Parte de los mandamientos para ser buenos padres es la ternura y buen clima familiar, educar en el diálogo, dar ejemplo, dedicar tiempo
Ser buenos padres implica algunas buenas cosas que debes hacer en tu via diaria por el bien de tus hijos. Es por ello que creemos que estos mandamientos para ser buenos padres, podrán ayudarte en esa tarea de dejar un legado de amor, bondad. perseverancia, lucha, cariño y comprensión, a tus hijos.
Lo que se necesita para ser buenos padres.
Un buen padre se esfuerza por tomar decisiones en el mejor interés del niño. Un buen padre no tiene que ser perfecto. Nadie es perfecto. Ningún padre es perfecto. Ningún hijo tampoco es perfecto. Tener esto en mente es importante cuando establecemos nuestras expectativas para ser buenos padres. Pero esto no significa que no debamos trabajar y esforzanors en lograr ser buenos padres.
Si bien no hay una fórmula mágica para la crianza perfecta de los hijos, hay ciertos rasgos y comportamientos que los padres exitosos comparten.
Ya sea que sus hijos sean pequeños o adolescentes, la implementación de estos mandamientos creará una base sólida para lograr su objetivo para ser buenos padres. Por eso, los Padres deben tener firmeza, confianza, respeto, paciencia y muchas cosas más.
Servimos como un modelo a seguir para ellos. Es por ello que debemos esforzarnos a diarios por amarlos y ser buenos padres para ellos.
Ser padres es una responsabilidad tremenda, pero es una de las mayores alegrías de la vida. Sentir que tu hijo poco a poco se va ganando cada espacio de tu corazón es una de las mejores aventuras en la vida de ser buenos padres.
10 mandamientos para ser buenos padres.
A continuación, te presentamos los 10 mandamientos para ser buenos padres. Pueden ser más pero creemos que estos son ideales para formar hijos con una mayor calidad humana.
1. Demuéstrale lo mucho que lo amas
¿Les demuestras a tus hijos lo mucho que los amas cada día? ¿les dices que ellos son lo más importante que tienes, lo mejor que te ha pasado en la vida? No es suficiente con atender sus necesidades, la ternura es imprescindible.
Está demostrado; los padres que no escatiman besos y caricias tienen hijos más felices que se muestran cariñosos con los demás y son más pacientes con sus compañeros de juegos.
Hacerles ver que nuestro amor es incondicional y que no depende de las circunstancias, sus acciones o su manera de comportarse será vital también para el futuro.
Es uno de los mandamientos para ser buenos padres que debes teenr muy en cuenta. Sólo quien recibe amor es capaz de transmitirlo. No se van a malcriar porque los trates con cariño. Eso no implica que dejen de respetarse las normas de convivencia.
2. Mantén un buen clima familiar.
Para los niños, sus padres son el punto de referencia que les proporciona seguridad y confianza. Aunque sean pequeños, perciben enseguida un ambiente tenso o violento.
Es mejor evitar discusiones en su presencia, pero cuando sean inevitables, hay que explicarles, en la medida que puedan comprenderlo, qué es lo que sucede. Si nos callamos, podrían pensar que ellos tienen la culpa.
Si ellos presencian frecuentes disputas entre sus padres, pueden asumir que la violencia es una fórmula válida para resolver las discrepancias.
3. Educa en la confianza y el diálogo.
La confianza es uno de los mandamientos para ser buenos padres que ye ayudará a crear un clima de seguridad en el hogar.
Para que tus hijos se sientan queridos y respetados, es imprescindible fomentar el diálogo. Una explicación adecuada a su edad, con actitud abierta y conciliadora, puede hacer milagros. Y, por supuesto, nada de amenazas.
Tampoco debemos prometerles nada que luego no podamos cumplir; se sentirían engañados y su confianza en nosotros se vería seriamente dañada.
Si, por ejemplo, nos ha surgido un problema y no podemos ir con ellos al cine, tal como les habíamos prometido, tendremos que aplazarlo, pero nunca anular esa promesa.
4. Debes predicar con el ejemplo.
Existen muchos modos de decirles a nuestros hijos lo que deben o no deben hacer, pero, sin duda, ninguno tan eficaz como poner en práctica aquello que se predica.
Es un proceso a largo plazo, porque los niños necesitan tiempo para comprender y asimilar cada actuación nuestra, pero dará excelentes resultados.
No olvidemos que ellos nos observan constantemente y "toman nota". No está de más que, de vez en cuando, reflexionemos sobre nuestras reacciones y el modo de encarar los problemas.
Los niños imitan los comportamientos de sus mayores, tanto los positivos como los negativos, por eso, y en especial delante de ellos, hay que poner especial cuidado en lo que se dice y cómo se dice.
5. Comparte tiempo de calidad con ellos.
Hablar con ellos, contestar sus preguntas, enseñarles cosas nuevas, contarles cuentos, compartir sus juegos, es una excelente manera de acercarse a nuestros hijos y ayudarles a desarrollar sus capacidades.
Para ser buenos padres hay que pasar tiempo de calidad con los hijos. Cuanto más pequeño sea el niño, más fácil resulta establecer con él unas relaciones de amistad y confianza que sienten las bases de un futuro entendimiento óptimo.
Tenemos que reservarles un tiempo diario, exclusivamente dedicado a ellos; sin duda, será tan gratificante para nuestros hijos como para nosotros.
A los hijos da seguridad saber que siempre pueden contar con sus padres. Si a diario queda poco tiempo disponible, habrá que aprovechar al máximo los fines de semana.
