Ser una sola carne tiene implicaciones para nuestra felicidad en el matrimonio: que no hayan secretos, presupuestos ni asuntos separados
Una sola carne en el matrimonio, sin secretos ni presupuestos separados.
En el matrimonio, ¿cómo dos personas seconvierten en una sola carne?
La definición de Dios del matrimonio se encuentra en Génesis 2:24: "Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne". ¿Qué significa, entonces, que un hombre y una mujer se convierten en "una sola carne" en el matrimonio? ¿Deben matener secretos?, ¿tener presupuestos separados?
Un hombre y una mujer se convierten en una sola carne en el matrimonio cuando, ante el Altar del Señor, se comprometen el uno al otro a amarse y servirse en todas las etapas de su vida. A partir de ese momento, ellos comparten todas las cosas como una unidad. Un hombre es llamado a dejar a sus padres, a salir de su casa y de su provisión, y a convertirse en una sola carne con su esposa. Lo mismo para la mujer. Cuando el esposo y la mujer trabajan juntos en las cosas de la vida, se unen, e incluso pueden empezar a parecerse el uno al otro.
Dios ha preparado buenas obras de antemano para que las llevemos a cabo (Efesios 2:10). Como "una sola carne", una pareja de casados coordina sus esfuerzos para asegurarse de que se haga el trabajo, tanto como individuos como en equipo. Como cualquier pareja rodeada de niños, iglesia, trabajo y amigos, los esposos saben que no pueden cumplir con sus deberes dados por Dios a menos que trabajen juntos.
Volvamos a la cita bíblica inicial: Dice el Génesis que "por eso, el hombre deja a su padre y a su madre para unirse a su mujer y pasan a ser una sola carne"(Génesis 2, 24). Jesús reafirma esto literalmente (Mateo 19, 5) y lo complementa diciendo
"Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre". (Mateo 19, 6).
La profundidad de esta afirmación divina va más allá de declarar solo la indisolubilidad del matrimonio. Tiene implicaciones prácticas que a veces no hemos reflexionado suficientemente.
El ser "una sola carne" implica (entre otras muchas cosas) que la voluntad de Dios para un matrimonio es que no hayan ni "secretos" ni "presupuestos separados" entre ambos.
Cuantos esposos mantienen correspondencia privada que no comparten entre sí, determinadas claves o contraseñas desconocidas entre sí; dinero que cada quien gana y que se lo reserva para sí; etc.
1. Sin secretos.
Respecto a lo primero, hace tiempo recibí un mail de una chica que me declaraba su amor a través de un poema, no obstante que yo ya estaba casado y ello era absolutamente público.
Confieso que lo primero que se me ocurrió fue el contestar dicho mail por mi cuenta, pensando que no tenía porque preocupar a mi esposa con temas que podía manejar yo solo. Luego recordé que éramos "una sola carne" y que no debía haber ningún tema secreto u oculto entre nosotros.
Así fue que le mostré el referido mail y redacté mi respuesta junto a mi esposa, pero siempre escribiendo en primera persona. Grande fue nuestra sorpresa cuando la muchacha me respondió que el hecho que sea casado no representaba ningún problema para que pasara algo entre nosotros. Decidimos no escribirle más pero ella insistía e insistía.
Yo tenía un concierto en Lima por esos días y la muchacha amenazó con asistir, ante lo cual decidimos acudir en familia y preparar un repertorio especial para la ocasión. Hicimos la canción "Amiga" con el testimonio CERO Kms. y una oración especial por las familias. ¡Fue suficiente! Nunca supimos a ciencia cierta si ella acudió o no al concierto. Solo sabemos que ese día desapareció de nuestras vidas.
2. Sin presupuestos separados.
Respecto a lo segundo, mis suegros nos dieron la azotea de su casa para que construyéramos un departamento antes de casarnos.
Unimos nuestros ahorros de toda la vida y aun así no nos alcanzó para terminar de techar. Gestionamos un préstamo y logramos ponerle un techo de madera a nuestra "cabaña tres pisos más cerca al sol" como la llamara en la canción "Mi felicidad"
De pronto, entre los gastos de la casa y los de la boda, ambos nos dimos cuenta que como individuos, estábamos quebrados, y que solo como matrimonio resultábamos perfectamente solventes a pesar de las deudas asumidas.
Económicamente habíamos dejado de ser dos para convertirnos en una sola carne. Desde allí, todo siempre lo pusimos en común salvo los 20.00 soles que suelo llevar en la billetera (y ella en su monedero) para imprevistos.
Matrimonio feliz, una sola carne.
Si cumplimos la voluntad de Dios y realmente un matrimonio se convierte en una sola carne en todo sentido, la Palabra de Jesús que dice: "lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre", ya no nos sonara como una sentencia que Él nos impone y que hay que cumplir, sino como una garantía que Él nos ofrece.
Es como si Él nos dijera: Si ustedes se convierten en "una sola carne" yo les garantizo que vuestro matrimonio será sólido y duradero. Ninguna voluntad humana podrá separarlo. Esto es recibir la Palabra de Dios en clave de fe y no como una obligación o imposición.