La Sagrada Escritura lo revela, la Tradición lo enseña, los santos dan testimonio de ella. Exorcista confía en la intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe
Exorcista confiesa por qué se confía a la Virgen de Guadalupe.
A lo largo de la experiencia en toda la historia de la Iglesia y según los testimonios de muchos sacerdotes exorcistas, confiarse a la Virgen María, ayuda mucho en todos los casos de exorcismos. Y la advocación de la Virgen de Guadalupe, contiene una poderosa intercesión en favor de esas pobres almas oprimidas por la presencia del demonio. El Papa Pío XII le dio a Nuestra Señora de Guadalupe el título de "Emperatriz de las Américas" en 1945. El 12 de diciembre es la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, y es un momento propicio para recordar cómo Ella, nuestra Madre, reina sobre nuestra nación desde el Cielo, protegiéndonos y guiándonos con solicitud y ternura maternal, cuidándonos de todos los ataques del demonio y toda influencia del mal.
Aquel increíble milagro que quedó estampado por la eternidad en la tilma de San Juan Diego y el contexto de las apariciones, nos recuerdan que Nuestra Señora es victoriosa sobre la serpiente (el demonio), interviene en la historia y está deseosa de interceder por aquellos que buscan su intercesión en este valle de lágrimas.
Los exorcistas y la lucha contra el demonio.
Lo de darle batalla frontal al demonio es un asunto que el sacerdote Sante Babolin enfrenta no solo como exorcista de posesos, desde que fuese oficialmente nombrado para tal servicio en la diócesis de Padua el año 2007.
Uno de los escenarios que este italiano disfruta (según ha contado en algunas entrevistas), es cuando administra el sacramento de la reconciliación en el confesionario, pues allí también se expulsa al demonio.
Aunque no fue menos feliz aquellos cuarenta años cuando exorcizaba la ignorancia, dictando la cátedra de Filosofía en el Seminario de Padua y la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Pero al Sacerdote Sante Babolin quien le gana el corazón es la Santísima Virgen María; y de todas las advocaciones, nuestra Señora de Guadalupe puso sello en su alma.
Como una "emergencia pastoral" califica este presbítero la necesidad de que el clero se forme, informe y actúe respecto de la acción del mal en nuestro tiempo. Por ello aceptó la invitación a transferir su experiencia en demonología y exorcismo a sacerdotes reunidos en México para tal fin entre el 21 y 25 de julio pasado.
Según refiere el semanario mexicano Desde la fe (en su edición del 27 de julio), una de las enseñanzas de mayor impacto en la audiencia de sacerdotes fue contada a modo de anécdota por Babolin.
Virgen de Guadalupe interviene para liberar.
Dijo el sacerdote que estando en Padua atendiendo a un joven poseso, inició como es costumbre con el Ritual de exorcismos, pero de improviso supo que debía invocar la ayuda de la Virgen de Guadalupe. El Exorcista recuerda haber dicho las palabras:
"Nuestra Señora de Guadalupe, Reina del Tepeyac, libéralo".
En ese instante el demonio respondió de manera violenta: "¡Antes de Ella, todo esto era mío allá!". El exorcista explicó que el demonio estaba refiriéndose al pueblo de México con esas palabras. El demonio no puede contra Nuestra Señora de Guadalupe.
Babolin, el Sacerdote exorcista, dice que recordó entonces a Tonanzin, diosa tierra para la pagana mitología indígena mexicana, e hizo la siguiente invocación:
"Nuestra Señora de Guadalupe, tú que has destruido el imperio de Tonanzin..."
El exorcista cuenta que no alcanzó a terminar la frase porque, de inmediato, respondió con fuerza el demonio: "Coatlicue", que significa serpiente y (como concepto sacro de mal) hace parte de aquella mitología".
Finalmente, el padre Babolin refiere que una vez terminado el exorcismo y habiendo quedado liberado el joven, le preguntó si conocía México o algo de su historia. Que incluso le pidió pronunciara el nombre "Coatlicue". Pero el joven, dice: "No tengo la más mínima idea del país y mucho menos de sus orígenes y cultura prehispánicos".
Virgen de Guadalupe, Madre de misericordia
Por este motivo, indicó el Padre, desde que inicié a servir en este ministerio del exorcismo, he invocado a la Virgen de Guadalupe llamándola: "Santa María, Madre de Dios, nuestra Señora de Guadalupe, Madre de misericordia".
En su opinión, invocar a la Virgen de Guadalupe causa mucho daño al Demonio por dos razones:
1. En primer lugar, porque expresa una ternura maternal y construye su imperio con el amor y no con el terror.
2. Porque su imagen de Madre exalta la familia, unida por su espíritu maternal, que ofrece amor a los papás y a los hijos; y este mismo espíritu maternal trabaja a fin de que todo el pueblo actúe en una fraternidad humana. Todo esto molesta al Demonio.
Coatlicue aterroriza (continúa el sacerdote exorcista), pero la Virgen de Guadalupe atrae y consuela; y Ella misma lo dice (según se precisa en el texto Nican Mopohua que refiere su manifestación): "Yo me honro en ser madre compasiva de todos ustedes, tuya y de todas las gentes que aquí en esta tierra están en uno, y estaré siempre dispuesta a escuchar su llanto, su tristeza, para purificar, para curar todas sus diferentes miserias, sus penas, sus dolores". La Virgen de Guadalupe es entonces una poderosa aliada en la lucha contra el demonio y muy especialmente en los exorcismos. Nuestra Señora debe ser invocada siempre en la lucha contra el mal.
Oración a Nuestra Señora de Guadalupe
Madre misericordiosa, oh Santísima Virgen de Guadalupe, viniste a contarnos tu compasión a través de San Juan Diego, a quien llamaste el más pequeño y querido de tus hijos. Da tu fuerza y protección a todos los que viven en la pobreza hoy en día, especialmente a los jóvenes, ancianos y vulnerables. Ruega por ellos al Padre, para que experimenten el Amor Divino de manera tangible en sus vidas diarias, y para que todos los que trabajan por la justicia en nombre de los pobres puedan crecer en fortaleza y humildad. De esta manera, manifiesta tu caridad y preocupación en nuestras vidas, para que el llanto de la humanidad sea escuchado, y todo nuestro sufrimiento, dolor y desgracia sea conducido con el consuelo y la curación divina. Que siempre conozcamos la paz de estar en la cuna de tus brazos, y nos lleves a salvo a casa con tu hijo, Jesús. Amén.