Al reconocer y reparar el pecado mortal nos reconecta a Dios. El Pecado Moral es grave. Oración de sanación de heridas del pecado mortal
El pecado mortal, cruel enemigo que nos lleva por caminos de despesereación. Oración de liberación del pecado mortal, pecados graves que dañan nuestra relación con Dios.
En este andar por el camino estrecho, somos muchos los que en algún momento de nuestra vida, hemos tocado fondo con algún pecado mortal, porque hemos sucumbido ante una tentación indeseable y nos hemos sentidos como sin fuerzas para proseguir, pues nos invade un sentimiento de culpa tgigantesco que no nos permite tomar decisiones firmes y sentimos nublada nuestra visión espiritual.
Hay pecados graves que al reconocerlos y caer en cuenta del tamaño de su error e intentar repararlos, pueden reestablecer nuestra relación con Dios de una mejor manera.
7 formas de liberación de heridas cuando caes en pecado mortal. Oración de liberación
Dios es más fuerte que el pecado mortal y sobre todo es mucho más grande que cualquiera de nuestros pecados graves
Ante las situaciones de pecado, te dejo a continuación, 7 formas de liberación que te pueden hacer tener una clara visión para asumir esos pecados mortales desde la óptica de la fe y la esperanza, para entonces derrotarlos con la ayuda de Dios.
1. Mantener la calma
Jesús, en el pasaje de la mujer adúltera, en el momento en que los fariseos la están juzgando, sólo se agacha y escribe en la arena, eso es símbolo de que el pecado mortal también puede borrarse fácilmente si uno se presenta con humildad y arrepentimiento.
Por muy difícil que parezca, hay que mantener la calma, si es posible encontrar un espacio de silencio para interiorizar cuál fue el error que cometiste y por qué fuiste doblegado.
La calma y el silencio pueden ser tus mejores aliados en estos momentos de angustia y desperación que quieren oscurecer tus pensamientos.
2. Examen de conciencia
"El que esté libre de pecados, que arroje la primera piedra" Juan 8,7
Las anteriores fueron las palabras de Jesús contra los fariseos que deseaban la ejecución de la mujer adúltera.
Esto es un llamado a la reflexión, a realizar un exámen de conciencia, a conocer interiormente de qué estamos hechos, cuáles son nuestras debilidades, cómo podemos reforzar nuestras débiles actitudes y ver con objetividad y paciencia cada una de las cosas que inciden directamente en que tomemos esa actitud reprobable de la cual queremos deshacernos.
3. El reconocimiento.
Al pecado mortal hay que tratarlo como lo que es: como una falta grave al amor de Dios.
Si queremos vencer nuestros pecados y salir victorioso de todas esas tentaciones que se nos presenten, debemos reconocer la verdad de nuestros pecados, sin excusas ni justificaciones:
"Señor, pequé por mi debilidad, en algunas ocasiones me salgo de control y cometo pecado..."
No podemos reconocer nuestros errores si hablamos de esta forma:
"Si el asunto no hubiese sido así, yo no habría...
"la culpa es del otro que me provocó y por eso actué..."
Recordemos aquellas eternas palabras del publicado pecador arrepentido:
"¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!" Lucas 18,13b
4. Aprender a mirar con los ojos de Dios
Muchas veces, cuando cometemos un pecado grave, nos juzgamos tan duramente nosotros que nos olvidamos que Dios tiene otra visión distinta a la nuestra. Pensamos que Dios lo ha visto como lo vemos nosotros.
En realidad, somos nosotros los que necesitamos de sanación oftalmológica y emocional. Debemos quitarnos esas cataratas espirituales que impiden que veamos al pecado como lo que realmente es: enseñanza, peldaños, crecimiento, perdón y reconciliación.
No podemos dejarnos guiar por nuestros limitados sentidos humanos, hay que mirar las cosas a través de los ojos de Dios, y nada podrá enseñarnos más esto que Su misma Palabra:
"El Señor es bondadoso con todos, a todas sus obras alcanza su ternura. Salmo 145,8-9
5. Dios siempre ofrece su perdón
Tenemos que entender que la misericordia de Dios va más allá de nuestro entendimiento.
El perdón de Dios soluciona todos los males si vamos con un espíritu humilde y arrepentido. Dios siempre ofrece su perdón a un corazón humillado.