6. Acepta a tu hijo tal y como es.
Cada hijo posee una personalidad propia que hay que aprender a respetar. A veces los padres se sienten defraudados porque su hijo no parece mostrar esas cualidades que ellos ansiaban ver reflejadas en él. Muchos padres se ponen nerviosos y experimentan una cierta sensación de rechazo, que llega a ser muy frustrante para todos en el hogar.
Para ser buenos padres, es necesario entender que el hijo debe ser aceptado y querido tal y como es, sin tratar de cambiar sus aptitudes.
No hay que crear demasiadas expectativas con respecto a los hijos ni hacer planes de futuro. Nuestros deseos no tienen por qué coincidir con sus preferencias.
7. Enséñale a valorar y respetar lo que le rodea.
Un niño es lo suficientemente inteligente como para asimilar a la perfección los hábitos que le enseñan sus padres.
No es preciso mantener un ambiente de disciplina exagerada, sino una buena dosis de constancia y naturalidad. Mandamiento imprescindible para ser buenos padres y comunicar con respeto lo que desean transmitir.
Si se le enseña a respetar las pequeñas cosas, ese jarrón de porcelana que podría romper y hacerse daño con él, por ejemplo, irá aprendiendo a respetar su entorno y a las personas que le rodean.
Muchos niños tienen tantos juguetes que acaban por no valorar ninguno. A menudo son los propios padres quienes, como respuesta a las carencias que ellos tuvieron, fomentan esa cultura de la abundancia. Lo ideal sería que poseyeran sólo aquellos juguetes con los que sean capaces de jugar y mantener cierto interés.
Guardar algunos juguetes para más adelante puede ser una buena medida para que no se vea desbordado y aprenda a valorarlos.
8. Los castigos no sirven para nada.
Los niños suelen recordar muy bien los castigos, pero olvidan qué hicieron para "merecerlos".
Aunque estas pequeñas penalizaciones estén adecuadas a su edad, si se convierten en técnica educativa habitual, nuestros hijos pueden volverse increíblemente imaginativos. Disfrazarán sus actos negativos y tratarán de ocultarlos.
En el camino para ser buenos padres, quizás puedan fallar en esto en algunas ocasiones. Intenten cambiar los castigos con otras alternativas como preguntas y opciones en cuánto a lo que merecen.
9. Regáñalo menos, elógiales más.
Para un niño es tremendamente estimulante saber que sus padres son conscientes de sus progresos y que además se sienten orgullosos de él.
Cuando haga algo positivo, debes decirle que lo está haciendo muy bien y que siga por ese camino.
Para ser buenos padres es necesario reconocer los avances de sus hijos. Esto resulta mucho más efectivo que lo que se suele hacer habitualmente: intervenir sólo para regañar.
Siempre mencionamos sus pequeñas trastadas de cada día. ¿Por qué no hacemos lo contrario?
Si, con un gesto cariñoso o un ratito de atención resaltamos todo lo positivo que nuestros hijos hayan realizado, obtendremos mejores resultados.
10. No pierdas la paciencia.
Difícil, pero no imposible. Por más que parezcan estar desafiándote con sus gestos, sus palabras o sus negativas, nuestro objetivo prioritario ha de ser no perder jamás los estribos. En esos momentos, el daño que podemos hacerles es muy grande.
Este es quizás uno de los desafíos para ser buenos padres que pueden presentar mayor dificultad. Perder la paciencia y decir luego algo imprudente es algo que debemos evitar a toda costa con los hijos.
Decirles: "No te aguanto"; "Qué tonto eres"; "Por qué no habrás salido como tu hermano", merman terriblemente su autoestima y podrías estar construyendo hijos con ira reprimida.
Al igual que sucede con los adultos, los niños están muy interesados en conocer su nivel de competencia personal, y una descalificación que provenga de los mayores echa por tierra su autoconfianza.
Contar hasta diez, salir de la habitación..., cualquier técnica es válida antes de reaccionar con agresividad ante una de sus trastadas. En caso de que se nos escape un insulto o una frase descalificadora, debemos pedirles perdón de inmediato. Reconocer nuestros errores también es positivo para ellos.
Mandamiento infaltable para ser buenos padres.
Además de los mandamientos para ser buenos padres que mencionamos anteriormente, queremos agregar un mandamiento que consideramos muy pero muy importante y que algunos pasan por desapercibido y no enfatizan.
11. Acerca a tus hijos a Dios.
Enséñales a tus hijos a amar a Dios, a crear una relación con Él como amigo, a entender que su presencia los acompaña siempre y que no tienen que sentir miedo porque van de su mano.
Enséñale a tus hijos a tener la seguridad de que hay alguien que los ama incluso más que tú y que desea lo mejor para ellos, que se complace en que ellos vivan y que quiere que ellos también lo amen.
Acércalos a los sacramentos y muéstrales que esta es una de las formas más hermosas de relacionarnos con Jesús, háblales de los mandamientos y cómo Dios nos los ha dado para cuidarnos y para que tengamos verdadera felicidad y vida en abundancia.
El tesoro de la fe es algo que ellos siempre llevarán consigo, la compañía de Dios les brindará seguridad incluso cuando ya no estés tú para ello.
Esperamos que estos 10 mandamientos para ser buenos padres (más 1 muy pero muy importante) puedan ser base para una buena formación de tus hijos y ayuden en una buena crianza. Para ser buenos padres, hay que saber cómo amar y educar.