En la Anunciación, el Ángel da dos nombres a María: Jesús y Emmanuel. Pero no hay oposición. Emmanuel es el nombre profético y Jesús es su nombre personal
¿Jesús o Emmanuel? ¿Por qué el Ángel dio dos nombres a María?.
Cuando el Arcángel San Gabriel se le presentó a la Santísima Virgen María de parte de Dios en la Anunciación del Señor, este le dijo dos nombres para su hijo: Jesús y Emmanuel ¿Es esto contradictorio? ¿Por qué el Ángel le dijo dos nombres a María si solamente sería utilizado uno en su vida en la Tierra? ¿Hay una oposición que no sabemos con respecto a estos dos nombres ¿Qué relación tienen estos dos nombres anunciados por el Ángel?
Vamos ahora a hacer un pequeño análisis, basados en el contexto y en el propio significado de cada palabra de Jesús y de Emmanuel.
¿Por qué Jesús no fue llamado "Emmanuel" como indicó el Ángel?
En el Evangelio del Apóstol San Mateo, encontramos dos de los nombres que el Ángel Gabriel indicó que recibiría el Niño Dios nacido de María.
- "Le pondrás por nombre Jesús" (Mateo 1,21)
- "Se le pondrá por nombre Emmanuel" (Mateo 1,23).
La palabra Emmanuel se traduce como "Dios está con nosotros". El Apóstol San Mateo recuerda la profecía mesiánica de Isaías (7,14) y afirma que su cumplimiento final se encuentra en el Hijo de María: "He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y su nombre será Emmanuel". (Mateo 1,23).
A quién llamarán por "Nombre": en este sentido, no se refiere al nombre real que José y María debían dar a su Hijo (cf. Mateo 1,21, Lucas 1,31); en este caso, la palabra se utiliza en el sentido de "llamar" (es decir, "le llamarán Emmanuel", cf. Isaías 7,14).
¿Hay oposición entre el Nombre de Jesús y Emmanuel?
Como vimos anteriormente, el nombre que se anuncia en Isaías (Emmanuel) es el nombre profético de Cristo, y el nombre de Jesús es su nombre propio y personal. Así que, no hay ninguna oposición entre ambos nombres.
El nombre profético solo indica lo que significará para los hombres, en aquel momento, el nacimiento de este niño. Será "Dios con nosotros" de un modo particular. Así, se lee en el mismo Isaías, cuando dice a Jerusalén: "Desde ahora te llamarás ciudad del Justo, ciudad Fiel" (Isaías 1,26),
Esto se dijo no porque hubiese de llamarse así materialmente, sino porque tenía desde entonces una cierta conveniencia a causa de la purificación que en ella haría Yahvé. O, como dice a este propósito San Jerónimo: "Significan lo mismo Jesús que Emmanuel, no al oído, sino al sentido" (Profesores de Salamanca, Biblia Comentada, tomo II, B.A.C., Madrid, 1964, p. 30).
1. El Nombre: "Emmanuel".
El nombre dado por el Ángel de Emmanuel expresa la naturaleza, la personalidad del Hijo de María. El nombre se contiene en la profecía que Isaías proclama ante el desconfiado Acaz, cinco siglos antes del advenimiento del anunciado en ella: "He aquí que una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarán su nombre Emmanuel, Dios con nosotros" (Isaías 7,14).
"Emmanuel": Dios con nosotros. Jesús es Dios; el Dios adorable que hizo el cielo y la tierra, que gobierna los astros y a quien sirven los ángeles. Pero sin dejar de ser Dios ni perder su Gloria, se hunde en nuestra historia y en nuestro mundo para convivir con los hombres que Él ha creado, con la hechura de sus manos: Se hizo ver en la tierra y conversó con los hombres (Ba 3,38).
Emmanuel expresa quién es el que nace: es Dios que se hace carne. Por eso el ángel dijo a María: "Lo que nacerá de ti será santo, será llamado Hijo de Dios" (Lucas 1,35).
2. El nombre: "Jesús".
Le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados (Mateo 1,21). Tales las palabras del ángel a José. Este nombre expresa la misión del Hijo de Dios al encarnarse. Revela el motivo de la encarnación. Jesús en lengua hebrea se dice "Yehoshuah" y quiere decir "Yahveh salva", Dios salva; quiere decir, pues, Salud-dador. El que viene a dar la salud al alma, que es donde mora la enfermedad del pecado.
¿Quién puede perdonar los pecados, sino Dios?, se preguntan los enemigos de Cristo, escandalizados no solo porque ha curado a un paralítico en Cafarnaún sino, especialmente, porque se ha anunciado la remisión de sus pecados (cf. Marcos 2,7).
Han entendido que de esta manera se iguala a Dios, y no se equivocan: solo Dios puede perdonar los pecados de los hombres. Por eso los perdonaba Cristo, porque era Dios, y para eso se había encarnado. Esto es lo que nos revela con su nombre. Muchos hebreos se llamaron Jesús por casualidad, decía Maldonado en el siglo de oro español:
"Cristo, en cambio, por determinado consejo, no humano sino divino. Aquellos que lo llevaron antes que Él no fueron verdaderos salvadores, y Cristo lo es más todavía de lo que el hombre acierta a significar. Para ellos era nombre común y vulgar; para Cristo fue peculiar y, según el profeta, había predicho, propio y singular, porque de la manera que de Cristo se dijo, a nadie le conviene más que a Él, ya que no hay en otro alguno salud" (Juan de Maldonado, Comentarios a San Mateo, B.A.C., Madrid 1950, p. 133)
Jesús, el Emmanuel, el Dios con nosotros.
Habiendo aclarado entonces sobre los nombres del Niño Dios, para hacer más sencilla la explicación, tomaremos este ejemplo terrenal:
La leyenda de la NBA, recientemente fallecido, Kobe Bryant, fue mundialmente conocido como: "La Mamba negra", sin pretender que esto fuese algún insulto, fue el apodo que se le dio debido a que era extremadamente ágil y veloz. Así como el apodo de Kobe Bryant tenía la intención de indicar de que esté era un jugador, era realmente habilidoso, ágil y veloz como esta serpiente, del mismo modo, Emmanuel indica que Jesús, era el esperado Mesías, sería "El Dios con nosotros". Emmanuel, "Dios está con nosotros", también nos recuerda el último versículo de Mateo (28,20): "He aquí que yo [Jesús] estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo".
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