El Señor no reprocha, no señala, no condena, solo te perdona y te invita a renovar tu vida por el camino de Bien. Por muy grande que sea tu pecado, tanto más grande será el perdón de Dios. No olvides esto, no hay pecado mortal que no pueda ser perdonado por Dios.
6. Llamado a la conversión
En muchas ocasiones, luego que Jesús perdonaba a los suyos, los invitaba a no pecar más. Es el llamado a la conversión, a renovar el espíritu y cambiar de dirección.
Jesús no podrán frenos a tu vida, por el contrario te liberará de tus cargas encaminándote por sendas llenas de gozo y prosperidad.
Ese NO VUELVAS A PECAR de Jesús, también es una llamado a la responsabilidad, un llamado a tu conciencia para que no sigas atentando contra el amor del Padre, que tanto nos ama y quiere lo mejor para nosotros.
7. Un nuevo futuro te espera
El perdón de Dios nos abre nuevos caminos a un futuro más firme y más seguro. Jesús nos envía a construir nuevas esperanzas con la ayuda de su gracia ya reestablecida.
Jesús nos libera del pecado mortal, nos libera de pasado que nos ata al dolor y la frustración, nos impulsa a vivir nuestra vida en santidad, porque Él quiere que todos seamos santos.
Oración de sanación y liberación del pecado mortal
Antes de que comencemos con esta oración de sanación y liberación de las heridas producidas por el pecado mortal, quiero enfatizarte que esto no es una fórmula mágica y que lo primero que debes hacer es ir con un corazón humillado y te presentes al Sacramento de la reconciliación, pues como el mismo catecismo lo afirma, este sacramento de la confesión es un sacramento de sanación (Lea Catecismo n° 1421)
En una oportunidad de sus experiencias místicas, San Bernardo le preguntó a Nuestro Señor cuál era Su mayor sufrimiento y Jesús le respondió:
"Tenía una llaga profunda en el hombro sobre el cual cargue mi pesada cruz; esa llaga era la mas dolorosa de todas. Los hombres no la conocen. Honra esta herida con devoción y te concederé todo lo que pidas a través de su virtud y mérito. Y con respecto a todos aquellos que venerarán esta Herida, les remitiré todos sus pecados veniales y ya no recordaré sus pecados mortales".
Esta revelación y promesa de nuestro Señor Jesucristo es otra prueba de su misericordia es infinita. Te invito a decir estas oraciones diariamente y a promulgar esta oración de sanación y liberación de manera continua, para que otros puedan compartir esta bendición.
Oración a las llagas del hombro de Jesús
Oh amado Jesús, manso Cordero de Dios, a pesaro de que soy un pecador miserable, saludo y adoro la Herida más Sagrada de Tu Hombro sobre la cual llevaste tu pesada Cruz, que desgarró tu carne y desnudó tus Huesos para infligirte una angustia. mayor que cualquier otra herida de tu Santísimo Cuerpo y de la cual vuestra Madre Dolorosa tanto se compadeció.
Te adoro, oh Jesús, y me compadezco de Ti y desde el fondo de mi corazón te alabo y glorifico y te doy gracias por esta herida más sagrada y dolorosa en la que quisiste cargar tu cruz por mi salvación
Por esos sufrimientos que padeciste y por la carga aplastante de tu pesada cruz, te suplico con mucha humildad que seas misericordioso conmigo, una pobre criatura pecadora, perdona todos mis pecados condúceme hacia el Cielo por el camino de Tu Cruz. Amén.
Se rezan siete Ave María y se agrega al final de cada una la siguiente frase:
"Madre santísima imprime en mi corazón las llagas de Jesucristo crucificado".
Amén.
Se concede una Indulgencia de 300 días a todos los que con un corazón contrito, reciten esta oración en honor a la herida en el hombro de Nuestro Señor, las 7 Ave María con la frase final agregada
Una sugerencia final personal, luego de recitar esta oración, reza además la Coronilla de la Divina Misericordia, puedes encontrarla aquí sino sabes como rezarla:
Cómo rezar la Coronilla de la Divina Misericordia
"Deseo confianza de mis criaturas. Alienta a las almas a depositar una gran confianza en mi insondable misericordia. Que el alma débil y pecadora no tenga miedo de acercarse a Mí, porque incluso si tuviera más pecados que los granos de arena del mundo, todo se ahogaría en las profundidades inconmensurables de Mi misericordia" (Jesús a Santa Faustina Kowalska)