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Categoría: Familia

Como padres, sentimos necesidad de enseñar a nuestros hijos millones de lecciones, pero ¿cuáles son las que realmente valen la pena enseñar?

Como padres, sentimos la necesidad de enseñar a nuestros hijos MILLONES de lecciones (No le pegues a tu hermano, trabaja duro, di la verdad, usa calzoncillos limpios, no comas helado en el desayuno, lávate las manos después de usar el baño, no te vayas lejos en la tienda, etc., etc.) Pero, ¿Te has puesto a pensar cuales son las lecciones que realmente valen la pena enseñar? ¿Cuáles son las que realmente importan?

El haber pasado una tarde con una de las personas más sabias que conozco, me ayudó a considerar esas lecciones en una nueva forma y a identificar cuáles son las 4 lecciones que nuestros hijos siempre recordarán.

Si nos enfocamos en enseñar bien estas cuatro lecciones con nuestras palabras y nuestros actos, creo que los capacitaremos para el éxito en cada ámbito en su vida.

La semana pasada tuve la oportunidad de tomar un avión para pasar una tarde con mi hermosa abuela de ochenta y siete años quien acaba de tener un ataque al corazón.

Los doctores ya no le conceden mucho tiempo de vida, pero ella nunca se ha rendido ante nada y sigue en la lucha. Ella es una de las personas más fuertes y amables que he conocido.

Criada en una granja en Kentucky durante la Gran Depresión, su familia no contaba ni siquiera con electricidad hasta que ella ya era mayor y no vivía en la casa. Las lecciones de vida que ella aprendió en esa modesta granja, han hecho de ella una mujer extraordinaria.

Ella tuvo su ataque al corazón el día de Acción de Gracias, cuando estaba haciendo la cena para varios familiares. Ella dijo que sintió que moría, pero oró a Dios así:

"Señor, Tú sabes que no puedo morir el día de hoy, tengo muchas cosas que hacer, por eso tienes que mantenerme con vida. Si es tu voluntad que yo muera, te pido que sea mañana".

Pasar el tiempo con mi abuela la otra tarde, escuchar su risa y sus historias del pasado, hace que sea una de las tardes más memorables de mi vida.

Literalmente, ella podría vender los derechos para que se haga una película con su vida; son tantas cosas que ha hecho y visto, que hasta podrían ganar premios por ello.

Pasar ese tiempo con ella también me recordó a cerca de la importancia que tiene TODO lo que yo hago como padre.

Casi todas las historias, lecciones y recuerdos memorables que cuenta mi abuela se refieren a sus padres y al tiempo en que creció. Ella se convirtió en la mujer fuerte, compasiva y fervorosa que ha sido por 87 años, gracias a las lecciones que aprendió de sus padres en sus primeros 18 años.

Basándome en las lecciones que aprendí de ella, de otros mentores, de las verdades universales que encontramos en la Biblia (nuestro manual de la familia) y de las experiencias que he tenido en mi vida, estoy convencido que estas son las 4 lecciones que tus hijos siempre recordarán. Sin orden particular.

1.- Haz lo correcto y no lo que es común.

La presión social siempre ha existido. Mi abuela me contó acerca de cómo se comportaban los padres de sus amigos. Era común alocarse en las fiestas, la infidelidad, y muchas cosas raras que en estos tiempos escandalizarían hasta a una persona desinhibida.

Pero los padres de mi abuela le recordaban el valor de la fidelidad y la fe en Dios; convicciones que aparentemente no tenían valor porque el resto de la gente no las consideraba.

En esas familias terminó habiendo mucho daño, pero la abuela tuvo el valor de resistir la influencia negativa porque tenía el ejemplo de sus padres como buen modelo de la vida real.

2.- Se tú mismo y no te compares.

El compararse es una trampa que puede llevar a muchas personas a quedarse estancadas. La abuela tenía dos hermanas mayores que ganaron concursos de belleza, pero ella nunca quedó nominada.

Los dones que Dios le dio eran muchos, pero no eran tan aparentes o evidentes como los que tenían sus hermanas. Mi abuela pudo haber tenido celos o inseguridad en su corazón, pero en vez de eso, mantuvo su confianza en que era una persona bella creada por Dios.

El amor de Dios y el de su familia eran algo mucho más importante que un premio de belleza. Mi abuela y sus hermanas de 91 años siguen siendo las mejores amigas y se comunican varias veces al día.

Esa hermosa relación fraterna no hubiera sido posible si los celos y rivalidades hubieran afectado su amor y confianza.

3.- Trata a todos con respeto, amor y dignidad.

Mi abuela creció en un lugar y un tiempo en el que prevalecía el racismo, y era común que la gente juzgara a los demás según el ingreso que tenían, el color de su piel y sus títulos profesionales.

Los padres de mi abuela constantemente recordaban a sus hijos lo que Jesús enseñó acerca del amor. Aprendieron que el amor de Dios permite algo mucho más poderoso que tolerar a los demás en nuestra mente y nuestro corazón, porque hace que nos preocupemos por los demás como si fueran nuestros propios hermanos y hermanas, ya que eso es exactamente lo que somos a los ojos de Dios.

4.- ¡Nunca te des por vencido!

Mi abuela pasó tantas penas en su vida, que las enfrenta todas con una fe inquebrantable y la determinación de seguir adelante hasta que Él la llame a Su Casa.

Aprendió las lecciones de perseverancia observando a sus padres que siempre trabajaron duro para proveer a su familia y cómo aun cuando pasaron por la pobreza de la guerra, perseveraron.

¡Hagamos todo lo posible por enseñar a nuestros hijos estas valiosas lecciones!

Traducción y adaptación: Patricia Rocha, PildorasdeFe.net. Con información extraida de: Dave Willis´s Blog

pildorasdefe patricia rochaPatricia Rocha, Mexicana, madre de tres hijos jóvenes. Administradora de profesión. Guía del apostolado Talleres de Oración y Vida, fundados por el P. Ignacio Larrañaga OFM (QEPD). Consagrada al Inmaculado Corazón de María y comprometida en dar testimonio del Amor de Dios a través de la alegría y el servicio

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