Jesús nos habla siempre con amor, nos tiene una infinita paciencia y compasión porque sabe que somos lentos para comprender
Jesús tiene infinita paciencia y compasión por nosotros.
Hoy, y todos los días de mi vida, agradezco al Señor la oportunidad de vivir, de amar, de compartir con mis seres queridos, sobre todo le agradezco el don de la Fe. Pido al Padre para que esa gracia de saber comprender, amar, ser pacientes y compasivos, sea derramada en nuestro corazón y nos ayude a sanar de todo aquello que hoy nos obstaculiza el paso para avazar.
Estoy convencido de que Dios puede proveernos con todas las herramientas necesarias para superar todo aquello que hoy no nos deja apreciar lo generoso y bueno que Él siempre ha sido con nosotros. Solo hay que tener paciencia y compasión como Él la tiene con nosotros.
Jesús nos tiene infinita paciencia
Jesús nos habla siempre con amor, nos tiene mucha paciencia porque somos lentos para comprender.
Al igual que los discípulos, nos sucede que no entendemos su gran amor en nuestras vidas. A pesar de haber visto todo lo que a lo largo del tiempo Él ha hecho por nosotros, aún nos angustiamos y dudamos, sentimos miedo y nos desesperamos. ¿Acaso alguna vez Dios te ha fallado? ¿Por qué crees que lo hará ahora?
Hoy te invito a estar más atento a tu vida, a prepararte para esta Cuaresma que empieza mañana desde la gratitud y la revisión de tu interior. Mírate por dentro, pregúntale al Señor en tu oración qué debes cambiar.
Prepara tu corazón para enfrentar cada situación de manera confiada, desde el corazón, buscando aquello de ti que tú sabes que te aleja de Él, a entregárselo y a ofrecerle con amor todo el esfuerzo que harás por cambiarlo. El Señor te quiere dispuesto, Él te quiere cambiar, sólo tienes que dejarte ayudar por su amor. Reza ahora con fe y confianza:
Señor Jesús, que grandes son tu obras con las que cada inundas nuestro existir. Tus prodigios son infinitos en mi vida: quiero recordarlos siempre, pero sobrepasan mi capacidad. Ayúdame a entender que soy un administrador de tus bienes y que no puedo desperdiciar cada gracia que me regalas. Confieso que todo lo bueno que tengo me viene de ti, y lo malo es cosecha propia. ¡Ayúdame a cambiar! Limpia este vagabundo corazón de la pereza espiritual y transfórmalo en uno nuevo que te ame con gran pasión y que su dirección siempre apunte hacia tu amor y tu perdón. Amén
Jesús nos tiene infinita paciencia, así que también nosotros debemos ser pacientes para lograr eso que queremos. Son muchas las bendiciones que Dios ha puesto en la vida de cada uno de nosotros, sería bueno tenerlas siempre a mano y recordar que, a través de la paciencia, podamos esperar grandes cosas de Dios.
"Quien quiera algo que no sea Cristo, no sabe lo que quiere; quien pida algo que no sea Cristo, no sabe lo que pide; quien no trabaje por Cristo, no sabe lo que hace" (San Felipe Neri)
