Santa Casilda de Toledo nació en la religión musulmana, ayudó con compasión a los cristianos presos. Se hizo cristiana y vivió como ermitaña penitente
Santa Casilda de Toledo: Abogada de los Cristianos Encarcelados.
Santa Casilda de Toledo, o Santa Casilda, fue una joven musulmana, hija del gobernador de Toledo, que, siendo la capital religiosa de España, los árabes la conquistaron en el año 711, y permaneció en manos musulmanas hasta 1085. Destacó por su generosidad, y sobre todo porque siempre estaba dispuesta a ayudar a los prisioneros cristianos. Sospechando de su gentileza con los cristianos, la vigilan de cerca. Un día, mientras llevaba el pan a los moribundos cristianos; fue sorprendida por los musulmanes, y cuando le exigieron ver lo que llevaba en la bolsa, ella deja caer todo y de inmediato los panes se transforman en rosas. Se hizo cristiana y se hizo bautizar en lo secreto, abandonando de inmediato su noble vida y elidiendo tener una vida de anacoreta. Se retiró a una ermita y allí permaneció hasta su muerte
Fiesta: 9 de abril.
Martirologio romano: En San Vicente, cerca de Briviesca, en la región de Castilla, en España, santa Casilda, virgen, que, nacida en la religión musulmana, ayudó con gran misericordia a los cristianos encarcelados y que luego, después de abrazar la fe cristiana, se fue a vivir como ermitaña.
Biografía de Santa Casilda de Toledo.
En el cerro que domina el valle, en el santuario actual, descansan desde el 1750 las reliquias de Santa Casilda, -"la virgen mora que vino de Toledo", muy venerada en Burgos-, en la urna, obra de Diego de Siloé, rematada por su propia imagen yacente. El lugar ha sido centro de peregrinación durante siglos y no deja de frecuentarlo la piedad de nuestros contemporáneos.
En torno a Santa Casilda de Toledo todo lo que encontramos es incierto, confuso y contradictorio. Pero su figura tiene el encanto de la sencillez y el sabor de lo heroico en el amor. Cautivó al pueblo cristiano medieval y le animó a la fidelidad. Su propio nombre -casida en árabe significa cantar- es como un verso con alas de canción.
Ni siquiera se conoce con exactitud el nombre de su padre, rey moro de Toledo, al que se nombra como Almacrin o Almamún. Sobre su condición, unos lo describen como un sanguinario perseguidor de los cristianos, mientras que otros lo presentan como apacible y bondadoso.
La princesita mora tiene un natural abundante en clemencia y ternura. Rodeada de todo tipo de comodidades y atenciones en la fastuosidad de la corte, no soporta la aflicción de los desafortunados que están en las mazmorras. Siente una especial piedad con los cautivos pobres y los intenta consolar llevándoles viandas en el hondón de su falda.
Un día, cuando Santa Casilda de Toledo realizaba esta labor misericordiosa, fue sorprendida por su padre que le preguntó por lo que transportaba, contestando ella que "rosas" y ¡rosas aparecieron al extender la falda!
Quizá fueron los mismos cautivos cristianos quienes, viendo lo recto de su conducta, le hablaron de Cristo; posiblemente correspondieron a sus múltiples delicadezas y dádivas de la mejor manera que podían, instruyéndola en la fe cristiana.
Pero, aunque en su corazón era ya de Cristo, Santa Casilda de Toledo se preguntaba ¿cómo podría recibir ella el Bautismo con los lazos tan fuertes del Islam que la rodeaban?
Decisión a la santidad de Santa Casilda de Toledo.
A Santa Casilda de Toledo le comienza una grave dolencia. El flujo de sangre aumenta y la ciencia médica de palacio es incapaz de curarla.
El Cielo le revela que encontrará remedio en las aguas milagrosas de San Vicente, allá por la Castilla cristiana. Almamún prepara el viaje de su hija con comitiva real.
En Burgos recibe Casilda el Bautismo y marcha luego a los lagos de San Vicente, junto al Buezo, cerca de Briviesca. Recuperada la salud, según se le dijo, decide consagrar a Cristo la virginidad de su cuerpo milagrosamente curado y resuelve pasar el resto de sus días en la soledad, dedicada a la oración y a la penitencia.
Muerte.
Santa Casilda de Toledo, murió de muy avanzada edad, siendo sepultada en la misma ermita que ella mandó construir. Pronto se convirtió en lugar de peregrinación.
Cuentan que los caminantes sintieron desde entonces su especial protección y las mujeres la invocan contra el flujo de sangre, y hasta dicen que basta que una mujer pruebe las aguas y eche una piedra al lago para tener asegurada la descendencia.
Se juntan la historia, la imaginación del pueblo sencillo y la bruma del misterio en torno a Santa Casilda de Toledo. Resta aprender la lección del ejemplo. El amor a Cristo hace posible el trueque del regalo propio de la corte morisca por la aspereza de una vida austera y penitente.
Oración a Santa Casilda de Toledo.
Humilde Santa Casilda de Toledo, ruega por nosotros para que encontremos la paz en nuestros corazones, ayudando a todos los hijos de Dios sin importar su cultura, religión o estatus. Amén.
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