplico humildemente desde el fondo de mi corazón, que me ayudes en esta mi necesidad. No hay nadie que pueda soportar tu poder. Muéstrame aquí que eres mi Madre.
"Oh María, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a ti". (Repite tres veces)
"Dulce madre, pongo esta causa en tus manos". (Repite tres veces)
Rezar el Padrenuestro, el Avemaría y el Credo.
Confiarse en las manos de María a través del Escapulario de la Virgen del Carmen, puede brindarte una poderosa protección contra el mal haces todo con mucha fe y devoción desde el corazón.
Recursos sobre la Virgen del Carmen y el Escapulario.
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