Cualquier definición real del amor debe comenzar a los pies de la Cruz. La muerte de nuestro Señor en la Cruz es la demostración del amor en su forma más radical
Oración para entregar los dolores y angustias a los pies de la cruz.
Jesús, el Hijo de Dios, nos habla del amor, pero también de los mandamientos. Esto, confunde un poco al hombre moderno, porque él considera que se debe ser libre para amar, pero también libre de estructuras o directivas. Pero si hay algo que necesita el hombre para tener una buena dirección, es conocer lo que es realmente el amor, conocer cómo morir a uno mismo y vivir para los demás, entregando el sufrimiento a Dios, entregando nuestros dolores.
"Este es mi mandamiento: Ámense unos a otros como Yo los he amado", fue lo que dijo Jesús a sus discípulos, mientras se preparaba para demostrar su amor en el altar de la Cruz. "Nadie tiene mayor amor que este, el que da la vida por sus amigos", diría también.
Este es el amor auténtico. No se basa en la emoción o sentimiento, ni se preocupa con la mera apariencia. La muerte de Jesús en la Cruz, escribió Benedicto XVI, "es el amor en su forma más radical". Muestra al mundo que "Dios es amor" (1 Jn 4, 8). Cualquier definición real del amor debe comenzar a los pies de la Cruz...
A continuación te regalamos una oración del Padre Guillermo Serra, L.C. que publicó originalmente en su fanpage, y puede ayudarte a entender este misterio de amor de Dios y entregarle todas tus angustias y dolores.
Oración para entregar preocupaciones y angustias al pie de la cruz
En Ti, Señor Jesús, está mi victoria y mi alegría, Cruz amada de mi redentor. Contemplarte es dejarme traspasar por mis propios dolores.
Permíteme, Cristo mío, tomar mi cruz con paciencia y abrazarme fuertemente a la tuya cuál justificación de amor brota de ella. Enséñame aceptarla con sosiego y clavar como dardos de amor en ella mi mirada.
Por el poder de tu Santa Cruz libérame de la opresión de los pecados y de los vicios; desata las pesadas cadenas que me esclavizan en la tristeza. Libérame de la desesperanza, la falta de ganas de vivir, de las quejas que llenan mi boca y los reclamos constantes a la vida, por no poder ser feliz.
Por el poder de tu Santa Cruz arroja lejos toda mala intención y pensamiento que no te agrade. A sus pies dejo mi pasado, mi presente y mi futuro, mi historia y aquellos errores y culpas que tanto me pesan. Bajo su sombra dejo a mi familia, a quienes amo, a quienes sufren y padecen dolores y enfermedades.
Que a partir de hoy, Señor Dios, tu Cruz, no me sea indiferente, más bien sea, mi más hermoso grito de Amor. Que a sus pies pasen mis días, como mi Santísima Madre que a sus pies forjó una nueva historia de amor y entrega. Dame valor y valentía de aferrarme a Ella y amarla como mi mejor escalera y puente para ascender al Cielo. Amén.